Este episodio de la serie Dreamers: Redefinir el Sueño Americano cuenta la historia de Diego Sepúlveda, un inmigrante indocumentado que ha usado el activismo para llamar atención a las preocupaciones y necesidades de la comunidad indocumentada y LGBT.
Por NATALIE JIMÉNEZ, ÁMBER PARTIDA y SHARON CARRILLO
RADIO NEPANTLA
Natalie Jiménez: Bienvenidos a Radio Nepantla, un podcast de El Nuevo Sol, el sitio multimedia del programa de periodismo en español de la Universidad del Estado de California en Northridge. Soy Natalie Jiménez y junto a Sharon Carrillo y Ámber Partida contaremos la historia de un inmigrante indocumentado y LGBT.
Sharon Carrillo: El nombre de nuestro podcast nació́ de la palabra Nepantla, que viene del idioma náhuatl y significa “estar en medio”. Los indígenas de México usaban esta palabra para hablar de estar entre una cultura dominante y su cultura de origen. El movimiento chicano hizo de este espacio uno de resistencia cultural que trasciende dos culturas y muchas fronteras.
Ámber Partida: Usaremos este concepto de “estar en medio” para hablar de millones de niños y jóvenes que han migrado a Estados Unidos en busca de un nuevo futuro. Muchos de estos jóvenes indocumentados se han graduado o siguen estudiando en las universidades del país y otros han sido deportados.
Natalie Jiménez: El programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia, conocido como DACA, ha ayudado a casi ochocientos mil de estos jóvenes, dándoles un estado de protección temporal. Sin embargo, por cada joven que recibe DACA, hay tres que NO califican.
Sharon Carrillo: Para darle un rostro humano a la situación de estos jóvenes, vamos a contar algunas de sus historias. Este podcast es parte de una colaboración de El Nuevo Sol, el Centro de Recursos DREAM del Centro Laboral de UCLA y el show de Omar y Argelia.
Ámber Partida: Hemos titulado esta serie: Dreamers: Redefinir el Sueño Americano. Este episodio cuenta la historia de un inmigrante indocumentado que ha usado el activismo para llamar atención a las preocupaciones y necesidades de la comunidad indocumentada y LGBT.
Sharon Carrillo: Diego emigró de su país natal, México, junto a su mamá y hermano mayor cuando cumplió cuatro años en agosto del mil novecientos noventa y uno. Al estar tan joven, Diego nos contó que tiene poca memoria de cómo llegó a Estados Unidos. Lo que sí recuerda es que su mamá le compro unos nuevos zapatos y al cruzar perdió uno. Mirando atrás, Diego siente que ese zapato perdido es símbolo de lo que él no puede hacer en este país, como tener un seguro social o un estatus migratoria estable. Además de eso, nos contó cómo llegó a donde hoy considera su hogar.
Diego Sepúlveda: Me recuerdo es que estaba atrás en un taxi hecho una bola y después desperté en Huntington Park. Y ahí es donde nos hemos quedado por toda la vida…Pero eso es todo lo que yo me acuerdo. Todas mis experiencias, todas mis memorias, todo de lo que yo he oído por mi vida han pasado aquí en los Estados Unidos.
Sharon Carrillo: Como a cualquier otro inmigrante, a Diego le costó adaptarse a un país nuevo y a un idioma que nunca había usado. Al no saber inglés, se le hizo difícil estar en la escuela, tanto que su maestro del cuarto grado le dijo que corría la posibilidad de no pasar el año. Después de ir a la escuela de verano, Diego aprendió a dominar el inglés y pudo pasar al quinto grado. Aunque le sirvió aprender el idioma, él siguió recibiendo bajas calificaciones.
Natalie Jiménez: En el segundo año de la prepa, uno de sus maestros habló con él y le dijo que él era más que su estatus migratorio. Al escuchar esto, Diego se inspiró y decidió dedicarse más a la escuela. Además de eso, empezó a trabajar para juntar dinero para sus gastos personales y para su educación. Al terminar la prepa, Diego asistió a la escuela comunitaria del este de Los Ángeles.
Diego Sepúlveda: Yo pagué por todas mis clases, estaba pagando por mi transportación, estaba cuidando a mi hermana… porque yo estaba tratando de sobrevivir como persona indocumentada y estudiante. En el colegio comunitario no tenían los grupos en la escuela que eran para personas que identificaba como indocumentadas. Yo siempre estaba trabajando duro para tener grados buenos para transferirme a la universidad, pero ya en ese tiempo no tenían los recursos.
Ámber Partida: Después de tres años en el colegio comunitario, Diego decidió aplicar para escuelas universitarias de California.
Diego Sepúlveda: Yo apliqué a UC Irvine, a UC Riverside, a UCLA, y a UC San Diego en me aceptaron a todas, pero yo me dije, “No, yo quiero ir a UCLA, ahí es donde puse mi enfoque’. A veces creo que el destino me empujo y me puso en mi cabeza UCLA.
Natalie Jiménez: Afortunadamente para él, fue aceptado a UCLA en el 2009. Pero en vez de felicitarlo, su mamá le preguntó que cómo iba a pagar su matrícula. Diego cuenta que se sintió muy decepcionado al escuchar esta reacción porque había trabajado tan duro para llegar a ese momento.
Sharon Carrillo: Pero gracias al apoyo financiero de UCLA y su comunidad, pudo agarrar dinero para asistir a la escuela. Ya estando en UCLA, Diego encontró su pasión para el activismo. En el 2009, se encontró con una organización llamada IDEAS, en donde un grupo de jóvenes indocumentados se dedican a defender los derechos de los estudiantes. Al escuchar eso, Diego quiso involucrarse para dejar atrás la pena que sentía diciendo que era indocumentado como lo hacía en la prepa.
Diego Sepúlveda: Yo no tenía la comunidad de un indocumentadas, so de escuchar de un grupo de estudiantes que eran indocumentados y estaban luchando para el derecho del acceso a la escuela y todo eso, I’m like yo necesito estar ahí.
Ámber Partida: Al hacerse parte de esta organización y ver que podía ayudar a otros estudiantes, Diego decidió correr para un lugar en la mesa directiva. Después de ganar, duró tres años en su puesto.
Diego Sepúlveda: En ese momento, como en el 2010, UCLA, era la única universidad de las escuelas de la University de California que no tenía un plan para los estudiantes que estaban en la universidad podrían pagar por ese semestre como en tres pagos.
Natalie Jiménez: De acuerdo a las admisiones de las universidades de California, el costo promedio por el año escolar, que incluye la matrícula y cuotas, es más de veinticinco mil dólares.
Diego Sepúlveda: Y nosotros, como personas indocumentadas, peleamos y nosotros dijimos: “nosotros no tenemos todo ese dinero, 3 mil dólares para cada diez semanas para ser estudiantes? ¡No tenemos eso!
Sharon Carrillo: Diego fue uno de los varios estudiantes que tuvo problemas financieros durante su tiempo en la universidad. Vivía en Huntington Park, le duraba dos horas para llegar a UCLA y dos horas para regresar a su casa. Tenía que dejar su trabajo porque no tenía tiempo de trabajar y a la misma vez enfocarse es sus estudios.
Diego Sepúlveda: Todo eso me dejó sin dinero, apliqué a becas, tutoría, y para los maestros de UCLA y también los que estaban visitando UCLA, yo era su tutor en inglés y todo eso. Yo hice todo lo que yo tenía que hacer para poder pagar por la escuela. A veces no era suficiente, no tenía donde quedarme, me quedaba en las librerías, me quedé en diferentes edificios de la universidad o con mis amigos también. No tenía suficiente dinero para comer, No tenía suficiente dinero para, no sé si ya lo dije, pero no tenía para comprar comida, para muchas cosas. Era un sacrificio que yo estaba haciendo.
Sharon Carrillo: Según el informe del Centro de Investigación de Estudios Chicanos de UCLA en el 2014, los latinos eran el grupo minoritario más bajo para lograr una educación superior a cualquier otro grupo racial o étnico mayor en el estado.
Diego Sepúlveda: Y que tristeza que una persona que creció aquí en los Estados Unidos, que solo quiere ser estudiante, tiene que hacer esos sacrificios, solo para obtener una educación.
Natalie Jiménez: Al reconocer este problema entre los estudiantes, Diego y sus compañeros trabajaron para crear el BRUIN Payment Plan, en el cual los estudiantes pudieran pagar su matrícula de una forma más accesible.
Ámber Partida: A pesar de este nuevo plan, en su último semestre de UCLA, Diego se encontró sin suficiente dinero para pagar su matrícula. Le contó a su mamá, quien es una gran inspiración y apoyo en su vida, que tenía problemas financieros.
Diego Sepúlveda: Cuando fui con ella y yo le dije ya no tengo los 4,700, ella me los dio en ese momento y empecé a llorar porque yo pensaba que no iba tener dinero, que no iba poder terminar UCLA, que iba tener un break de la escuela, pero, ella me dio ese dinero porque ella miró los sacrificios que yo estaba haciendo no sólo para ser estudiante pero para pelear por la comunidad y asegurarnos que nuestras comunidades tengan el espacio en este país para ser humanos, y decir que nuestra comunidad necesita recursos, que nuestra comunidad necesita acceso para la educación y que nuestra comunidad necesita justicia.
Sharon Carrillo: Según el Instituto Williams en UCLA, hay un estimado de veintisiete mil inmigrantes LGBT en los Estados Unidos.
Diego Sepúlveda: En 2009 fue cuando cambió mi vida. Yo salí como alguien que se identificaba como indocumentado, pero también como gay, y así empecé a explorar mi identidad como inmigrante, como persona LGBT, y ahí es con mi pasión salió para pelear no solo para las comunidades inmigrantes, pero también para las personas que son LGBT.
Sharon Carrillo: Al salir como gay, a la edad de 18 o 19, Diego se encontró con una nueva batalla. Las personas de su iglesia, que fueron parte de su vida por tanto tiempo, lo empezaron a rechazar.
Diego Sepúlveda: Las personas que me llamaban como tres o cuatro veces a la semana me pararon de llamar, y esa comunidad que yo tenía, se desapareció.
Ámber Partida: Diego cuenta que esto fue una sorpresa para él porque era muy involucrado en los eventos que tenía su iglesia.
Diego Sepúlveda: Fui unos de los líderes de jóvenes, estaba en la banda de jóvenes en la iglesia y fui a los encuentros y los reencuentros. Lo que yo digo es, yo creo en Dios y tengo una conexión con Dios. Y siento que mi fe siempre está con Dios. Uhm, soy una persona bien religiosa.
Ámber Partida: Aunque perdió el apoyo de la iglesia, nunca perdió el apoyo y amor de su mamá.
Diego Sepúlveda: Ya, mi ma solo me aceptó y esa fue la historia. Nunca he entendido por qué, y que mi ma nunca me juzgó, pero mi ma ha sido siempre esa persona en mi vida. Me ha amado sin condiciones y por eso me dio la confianza de decirle que yo era gay. Y después cuando le dije, en ese momento me enseñó otra vez que mi ma siempre va a estar ahí, y que ella siempre me va a amar, con mis perfecciones, como dije, y mis imperfecciones.
Natalie Jiménez: Diego dice que debido a sus experiencias como indocumentado y como persona gay ha aprendido mucho. Para él, la abogacía es importante, pero no sola la abogacía que se lleva en las calles, pero la abogacía de que uno se ame a sí mismo sin importancia de lo que dice el mundo. Al decir esto, él sabe que no todos los que se identifican como LGBT tienen la misma experiencia y quiere ayudarlos en cualquier forma posible.
Diego Sepúlveda: Muchos de ellos son rechazados y esos jóvenes que son LGBT llegan en las calles, llegan a las drogas, llegan a muchos hábitos malos. Pero no es su culpa, no es porque quieren estar en eso, es porque no tienen el apoyo de la comunidad y de su familia. Y yo siempre también, you know I’m like, si yo hubiera crecido en una familia que no me hubiera aceptado por ser LGBT y mi ma me hubiera dicho te tienes que salir de esta casa, and I’m like yo no sé cómo yo hubiera podido seguir con mi escuela, trabajando, pagando renta, son muchas cosas que a la edad como 17 – 18, a muchas personas hasta más jóvenes que les dicen a sus papás que son LGBT.
Sharon Carrillo: Diego cree que todos debemos vernos como iguales. Y respetarnos mutuamente.
Diego Sepúlveda: [No hay] nada mal en ser indocumentado, no es nada mal en ser mujer, no hay nada mal en ser LGBT, no hay nada mal. Aunque nosotros al final del día, si nos quitamos la ropa, si nos quitamos la educación, si nos quitamos todo, nosotros nos miramos iguales. Somos seres humanos y eso y eso es ahora la cosa más importante que nos tenemos que enfocar, más importante que nada. Nosotros sangramos igual. Nada es diferente de nosotros. Solo lo que la sociedad nos ha enseñado.
Sharon Carrillo: La Campaña de Derechos Humanos dice que el problema más difícil de los latinos LGBT es que su familia acepte su identidad.
Ámber Partida: Diego dice que por reconocer estas fuertes realidades y vivir sus propias experiencias lo llevaron a trabajar al UCLA Labor Center en el 2015. Esta organización se ha dedicado a defender los derechos de los jóvenes indocumentados. Ellos creen que los jóvenes merecen el derecho a aprender, estar saludable y perseguir sus sueños sin ser detenidos por su estado migratorio.
Natalie Jiménez: Debido a la nueva presidencia, que ha reforzado leyes de inmigración más estrictas y ha aumentado el miedo de ser deportado, Diego dice que hay que ver más allá del tema de deportación. No solo es parar las deportaciones, pero de entender que muchas personas corren un riesgo al volver a su país.
Diego Sepúlveda: Hay muchas personas, en El Salvador, Honduras y otros países que, por solo ser gay, uhm, es contra la ley. Y muchas personas han muerto por eso. So cuando yo hablo de personas que son indocumentadas y son LGBT, yo pienso si yo tengo amigos de donde no aceptan personas que son LGBT y si son indocumentados y los deportan ¿que les van a pasar a esas personas?
Sharon Carrillo: Diego también cuenta que el UCLA Labor Center, como muchas otras organizaciones, ha tenido que enfocarse más en asegurar la privacidad y seguridad de los estudiantes indocumentados.
Diego Sepúlveda: Si, hay mucho miedo en la comunidad. Pero nosotros también hemos aprendido que nuestras historias son importantes y que todo el privilegio que nosotros tenemos, lo tenemos que usar, para, uhm, ser esa voz para personas que todavía están en las sombras, y que nunca tienen la oportunidad de contar su historia. Y es importante que todos unifiquemos y que luchemos juntos y que nosotros tengamos poder en este momento.
Natalie Jiménez: Diego después comentó que importante es que la comunidad viva sin miedo y que luchen por sus derechos.
Diego Sepúlveda: Todo lo que hago es para la comunidad y para todas las personas que están en mi vida y lo que sigue para mí es que voy a seguir luchando por ellos y por ellas. Luchando por la dignidad, por la oportunidad de vivir nuestras vidas sin miedo, con felicidad. Y que es un compromiso que yo hecho en mi vida, no solo para mis padres, para los jóvenes que nosotros trabajamos, pero también para la comunidad, porque yo entiendo que adonde yo vaya de aquí, la comunidad va ir conmigo. Y que la comunidad es mi fundación y yo voy a seguir luchando.
Ámber Partida: Diego fue el primer miembro de su familia en graduarse de la universidad y ahora será el primero en conseguir su maestría en negocios.
Natalie Jiménez: Este próximo verano, Diego estará trabajando con el compañerismo Dream Summer que el Centro Laboral de UCLA ha facilitado desde el 2007. Es un programa de becas que brinda oportunidades a los jóvenes inmigrantes y los apoya a través de organizaciones de justicia social.
Ámber Partida: Ahora espera ser un director ejecutivo de una organización en los próximos cinco años y asegurar que siempre esté feliz con su vida.
Sharon Carrillo: Muchas gracias por escuchar a Radio Nepantla: La Voz que Traspasa Fronteras. Los invitamos a escuchar el resto de la serie Dreamers: Redefinir el Sueño Americano, en donde contamos las historias de los jóvenes que están luchando para hacer realidad el sueño de los inmigrantes.
Ámber Partida: Visítenos en nuestro canal de SoundCloud: ElNuevoSol o en nuestra página web: elnuevosol.net
Sharon Carrillo: Si quiere saber más de los dreamers, viste la página web del Centro Laboral de UCLA: labor.ucla.edu
Natalie Jiménez: Esta fue una producción de El Nuevo Sol, el proyecto multimedia en español de la Universidad del Estado de California en Northridge. Producción y edición: Ámber Partida, Sharon Carrillo, y Natalie Jiménez. Composición y producción musical de Alex Bendaña. Soy Natalie Jiménez…
Sharon Carrillo: Yo, Sharon Carrillo…
Ámber Partida: Y yo, Ámber Partida. ¡Hasta la próxima!
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