Por MÓNICA PALOMAR
EL NUEVO SOL
Es difícil llegar a un país en donde no conoces completamente nada. No sabes cómo trabaja el gobierno, no sabes la cultura e, incluso, no sabes ni siquiera la lengua. Es difícil llegar a una tienda y no poder diferenciar si alguien habla el mismo idioma que tú.
Llegué a Estados Unidos cuando tenía doce años, estaba asustada porque no sabía cómo mi vida iba a ser desde ese día en adelante. Mis papás me decían que mi vida iba a mejorar, pero no sabía en qué mi vida tenía que mejorar. En México, nosotros teníamos una casa, no pasábamos hambres, mi papá trabajaba bien, mi mamá no tenía que trabajar, iba a escuelas de paga, mis hermanos y yo teníamos todo, no nos faltaba nada. No sabía cómo mi vida iba a mejorar si ya estaba estable. Pero bueno, estaba muy chica como para saber las razones por las cuales mis papás decidieron mudarse al extranjero.
Entré al último año de la escuela secundaria; que era el octavo grado. No mentiré al decir que fue fácil para mi acoplarme al nuevo sistema de educación, porque no lo fue. Entrar a un salón donde escuchas murmullos en otro idioma, donde no sabes si sentarte en la fila de enfrente o en la fila de atrás, donde te puedas esconder de todo y de todos.
Entré a mi primera clase de ciencias sociales, no sabía qué hacer, y ni como preguntarle a mi profesora porque ella no hablaba español. Sólo me fui a sentar al primer pupitre que vi. Empezó la clase, y la maestra solo hablaba y hablaba. No sabía lo que ella estaba diciendo y yo solo veía alrededor de salón. La maestra se dio cuenta de que no le estaba poniendo atención, se paró en frente de mí y empezó a hacerme preguntas. Yo no le contestaba puesto que no sabía lo que me estaba preguntando, y como pude, le dije: “Me, no English”.
A veces pienso que debí haberme quedado callada y no haber dicho nada. Porque al momento que esas palabras salieron de mi boca, todos en el salón se echaron a reír. Fue el momento más vergonzoso de mi vida. Nunca pensé que iba a pasar por una burla tan grande como esa que pasé en mi primer día de clases en Estados Unidos. Desde ese día, me dije a mí misma que ya no iba a pasar por una burla como esa. Me dije a mí misma que iba a aprender inglés lo más pronto posible. Iba a estudiar, me iba a graduar e iba ir a la escuela preparatoria ya sabiendo inglés.
Sé que no soy la única que se ha mudado de su país natal y que ha llegado a este país sin saber el idioma. De hecho, uno de cada cinco estudiantes (22.2 por ciento) de escuelas públicas en California en 2015 estaban aprendiendo el inglés como segunda lengua, según datos del Departamento de Educación del estado.
Sí, es difícil superar que ya no estás en tu país natal, es difícil superar todos los obstáculos que se te presentan, es difícil ignorar todas las burlas que te hacen por ser una minoría. Pero, aunque es difícil, no es imposible. Se puede salir adelante, y todas esas burlas y obstáculos, lo único que hacen es darte fuerza para salir adelante.
El Departamento de Educación de California tiene algunos recursos para padres de niños y jóvenes que están aprendiendo el inglés como segunda lengua.
Tags: California ELL English-Language Learners Mónica Palomar