Crece la incidencia de cáncer juvenil en la comunidad latina

En el año 2006 se estimaron casi dos mil nuevos casos de cáncer entre los niños latinos en Estados Unidos. (Fotos cortesía de Sandra Villalta y José Ibarra)

Por KAREN CASTRO

La joven pareja compuesta por Sandra Villalta, 23, y José Ibarra, 24, describe a su primer hijo, José Luis Ibarra Jr. de tres años, como un niño muy energético y juguetón. “Siempre hacía a todos reír”, expresó Sandra.

Sin embargo, esta energía aparente se iría esfumando debido a su delicada salud. Meses después de haber cumplido un año de edad, Villalta notó un cambio drástico en su pequeño. “(José Luis) no quería comer o jugar”, comentó. “Se enfermaba muy a menudo y tenía magulladuras en su cuerpecito”.

Cuatro semanas después de una consulta con el pediatra, el chiquillo “Luigi”, como le llamaban de cariño, fue diagnosticado con cáncer. El tipo de carcinoma con el que fue diagnosticado es “Acute Lymphoblastic Leukemia”, también conocido como ALL. Este tipo de leucemia causa que los glóbulos blancos continuamente se multipliquen y sobreproduzcan en la médula ósea.

La incidencia de cáncer entre niños de menores de 14 años de edad en los Estados Unidos está aumentando en 0.6 por ciento cada año, desde 1975, según la Sociedad de Cancer Norteamericana. De acuerdo con un estudio conducido por la Universidad de Massachussets Lowell, los niños latinos tienen las tasas más altas de cáncer, en comparación con otras etnias. El mismo estudio concluyó que esto puede estar sucediendo porque la mayoría de los niños latinos en los Estados Unidos viven en ciudades urbanas, como Los Ángeles, y tienen una mayor exposición a toxinas en el ambiente, y el despliegue de tóxicos puede resultar en cáncer.

Ashwani Vasishth, profesor de CSUN y director del Instituto de Sostenibilidad afirma que los niños de bajos recursos son los más afectados por la injusticia medioambiental. La mayoría son latinos y afroamericanos.

“El gobierno no impide que las fábricas que producen tóxicos operen en zonas residenciales”, dijo Vasishth.

Después de que su pequeño hijo fuera diagnosticado, Ibarra y Villalta decidieron mudarse a casa de la abuela materna en la ciudad de Rialto porque “a tres cuadras de donde vivíamos antes habían muchas fábricas y talleres donde quemaban llantas”, dijo Villalta. “No era sano (para Luigi)”, quien estaba recibiendo radiación y quimioterapia en ese tiempo.

La leucemia, entre otros tipos de cáncer, es el más común entre niños infantiles y adolescentes y abarca aproximadamente el 30 por ciento de todos los cánceres de la niñez. El cáncer del cerebro y otros sistemas nerviosos es el segundo cáncer más común tanto en los niños como las niñas, según la Sociedad Norteamericana de Cáncer .

Además de ser el más común entre los menores, la leucemia cuenta con las tasas de mortalidad más altas: 80 mil muertes cada año en comparación con el cáncer en el cerebro que ocasiona 70 mil muertes por año en EE.UU.

En California viven aproximadamente 10 millones de niños, el 49 por ciento son latinos. Según la organización Children Now, más de un millón de menores de edad en el estado no tienen cobertura médica.

Aunque Luigi tenía acceso a servicio médico por medio de su abuelo, el seguro no cubrió todos los gastos durante su tratamiento. La asistencia médica proporcionada por la institución se hizo cargo solamente de la quimioterapia y la radiación que recibió el pequeño.

“Kaiser sólo cubrió como 20 por ciento de todos los gastos”, dijo Ibarra. “Tuvimos que aplicar para ayuda financiera del gobierno para pagar lo demás”.

Cuando Luigi inició los tratamientos para combatir el cáncer, Villalta tuvo que dejar de trabajar e ir a la escuela. Además, Villalta tenía otro bebé de cinco meses, Jacob, quien tuvo que dejar al cuidado de su mamá para dedicar más tiempo a Luigi.

Villalta estaba por terminar su carrera de enfermería cuando tuvo que dejarlo todo. “Estaba acudiendo a la escuela para ser asistente de enfermera”, dijo. “Pero no pude terminar mis horas de práctica porque tenía que estar al pendiente de Luigi”.

Esta joven también trabajaba en la oficina de Land Smart para mantener un hogar para su familia junto a su esposo. Pero cuando Luigi tenía que pasar largo tiempo en el hospital, Ibarra se hizo cargo de los gastos económicos del hogar. Lo que ganaba a veces no era lo suficiente para cubrir los gastos médicos.

“Estábamos en bancarrota…literalmente, en bancarrota”, dijo la madre. “(Ibarra) era el único que estaba trabajando mientras yo cuidaba a Luigi”.

Ibarra comentó que si no hubieran calificado para la ayuda financiera del gobierno, se hubieran ido a México a buscar atención médica más barata. Esta es una opción que muchos latinos sopesan cuando tienen que enfrentar los costos de la atención sanitaria. “En México los tratamientos y las medicinas son más baratos que aquí (EE.UU.)”, explicó Ibarra, quien trabaja como director de mantenimiento para la compañía de Juice Harvest.

Las familias de bajos recursos frecuentemente buscan como alternativa la ayuda financiera del gobierno. Luigi y sus padres fueron afortunados porque son ciudadanos estadounidenses y calificaron para la ayuda económica federal. La trabajadora social que estaba trabajando con Luigi y su familia, les recomendó que solicitaran los beneficios del Seguro Social y también Medical. La situación de la familia les permitió calificar para recibir ayuda económica de los dos programas.

El 7 de septiembre Luigi fue internado en el Hospital de City of Hope para recibir el trasplante de médula ósea. Y desde entonces, este centro se convirtió en su segunda casa. El 12 de octubre del 2008, el pequeño celebró su tercer cumpleaños en el hospital junto a treinta de sus familiares más cercanos. Lo sorprendieron con globos, peluches, y un pastel para darle ánimos en su recuperación.

Cada año, acerca de dos mil niños entre menores de 19 años de edad son diagnosticados con cáncer en California. En el caso de los niños latinos, las tasas de incidentes de cáncer más altas en comparación con las de los afroamericanos y los asiáticos, según el Registro de Cáncer de California.

Luigi falleció el 6 de enero del 2009 de complicaciones respiratorias. Noventa cinco días después de su trasplante. “Es muy difícil”, dijo Villalta. “No le deseo a nadie que pase por lo que yo pasé”.

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