Mi religión no me acepta, pero yo sí

Érika Palafox creció muy involucrada en la Iglesia Adventista del Séptimo Día hasta al día que decidió decirle a su mamá y sus amigos que ella era lesbiana.

Por CLO HIDALGO
EL NUEVO SOL

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Érika Palafox nació en Octubre 1992 en Los Ángeles, California de padres inmigrantes de Puebla, México. Ella es la mayor de cuatro hermanos (dos hermanos y una hermana). Ella cuenta que sus papás se conocieron en la primaria y siempre han sido muy unidos. La fe ha ayudado a sus padres mantener su relación todos estos años.

Palafox fue criada en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Unas cosas que ellos creen es que el día del descanso es el sábado y en la segunda llegada de Jesús.

“Creemos que Dios vino a la tierra, murió, se fue de vuelta al cielo y va a venir por una segunda vez. Nuestra religión no cree que la homosexualidad es normal. Es un pecado”, cuenta Palafox sobre la creencias de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Érika Palafox con su mamá en su cumpleaños de un año. Foto cortesía de Érika Palafox.

Desde niña, ella había sido muy religiosa. Su papá fue su primer maestro que le enseñó sobre la Biblia. Cualquier pregunta que ella tenía sobre Dios o la Biblia, ella sabía que podía contar en él. Palafox ha leído la Biblia tres veces en inglés y tres veces en español. Le gustaba participar en cosas religiosas así como ser “vicepresidente espiritual” en la secundaria y ser pastora de su clase y su escuela durante su tiempo en la preparatoria.

“Siempre estuve involucrada en la religión y nunca me dejé llevar por lo que sentía porque para mí no tenía sentido hacer eso”, describe Palafox de lo confundida que se sentía porque no entendía su orientación sexual. “Sentía culpa. Pero no lo vine comprendiendo sino hasta que fui a la universidad y comencé hablar con profesores de la misma religión que eran mis profesores de psicología que me dijeron que no se podía curar”.

De acuerdo con la organización Padres, Familiares y Amigos de Lesbianas y Gays (PFLAG), la homosexualidad no puede ser curada porque no es una enfermedad. Es una forma de ser, así como ser heterosexual.

Cuando sus profesores le dijeron que lo que sentía era normal fue cuando ella empezó a aceptar que era lesbiana. Dice que sintió alivio porque sabía lo que sentía era considerado normal y no como su religión le había hecho creer.

Antes de ese punto, cuando ella habló con sus profesores sobre la orientación sexual, Érika Palafox sentía enojo con Dios porque no entendía por qué Él decidió que ella fuera homosexual.

“Parte de mí”, recuerda cuando todavía cuestionaba su orientación sexual, “le decía a Dios: ‘yo que hice todo lo correcto desde el principio hasta el final, ¿cómo dejaste que yo sintiera estas cosas? ¿Por qué lo permitiste?’”.

Érika Palafox con su familia. Foto cortesía de Érika Palafox.

Una vez que aceptó la realidad, a Palafox todavía le faltaba decirle su secreto a su familia y amigos, pero más importantemente, quería decidir si todavía iba a ser parte de su religión, donde no la aceptaban.

“Lo más difícil fue separar la religión y la persona que soy yo y la persona que yo creo que es Dios”, dice. “Dejé el aspecto de la religión y la gente que es parte de esa religion y me enfoque más en el Dios que yo conocí, el Dios del que yo me enamoré. El Dios que yo conocí en la Biblia te ama, conoce todo sobre ti. Yo le dije que Él tenía que ver mi corazón”.

Las primeras personas a las que Palafox les dijo que era lesbiana fueron a sus amigas porque no se sentía preparada a contarle a sus padres. Con sus amigas sabía que no tenía nada que temer.

“Estábamos en una fiesta y me dijo que era lesbiana”, recuerda su amiga Rita Workman. “Yo le conteste okey. Desde esa noche, nuestra amistad no ha cambiado. Sigue igual”.

La relación entre su mamá y ella siempre ha sido muy abierta y habían podido hablar de cualquier cosa menos sobre su orientación sexual por razones religiosos. Hubo varias veces que Érika Palafox quiso decirle a su mamá que era lesbiana, pero se sentía sin confianza. Un día, durante el desayuno, le dijo a su mamá que le quería contar algo importante. Antes de decirle, ella se puso a llorar y su mamá se preocupó preguntándole qué le pasaba. Érika Palafox obtuvo la fuerza necesaria para decirle a su mamá que era lesbiana.

“Ella se puso a llorar”, cuenta Érika, “y se puso un poco no a la defensiva, pero me preguntó si estaba segura, que cómo fue que me di cuenta. Tenía muchas preguntas y con razón. Se las conteste una por una. Me dijo que ella nunca pensaba que uno de sus hijos iban a ser gay y que era una noticia muy dificil para ella, pero que no cambiaba nada entre nosotras. Ella me quería, pero que le diera tiempo para procesarlo porque ella creció en otro mundo”.

Ciudad de arcoíris en la Ciudad de México. Foto cortesía de Érika Palafox.

Érika Palafox le dio permiso a su mamá que le dijera a quien quisiera sobre su orientación sexual, pero su mamá no quería que nadie supiera el secreto de su hija. De acuerdo a Rosa Manríquez, activista de la comunidad LBGTQ y madre de dos hijas lesbianas, muchas veces los padres no quieren que otras personas sepan de la orientación sexual de sus hijos porque no quieren que otra gente los odie.

“Nadie conoce a mi hija así como yo” dice Manríquez refiriéndose a los padres de jóvenes LGBTQ. “Los padres queremos lo que pensamos es lo mejor para nuestros hijos. No queremos que los juzguen”.

Manríquez explica que una de las razones porque la religión, así como la Iglesia Adventista del Séptimo Día,  es tan estricta es porque sus creencias ya han estado establecidas por muchos años. Cambiar las creencias de estos tipos de religiones no se cambia tan fácil de la noche a la mañana.

A veces, a un grupo de gente no les gusta ciertas creencias de su religión y se separan para hacer una rama de su religión que sea diferente. Por ejemplo, la iglesia Discípulos de Cristo tiene creencias protestantes igualque la Iglesia Adventista del Séptimo Día, pero la diferencia es que los Discípulos de Cristo sí aceptan a la comunidad LGBTQ.

Hoy en día, Érika Palafox ya no se siente tan religiosa después de aceptar su orientación sexual. Su creencia sobre Dios ha cambiado un poco con las creencias en las que ella fue criada.

“Parte de mí quiere creer que sí hay alguien que está cuidando cada paso y que te quiere con un amor que es tan grande que ni tú lo puedes imaginar”, dice. “Con el tiempo, pienso que puedo separar todo lo emocional que es la religión, no le veo tanto sentido en esa forma”.

Palafox acaba de empezar una relación con su primer novia y pronto se la presentará a su mamá porque que ella se lo pidió. Para Palafox, esto es grande porque cree que su mamá poco a poco va a empezar a entender a la comunidad LGBTQ.

“Como dicen: son ‘baby steps’ lo que está haciendo mi mamá y me siento orgullosa porque sé que esto es un gran paso en nuestras vidas”.

Manos en forma de corazón. Foto cortesía de Érika Palafox.


Tags:  Clo Hidalgo Iglesia Adventista del Séptimo Día Latina LGBTQ religión

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Clo Hidalgo
Mi nombre es Clo Hidalgo y nací en el Valle de San Fernando. Soy parte de la generación milenio y me encantan las redes sociales. Me fascina escribir sobre el mundo del entretenimiento y la política. He conocido a artistas como Justin Bieber, Ramón Ayala y George Lopez. En el futuro, me encantaría conocer a la familia Obama porque han sido grandes ídolos en mi vida. Actualmente, estoy esperando que los Jonas Brothers anuncien su nueva gira. Mi trabajo en El Nuevo Sol está aquí.




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