Mi problema con el peso

El porcentaje de niñas que tienen algún desorden alimenticio es 3.8 por ciento, el cual es más del doble del porcentaje de varones adolescentes con ese desorden: 1.5 por ciento.

Por BEVERLY VALENZUELA
EL NUEVO SOL

Desde mi niñez, yo siempre tuve problemas de autoestima por el número que veía en la pesa o el cuerpo que veía en el espejo. A cada rato, yo me comparaba a niñas de mi escuela o me comparaba a mi hermana gemela, que era la más flaca de las dos. Desde chiquita, yo me di cuenta de que la sociedad había puesto unas normas para la belleza. Yo miraba muchas novelas y me daba cuenta de que todas las actrices eran delgadas y nunca se veía una actriz gorda protagonizando una novela. En la primaria, todas mis amigas eran pequeñas en altura y delgadas y yo estaba un poco más llena que ellas.

Llegando a la secundaria, mi cuerpo estaba desarrollándose y soñaba con ser más delgada. Crecí en una familia latina y mi mamá no tenía miedo de decirme que estaba “gordita” y que debería bajar de peso. Ella no me lo decía de mala manera ni para lastimar mis sentimientos, pero por razones de salud. Por ello, a los 13 años yo comencé a comer menos cada día y me acuerdo una vez intenté hacerme vomitar. Cuando le dije esto a mi amiga, ella me había dicho de algo que se llamaba bulimia nervosa.

Bulimia nervosa es un trastorno emocional que implica la distorsión de la imagen y un deseo obsesivo de perder peso. Los medios para lograr esto es por vómitos, purgas o ayuno auto-inducidos. Cuando aprendí sobre eso, me dio mucho miedo porque supe que eso no era saludable para mi cuerpo. Decidí comenzar una dieta saludable donde no me estaba lastimando a mí misma. Comencé a comer opciones mucho más saludables y bajé de peso.

Desafortunadamente, el año que entré a la universidad aquí en la Universidad del Estado de California En Northridge, subí 15 libras, lo que le dicen el “freshmen 15.” Los “freshmen 15” son quince libras que un estudiante de primero año sube entrando a la universidad por el estrés, comiendo comida rápida, y por tener nuevos hábitos alimenticios. Entrando a mi segundo año, yo pesaba 175 libras, cuando solo había pesado 150 mí primer año. Yo sabía que esto no era saludable para mi cuerpo y otra vez comencé a comer menos y menos.

Estoy en mi último año en la universidad y he bajado 30 libras. Ahorita peso 143 libras pero sigo teniendo problemas de autoestima por mi cuerpo. Aunque esto es algo con lo que lucho, trato de recordarme que la belleza de afuera no es la que importa, sino la de adentro. Mi experiencia es relevante y se trata de intereses sociales porque muchas niñas de muy jóvenes luchan con problemas de autoestima por su cuerpo. El Instituto Nacional de Salud Mental hizo un diagnóstico sobre desordenes alimenticios de adolescentes entre 13 y 18 años. El porcentaje de niñas que tienen algún desorden alimenticio es 3.8 por ciento, el cual es más del doble del porcentaje de varones adolescentes con ese desorden: 1.5 por ciento.

Muchas jóvenes tal vez no van hasta al extremo para perder peso, pero sí existen. Si conoces a alguien que esté en esta situación, en esta página web de la Clínica Mayo uno puede leer sobre los síntomas y los riesgos involucrados con esta enfermedad. Nosotras pensamos que tenemos que ser delgadas o vernos de alguna manera para calificar como bonita y vamos hasta los extremos para alcanzar una imagen de belleza. Los jóvenes deberían saber de los riesgos que corren al estar en la situación en la cual yo estuve hace años.


Tags:  Beverly Valenzuela bulimia desórdenes alimenticios Salud

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