De acuerdo con estadísticas del censo, 23 por ciento de los hijos menores de 18 años viven solamente con la madre.
Por BRENDA SALDAÑA
EL NUEVO SOL
Las discusiones y los desplantes se habían vuelto algo insoportable para mi hermana y para mí. Mi mamá y mi papá sufrían y aunque yo no entendía exactamente qué pasaba me afligía verlos así. A veces comíamos en silencio, otras preferíamos terminar de comer pronto para irnos a jugar al cuarto. Después de un año, la situación se había vuelto incomoda para mis padres y decidieron que era tiempo de cómo decimos en México, “cada quien por su lado.”
Yo tengo cuatro hermanas y todas somos de alrededor de la misma edad. La mayor ahora tiene 31 años, le sigue una de 30 y una de 29, desde luego sigo yo de 24 y mi hermana menor de 23. Nuestra infancia fue muy divertida y algo chistosa, pero como es de imaginarse un poco caótica en casa. Cuando yo tenía 15 años, surgió una fuerte discusión entres mis padres que nunca imaginé podría ocurrir en mi familia. Ese día fueron insultos, y malas palabras lo que invadía las paredes de nuestro aquel entonces apartamento. Mis hermanas mayores ya no eran el consuelo para mi hermana y para mí, pues ya solamente quedábamos nosotras dos con mis padres. ¿Cómo se puede entender que ya no vas a tener a tus padres juntos?
En este entonces, el divorcio no era algo que se escuchaba con frecuencia en la familia. Mí familia era un tanto chismosa y al enterarse que mis padres se habían separado no iba a ser algo que mi madre y mi padre se sentirían orgullosos de contar. No es para nada común que los padres ser divorcien en mi tipo de cultura, bueno al menos en la gente mayor. Los tiempos han cambiado y quizás eso no sea algo muy cierto en estos tiempos. Definitivamente las fiestas en familia nunca serian las mismas para ambos. De acuerdo con estadísticas del censo, 23 por ciento de los hijos menores de 18 años viven solamente con la madre.
A mí me asustaba pensar en que tenía que dejar a uno de mis padres. Mi primera gran decisión fue a los 16 años, cuando mi papá me dijo que tenía que escoger con quien vivir, si con mi mamá o con él. El proceso de entender que ya no había vuelta atrás y que simplemente no viviríamos juntos jamás te frustra y de cierta manera te deprime. La rutina que teníamos como familia iba a cambiar si escogía irme con uno o otro.
Inesperadamente, una transición ocurre en cuanto escogí quedarme con mi mamá. Las fechas de mi graduación de la preparatoria estaban a la vuelta de la esquina y con eso los gastos que se tenían que hacer en torno a este evento. Varias de mis amigas ya hablaban de cómo le dirían a sus padres y eso me hacía sentir muy triste. Por las noches, me llegaban mil recuerdos de cuando estábamos juntos como familia, a veces me preguntaba si mi papá nos extrañaba.
Al pasar el tiempo, me volví muy dura conmigo misma y pensé que era justo asumir el papel de hermana mayor aunque no fuera realmente así. Un día, le dije a mi mamá que lo mejor sería ponerme a trabajar para ayudarle por lo menos a que yo no fuera una carga más para ella. Se escucha feo, porque casi estoy segura que para nada era lo que mi mamá sentía. Me di cuenta que me había vuelto fría e insensible a los sentimientos de las personas.
A los 17 años, casi 18 ya estaba trabajando en una de mis tiendas favoritas de ropa. El tiempo pasa, los tragos amargos se vuelven agridulces porque empiezas a ver el sol al otro lado del túnel y creces con los años. Ahora, ya tengo 24 años y sigo viviendo con mi mamá y estoy en paz con ella. No puedo negar que un divorcio entre los padres es difícil pero uno decide que hacer con el dolor y el sufrimiento. Yo decidí que fuera un aprendizaje de vida que tarde o temprano pueden pasar.
Recursos:
Los niños son prioridad cuando la familia cambia (California)
https://kidshealth.org/es/teens/divorce-esp.html
https://eresmama.com/ayudar-tus-hijos-lidiar-divorcio-7-pasos/
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