Planting Justice, un proyecto de cultivos solidarios que se enfoca en dar acceso a comida nutritiva y a la construcción de huertos comunitarios, promueve la mejor alimentación en Oakland

Estudiantes aprenden alternativas de plantaciones. Foto: Marina Sandoval / El Nuevo Sol

Por MARLENE SALINAS
EL NUEVO SOL

El sonido penetrante de la campana alerta a los estudiantes de los pasillos de la academia de Mandela que todos ellos deben de estar en la clase de su sexto período. Pero para un grupo de estudiantes este sonido de la campana está asociado con la jardinería.

Los alumnos de la clase de la maestra Zimmerman, Arte P2, salen de su salón para ir hacia una zona abandonada del centro educativo. A medida que se acercan, se descubren las cercas hechas de hierro y de concreto que rodean los retoños de árboles frutales y trozos largos de jardín llenos de vegetación. Los estudiantes entran de uno de los lados del pequeño huerto y empiezan a colocar los diferentes utensilios de jardinería. El sonido de las magueras de agua, las palas y las escobas que se confunden con el zumbido de los carros que pasan al lado. Es un recordatorio de que éste es un huerto comunitario ubicado en medio de la ciudad de Oakland en el este en California.

Marisol Roque, estudiante de último año en la Academia de Mandela comenta que la comida producida en el huerto es diferente de todo lo demás que ella ha probado antes. “Los repollos acá en el huerto tienen mucho más jugo. Es como que si estuviera comiendo una fruta.” Su experiencia con la comida orgánica fue un cambio drástico. Era muy distinto de lo que ella estaba acostumbrada a comer. En su relato recuerda que seguía una dieta basada en carnes grasosas y comida aceitosa. Ahora ha sabido reemplazarla por frutas frescas y verduras: dos componentes claves para una vida más sana.

La realidad es que estas opciones de comida son menos accesibles para las personas que viven en comunidades de bajos ingresos, como es el caso de estos estudiantes que viven en Oakland Este. Según el Departamento de Agricultura,  más de un 80 por ciento de la población estadounidense vive en áreas metropolitanas urbanas. Eso quiere decir que 13.5 millones de personas viven en esas zonas con muy poco acceso a recursos de comida saludable. “Hay dos tiendas de abarrotes cerca de donde vivo. También hay un super mercado llamado ‘Mi Pueblo’ y otro llamado ‘Mi Tierra’ pero no hay nada fresco en estos lugares, ellos lo llaman fresco pero no es orgánico” comenta la pequeña Marisol.

Los intentos para frenar la falta de acceso a comida saludable en estas comunidades se han realizado a través de distintas formas. El huerto en la Academia Mandela es uno de esas iniciativas, que no hubiera sido posible sin la ayuda de Planting Justice, una organización sin fines de lucro que se enfoca en llevar acceso a comida nutritiva a las comunidades pobres y a la construcción de huertos comunitarios en zonas consideradas desiertos alimenticios.

Haleh Zandi, co-fundadora de Planting Justice dice que la colaboración con la Academia Mandela ha sido todo un éxito. “Los estudiantes quieren tener la clase toda la semana. La experiencia que ellos adquieren al construir ocho trozos de tierra productiva y el cultivo de 10 árboles frutales en la escuela les da fuerza para que tomen la iniciativa de llevar esos conocimientos fuera del salón de clase.”

Salvador Mateo es uno de los 20 alumnos de esta clase y dice que todo lo que ha aprendido durante el transcurso de este año le ha provisto de habilidades muy valiosas, habilidades que planea utilizar en su propio negocio. A través de la participación en este proyecto juvenil de 10 semanas, Mateo y su compañero de negocios Julio Madrigal fundaron el programa Enhancing Access to Gardens and Revolutionazing Urban Backyards (E.A.T.G.R.U.B.). Los dos participaron en el programa en donde tomaron cursos de mercadeo, negocios, y creación de relaciones. Mateo afirma que el negocio es una pieza clave para mejorar la comunidad. “La gente ahora puede venir al huerto o ir a sus propios jardines y ver dónde es que la comida está creciendo. Esto es algo que la gente de Oakland no tenía antes”, comenta.

La organización Planting Justice junto a otras organizaciones sin fines de lucro se ha propuesta el objetivo de cambiar las comunidades dentro y fuera de la bahía. “Nosotros inspiramos a las comunidades a cultivar su propia comida. Es simplemente incomprensible pensar que la industria agricultora de Estados Unidos utilice la tercera parte del consumo de petróleo de la nación entera, y es sobre todo utilizado en transporte. Necesitamos cultivar nuestra propia comida en áreas locales y seguras”, insiste Zandi.

Para Mates, E.A.T.G.R.U.B. es su boleto para dejar su huella en el mundo. Con un huerto a la vez y un diploma en diseño permacultural, espera que su negocio crezca el doble en tamaño y reconocimiento entre las comunidades se conviertan en miembros. “Si tu quieres un huerto, ya sabes a quien contactar”, enfatiza.

Para las historias similares: La importancia de comer fruta de temporada, sostenible vs. orgánicoJusticia alimentaria: sepa de dónde proviene su comida

 


Tags:  Jardines Comunitarios justicia alimentaria Latinos Marlene Salinas Niños Latinos Oakland Salud

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