En este episodio de la serie Voces, Ashley nos cuenta cuando se aprendió el valor de la salud mental en la universidad. Producción y edición de Ashley Flores Preciado, Eduardo García y Beverly Valenzuela-Herrera.
Por ASHLEY FLORES PRECIADO, EDUARDO GARCÍA Y BEVERLY VALENZUELA-HERRERA
EL NUEVO SOL
Ashley Flores-Preciado: Bienvenidos a Radio Nepantla, un pódcast de El Nuevo Sol, el sitio multimedia del programa de periodismo en español de la Universidad del Estado de California Northridge. Mi Nombre es Ashley Flores-Preciado.
Eduardo García: Mi nombre es Eduardo García.
Beverly Valenzuela-Herrera: Y mi nombre es Beverly Valenzuela-Herrera. El nombre de nuestro pódcast nació de la palabra Nepantla, que viene del idioma náhuatl y significa “estar en medio”.
Ashley Flores-Preciado: Los indígenas de México usaban esta palabra para hablar de estar entre una cultura dominante y su cultura de origen. El movimiento chicano hizo de este espacio uno de resistencia cultural que trasciende dos culturas y muchas fronteras.
Beverly Valenzuela-Herrera: En esta serie titulada “Voces”, presentaremos historias personales de estudiantes universitarios y hablaremos de su importancia social. En este episodio, hablaremos de la historia de mi compañera Ashley.
Eduardo García: Ella sufrío de depresión durante su primer año en la universidad. Ashley, nos podrías contar un poco qué es la depresión?
Ashley Flores-Preciado: Sí, fue un momento muy difícil en mi vida. Nunca antes había sentido depresión, así que tener que pasar por eso cuando vivía sola en la universidad era difícil. Tengo origen hispano, la depresión no se habla realmente, así que todo era nuevo para mí.
Eduardo García: Ahora que entendemos un poco sobre la depresión, Beverly nos va a contar la historia de Ashley y cómo la depresión afectó su primer año en la universidad.
Beverly Valenzuela-Herrera: Para cada individuo, el viaje para llegar a la universidad variará en términos de rigor. Para aquellos de nosotros que somos la primera generación de nuestras familias en ir a la universidad, puede ser abrumador. Ya sea por el proceso de solicitud o simplemente por la idea de ir a la universidad en general, realmente estamos frente a lo desconocido.
Descubrí rápidamente que éste era el caso cuando solicité ingreso a la universidad en mi último año de preparatoria. Soy una estudiante universitaria de primera generación y aunque estoy extremadamente orgullosa de mí y de mi familia que me apoya, sentí que a menudo estaba pasando por un proceso de prueba y error. Ahora, en mi último año aquí en la Universidad del Estado de California en Northridge (CSUN), puedo reflexionar sobre mis luchas y cómo logré superarlas para obtener mi título, específicamente teniendo depresión.
Al comienzo de mi primer año en Northridge, tuve un profesor que compartió con la clase que la universidad sería difícil no solo como resultado del trabajo del curso, sino también porque nos encontraríamos en situaciones en donde nos veríamos obligados a reconocer nuestros propios demonios. No había reflexionado en ello hasta que vi que me estaba sucediendo.
Vengo de un ciudad pequeña donde todos saben tu nombre y quién eres. Cuando llegué a Northridge, sentí miedo y timidez, cualidades que no estaba acostumbrada a tener todos los días y todo el día. Descubrí que, junto con estas emociones, sentí una ola abrumadora de tristeza y falta de motivación.
Viniendo de una familia latina, la salud mental no es algo de lo que se habla con frecuencia y como resultado lo ignoré, negándome a buscar ayuda, pensando que simplemente desaparecería con el tiempo.
No podría haber estado más equivocada al asumir que algo tan grave como la depresión simplemente desaparecería si no se tratara adecuadamente. Según un estudio realizado por la American College Health Association, en 2011, el 30 por ciento de los estudiantes universitarios informaron sentirse “tan deprimidos que era difícil funcionar”. Yo estaba más preocupada por mi familia. Ellos pensaban que estaba feliz y tenía éxito en la escuela. Durante mi segundo año, fue cuando llegué a mi punto más bajo porque ahora no era solo mi salud física, sino también era mi salud mental y la triste realidad de que yo estaba empeorando. Como resultado de la negligencia de mi salud mental, estaba reprobando la mayoría de mis clases y me pusieron a prueba académica. Pasé de tener más de 3.5 de promedio durante mi primer año a reprobar clases y fue entonces cuando pude ver que necesitaba ayuda en todos los aspectos de mi vida antes de fallarle a mi familia y a mí misma.
Cuando llegué a esta conclusión, le dije a mi abuela. Ella me me apoyó y me hizo sentir cómoda para continuar y buscar una terapeuta que pudiera ayudarme. Encontré una terapeuta en CSUN y en el transcurso de unos meses comencé a no sentirme completamente curada, pero mejor de lo que alguna vez estuve. Continúo viendo a una terapeuta regularmente para sentir que mi depresión está siendo controlada. Ahora entiendo que no es algo de lo que deba sentir vergüenza porque estoy trabajando constantemente para mejorarla y también a mí misma. Si te encuentras luchando contra la depresión, te animo a buscar ayuda.
Ashley Flores-Preciado: La depresión es algo que puede afectar a cualquiera y a todos, es importante hablar más sobre este tema para ayudar a aquellos afectados que tal vez no puedan ayudarse a sí mismos. Si alguno de los oyentes se encuentra en esta situación te lo recomiendo mucho que te comuniques con los recursos ubicados en el campus de tu Universidad o te comuniques con líneas directas dedicadas a ayudar a aquellos que necesitan hablar sobre su depresión o ansiedad.
Ashley Flores-Preciado: Los invitamos a que escuchen el resto de la serie “Voces”, donde presentaremos historias personales de estudiantes universitarios y hablaremos de su importancia social.
Eduardo García: Escúchanos en tus plataformas favoritas como SoundCloud, Spotify y Apple Podcasts. Y busca el pódcast de El Nuevo Sol.
Beverly Valenzuela-Herrera: Esta fue una producción de «El Nuevo Sol» el sitio multimedia del programa de periodismo en español de la Universidad del Estado de California en Northridge.
Ashley Flores-Preciado: Producción y edición: Ashley Preciado, Eduardo García y Beverly Valenzuela.
Eduardo García: Voces de Ashley Preciado, Eduardo Garcia y Beverly Valenzuela. Música de Álex Bendaña.
Beverly Valenzuela-Herrera: Gracias por escuchar Radio Nepantla, la voz que traspasa fronteras.
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