La pérdida de mamá acercó a dos hermanas

De acuerdo con información del Departamento de Salud, el cáncer de seno es el cáncer más común entre las latinas, a pesar de que ese grupo tiene una baja incidencia comprado con las mujeres blancas. Las mujeres latinas son diagnosticadas más tardíamente, precisamente cuando el cáncer es más avanzado y es más difícil de curar.

Mi hermana mayor, mi mamá y yo. Foto cortesía de Priscilla Díaz / El Nuevo Sol.

Mi hermana mayor, mi mamá y yo. Foto cortesía de Priscilla Díaz / El Nuevo Sol.

Por PRISCILLA DÍAZ
EL NUEVO SOL

Ser la hermana menor tiene sus buenos y malos momentos. Ser la hermana menor de 7 es un poco más difícil. Creciendo, me acuerdo que mi hermana, la que viene antes de mí, siempre me despreciaba o me decía cosas para hacerme sentir mal. Por un buen tiempo, creí que nunca podría tener una relación civilizada con ella porque para todo me hacía de menos.

Entiendo que ser la hija menor por cinco años, y luego tener tu atención robada por una nueva persona no es lo más divertido, pero nunca pude entender por qué me tenía tanto odio. Obvio, conocí la razón por la que me odiaba, pero no lo entendía. Unos años después, ella entró en sus años de adolescencia y yo apenas empecé la escuela. Por mucho tiempo, ella no tomó las mejores decisiones, pero aun así yo quería estar junto a ella. Quería saber lo que era ser más grande, lo que significaban cosas que no conocía yo, pero a lo mejor ella sí, pero nunca pude establecer ninguna amistad con ella.

Muy temprano en nuestra vida, nos enteramos que nuestra madre estaba muy enferma de un cáncer de seno que había progresado y avanzado a varios otros órganos de mi mamá. Cuando la familia se enteró de la enfermedad de mi madre, ya era muy tarde para buscar soluciones en varias opciones de tratamiento por que el cáncer ya había progresado muy rápido e intenso. Por dos o más años tuvimos que vivir con constante dificultad y tristeza. La relación entre mi hermana y yo siguió igual, si no peor. A veces, sentía como que si se apartaba más de mí con cada día que pasaba. Quería saber lo que estaba pasando por su cabeza para saber si a lo mejor yo sentía lo mismo, pero por más que lo intentaba, ella no quería hablar.

La enfermedad de mi madre nos tomó por sorpresa y de repente, cuando el tiempo llegó para que ella empezara su tratamiento, nosotros tuvimos dificultad acostumbrándonos a la idea de poder tratar a mi mamá médicamente. Desde que mi mamá empezó su tratamiento, toda la atención y energía fue enfocada en la curación del cáncer de seno y la buena salud de mi mamá. La importancia y la salud de los demás se volvieron secundarios. Durante este tiempo, fue cuando mi hermana se involucró en pandillas y se distancio de la familia, y mucho más de mí.

En los últimos años, antes de que falleciera mi mamá, mi hermana ni si quiera me dirigía la palabra y yo me volví la villana del cuento para todo. En nuestras discusiones salían palabras de su boca que me destrozaban y usaba mucho la excusa de la enfermedad de mi mamá en contra mía.

Yo y mi hermana. Foto cortesía de Priscilla Díaz / El Nuevo Sol.

Yo y mi hermana. Foto cortesía de Priscilla Díaz / El Nuevo Sol.

Meses antes de que muriera mi madre, hicimos un viaje de familia para visitar la basílica de Guadalupe, el último deseo de mamá. Después de eso, fuimos a Cancún, donde por primera vez, vi a mi hermana sonreír. Durante el tiempo que estuvimos fuera de Estados Unidos, mi hermana finalmente me empezó a hablar y en eso me dijo que me quería. Cuando regresamos a San Diego, no duramos mucho hasta que falleció mi madre. Meses después, nos enteramos que mi hermana estaba embarazada.

No sé si fue la muerte de mi madre lo que nos trajo cerca, o si a lo mejor fue algo en el viaje que cambió a mi hermana, pero al enterarnos de su embarazo, me propuso ser la que cortara el cordón umbilical de su bebé.

De acuerdo con información del Departamento de Salud, el cáncer de seno es el cáncer más común entre las latinas, a pesar de que ese grupo tiene una baja incidencia comprado con las mujeres blancas. Las mujeres latinas son diagnosticadas más tardíamente, precisamente cuando el cáncer es más avanzado y es más difícil de curar.

Para más información y ayuda entendiendo cáncer de mama visite la página en español de BrestCancer.org ó llame al 1-800-227-2345.

Si usted no tiene seguro médico, puede llamar a cualquier oficina de Planned Parenthood cercana, y ellos le pueden informar sobre centros en su área para hacerse las pruebas de mamografía. Para más información sobre los exámenes de pecho o mamografías visite la página de web en español.

Para encontrar un centro de salud cercano y hacer una cita, visite la página web en español de los centros de salud de Planned Parenthood.


Tags:  cáncer de seno latinas Priscilla Díaz Salud

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Priscilla Díaz
Mi nombre es Priscilla Diaz y nací en San Diego. Me interesa escribir sobre mujeres, política, temas de justicia social y derechos humanos. He tenido la oportunidad de visitar los monumentos que marcaron en algún momento la vida de Martin Luther King, hijo, y el año pasado finalmente pude visitar el Motel Lorraine, en donde fue asesinado.




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