Este diagnóstico me ha puesto en el camino indicado en vez de poner mi mundo de cabeza, como inicialmente lo pensé.
Por STEPHANIE VIANA HERNÁNDEZ
EL NUEVO SOL
Las prácticas de autocuidado son parte de una lista muy importante para nuestra salud emocional y física. Incluyen comer saludable, dormir bien, hacer ejercicio, convivir con seres queridos, manejar el estrés, pasar tiempo desarrollando intereses y practicar maneras seguras de tener relaciones sexuales de todo tipo con el uso de condones. Esta última es la razón de uno de los sustos más grandes de mi vida.
Un día acepté una segunda cita a un muchacho que había conocido por Bumble, una popular aplicación de citas, el día anterior. Quizás el orgullo de haber terminado un semestre tan pesado me llevó a tomar esta decisión y no medir los posibles peligros que se asomaban. Bajé mi guardia irresponsablemente. Tuvimos relaciones sin protección al confiar que él, al igual que yo, solíamos usar protección con otra parejas y realizarnos exámenes. Unos días después, comencé a experimentar síntomas inusuales: dolor al orinar y tocar el área genital a la hora de bañarme. El síntoma que me llevó a acudir atención médica fue la hinchazón de un ganglio linfático cerca de la pelvis.
La mañana del primer día del año, recuerdo despertarme con un agudo dolor a pesar de encontrarme en un lugar mejor ahora. Apenas en poco más de un mes, mi vida y mi cuerpo cambiaron para siempre.
Ese día desperté con una de las peores noticias de mi vida. Un resultado positivo a el él herpes simple tipo 1. El herpes simple tipo 1 comúnmente causa llagas bucales pero para mi desgracia, lo contraje genitalmente. Esto se debe que las personas no suelen protegerse a la hora de practicar el sexo oral y muchas veces no saben que las llagas que brotan son herpes. Erróneamente, las personas piensan que solo la variante genital es herpes. Según la Organización Mundial de la Salud, el 64% de la población mundial contrajo infección por el VHS-1, bucal o genital, en 2020. Se calcula que alrededor de 10% de las infecciones por el VHS-1 son genitales, esto es alrededor de 376 millones.
Al investigar, mi miedo aumentaba. A pesar de saber que es un virus relativamente benigno no solamente porque tantas personas lo portan, sino también porque no suele tener complicaciones en personas de buena salud. Igualmente, el primer brote suele ser el peor y conforme los años pasan, el virus no se hace más fuerte. A pesar de tener un Monte Everest de información, mis nervios se dispararon como si se tratara de una situación de vida o muerte. Ese día lloré mucho y mi cuerpo se sentía débil de tanto shock. Era la culminación de una experiencia igualmente de denigrante: agresión sexual.
Llegó la hora de contarle a mi mama y temí lo peor. Su decepción me mataría y sería peor que la infección en sí. Tener que contarle me aterrorizaba y sentía una vergüenza tan grande, que a lo mejor la culpa de haber matado a alguien habría sido más soportable. Me encontraba en la casa de mi mejor amigo Joel. Ella me llamó al ver que aún no había llegado a casa y después de haberle mandado un mensaje por WhatsApp donde le dije que no me estaba sintiendo bien. Sentí el corazón en la garganta. Contesté su llamada y después de algunos minutos de no querer decirle, lo logré. Sus palabras me siguen como si se tratara de un espíritu.
“¿Y por eso te estás muriendo?”
Puede ser que esto fue un poco invalidante, pero para mí significo mucho; que ella no pensaba que fuera un problema grande. Que yo seguía siendo su hija a pesar de mis sentimientos hacia mí misma. En ese momento ya no me sentía sola.
La prevalencia del VHS-1 es más alta en personas mexicoamericanas que en personas blancas no hispanas, según un estudio sobre el predominio del herpes en 2015-2016 del Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS, por sus siglas en inglés). El herpes genital pone a las personas portantes a un riesgo mayor de contraer el VIH, virus causante del sida.
En la actualidad, me encuentro en buen espíritu. Reconozco mis errores y la victimización a la cual fui sometida. Es imposible saber quién porta el virus a menos que se hagan un examen donde se toma una muestra de la llaga o ampolla. Muchas veces, los portantes infectan a otras personas sin saber y a veces sin síntomas. Este diagnóstico me ha puesto en el camino indicado, en vez de poner mi mundo de cabeza, como inicialmente lo pensé. Se que tener una vida sexual fuera de una relación establecida no es el problema, fue mi falta de cuidado: tomar el tiempo de conocer a alguien, pedirle que se realice exámenes, y por último usar condones cada vez sin excepción.
En el artículo de Clínic Barcelona, titulado “Ocho consejos para mejorar y cuidar tu vida sexual,” encontré el resumen de una vida sexual saludable: amor propio, comunicación con la pareja, dieta saludable, ejercicio, sexo seguro, atención médica correspondiente, y eliminación de tabúes para pedir la ayuda necesaria si la situación lo justifica.
En cuanto a la autoestima, he recuperado la confianza en mí y en mi cuerpo. Bastante de mi tortura interna en los días posteriores al diagnóstico fue que mi cuerpo no se sentía mío, como si alguien me lo hubiera robado. Simultáneamente, me culpaba y ese sentimiento de culpa se manifestaba a través de que mi propio cuerpo me había traicionado. Al contrario, me avisó que algo andaba mal. Desde el principio de mis síntomas mi cuerpo me dio a entender que no era nada normal. De no ser por estos síntomas, corría el riesgo de infectar a otras personas en el evento de tener relaciones sin protección. La culpa de la que hubiera sido más difícil librarme.
Si conoces a alguien que ha sido recientemente diagnosticado con herpes o si tú has sido diagnosticado, consulta las siguientes fuentes
En inglés:
https://newsinhealth.nih.gov/2018/06/herpes-can-happen-anyone
https://www.womenshealthmag.com/healthherpes-facts/
En español:
https://www.cdc.gov/herpes/es/about/acerca-del-herpes-genital.html
https://salud.nih.gov/recursos-de-salud/nih-noticias-de-salud/el-herpes-puede-sucederle-a-cualquiera
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