La Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) estima que entre 1995 y 2005 el número de muertes en el cruce fronterizo se duplicaron, haciendo el cruce fronterizo aún más peligroso. Las voces de tres inmigrantes, un activista y un fotógrafo hablan de los peligros del cruce, de cómo se puede ayudar a los migrantes y de la importancia de documentar ese viaje.
Por VIRGINIA BULACIO
EL NUEVO SOL
Los Ángeles, California.– Clara (nombre ficticio para proteger su identidad) recuerda que llevaba lo necesario en su mochila para su viaje: galones de agua y sándwiches. Los nervios se apoderaron de ella cuando sus guías le contaban las historias de sufrimiento en la frontera de México y Estados Unidos. Clara, traumatizada de miedo, sentía una profunda tristeza por abandonar su escuela y su país de origen.
Clara tenía quince años en 1994 cuando cruzó por primera vez la frontera entre México y Estados Unidos, junto a sus padres y otros familiares que buscaban mejorar su situación económica.
“Me daba mucho miedo, nunca me había imaginado de que yo iba a pasar por la situación”, dice Clara al recordar su experiencia. “Habían mochilas que las dejaban tiradas porque ya no aguantaban, incluso decían de que habían hasta cadáveres tirados, se oían coyotes”.
Clara y su familia durmieron durante el día escondidos debajo de árboles y al oscurecer caminaron alrededor de 16 horas en camino a San Diego, California, pero fueron detenidos por agentes de inmigración.
La primera experiencia del cruce fronterizo de Clara, a pesar de su dificultad y alto nivel de peligro, se hizo mucho más difícil a partir del siguiente año, 1995, cuando comenzaron a incrementar las muertes.
La Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO) estima que entre 1995 y 2005 el número de muertes en el cruce fronterizo se duplicaron, haciendo el cruce fronterizo aún más peligroso.
Clara recuerda los motivos de su viaje hacia “El Norte”
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Enrique Morones, fundador de “Ángeles de la Frontera”, una organización sin fines de lucro creada en 1986, comenta que la misión de la organización y de sus voluntarios es “salvar las vidas de los inmigrantes” y expresa que los inmigrantes enfrentan altos riegos en la frontera, entre ellos: el clima del desierto, las montañas, el muro, la deportación y “el crimen organizado que controla la frontera”.
Esta organización se dedica a tratar de salvar las más vidas posibles en la frontera y reparten botellas de agua para que los inmigrantes las encuentren al caminar y no sufran de deshidratación.
Marcos (nombre ficticio) cruzó la frontera junto a un grupo de ocho hombres. En el camino, uno de ellos comenzó a tener ataques epilépticos y Marcos afirma que este desafió le impidió a este señor que continuara con el grupo.
“Veníamos con un señor que tenia ataques epilépticos, le dieron como dos ataques epilépticos”, relata Marcos. “Pero el coyote dijo: ‘hay que dejarle un poco de agua en un galón cada uno’. Y lo dejamos porque no podía seguir caminando”.
Paul Turounet, Director del Departamento de Artes Visuales y Humanidades y profesor asociado de Fotografía y Arte en Grossmont Collage en El Cajón, California, documenta en su proyecto fotográfico “Estamos buscando A” la migración y la vida de las personas que están esperando cruzar la frontera.
“Ellos están viajando, están dejando sus hogares desde algún lugar de México o Centroamérica para hacer ese viaje”, dice Turounet. “Eso ya es un desafío”.
Dependiendo en la época del año, el medio ambiente y los elementos terrenales son obstáculos dice Turounet, y destaca lo arriesgado que es cruzar por el Río Bravo, conocido en Estados Unidos como el Río Grande.
“Este reto físico tiene que ver con el nivel del agua en ese momento particular y el clima”, menciona Turounet. “En la primavera el agua tiende a fluir más rápido”.
Para Daniel (nombre ficticio), cruzar por el Río Bravo en “colchones inflables”, sin saber nadar, fue su reto principal, y si lograba llegar, tenía que pagar $2,500 dólares. Recuerda que las mujeres estaban arriba del colchón y los hombres venían en el agua junto a los coyotes, sosteniéndose del colchón.
“El agua estaba helada, era en temporada de enero, nos llevaba la corriente”, cuenta Daniel. “Una señora entró en pánico, tropezamos con una piedra y se cayó el colchón y algunas de las mujeres no sabían nadar”.
A pesar de los elementos mencionados, Turounet cree que existe otro reto fundamental: los problemas psicológicos y emocionales.
“Están dejando algo que es conocido por algo que es desconocido e incierto y tienen que depender de coyotes para ayudar a guiar el camino”,dice Turounet. “Tienen que pagar una cantidad de dinero y ponen sus vidas literalmente en las manos de otra persona para que guíen el cruce”.
Turounet comenta que en el desierto de Sonora tanto hombres como mujeres han sido víctimas de asaltos y en todos lados las mujeres pueden ser víctimas de acoso sexual y violación. Para Turounet, su proyecto de fotografía en la frontera fue parte de la búsqueda de su propia identidad.
“Yo estaba pasando por mi situación personal en un punto que tenía que reflexionar sobre mi propio sentido de identidad y mi propio propósito”, dice Turounet. “Por eso me fui a la frontera de Estados Unidos y México, porque es un lugar que es transitorio, no es México y no es Estados Unidos, es otra cosa”.
Fotógrafo Paul Turounet explica su proyecto “Estamos Buscando A” (audio en inglés)
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Proyecto fotográfico de Paul Turounet: “Estamos Buscando A” – We’re Looking For
Tanto Marcos, Daniel y Clara son sobrevivientes de los desafíos de la frontera. Marcos dice que continuará trabajando hasta lograr que su familia mejore económicamente, pero su sueño es regresar a su país. Daniel tiene una hija nacida en Estados Unidos y dice que le gustaría visitar su país pero no quiere arriesgarse a volver a enfrentar los desafíos de la frontera.
Para Turounet, el viaje de estos inmigrantes habla de valores positivos.
“Las personas cruzan la frontera, con pocas pertenencias, en busca de una vida mejor, para crear algo nuevo”, dice. “Se necesita mucha valentía y yo admiro eso”.
Clara dice que cada noche, antes de ir a dormir, cierra sus ojos y reza para vivir tranquila con su familia, sin miedo de ser deportada. Cada mañana ella habla con Dios y le suplica por una “reforma migratoria”. Clara todavía recuerda la mochila con la que salio desde México, ahora su mochila está llena de fe y esperanzas para una mejor vida en este país.
Lecturas:
La Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO), en ingles
Organización Ángeles de la Frontera
Humanitarian Crisis: Migrants Deaths at the U.S. – Mexico Border
Políticas letales, muros mortales
Estimates of the Unauthorized Immigrant Population Residing in the United States: January 2010
Conozca sus Derechos: Qué Debe Hacer Si la Policía, Agentes de Inmigración o el FBI Lo Detienen
Acerca de Virginia Bulacio
Estudiante bilingüe de periodismo en CSUN, trabaja en proyectos de multimedia y fotografía para El Nuevo Sol. Twitter: @VirginiaBulacio
About Virginia Bulacio
Currently working in her B.A. in journalism, and has been working in multimedia projects and photography for El Nuevo Sol. Twitter: @VirginiaBulacio
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