Estudiantes afrontan la crisis económica y siguen sus sueños

Brian Parada, estudiante de cine, enfrenta problemas financieros mientras trabaja en un cortometraje basada en la historia de su padre. (Fotos Por NELSON LEMUS/ EL NUEVO SOL)

Por JOCELYN BONILLA

Son las siete de la mañana y Kennia Escobar se levanta y se alista para asistir la Universidad Estatal de California, Northridge. Aunque su primera clase de diseño gráfico, no empieza hasta dentro de algunas horas, tiene que repasar la materia. A las 9:40 a.m. recoge sus cuadernos, se sube al coche y se va de prisa, dejando su casa en la ciudad de North Hollywood.

Hoy es un buen día pues ha podido encontrar estacionamiento sólo en diez minutos, entre las calles de White Oak y Plummer. Normalmente le toma hasta media hora. Aunque tenga que caminar un poco para llegar al edificio de arte y diseño, Kennia prefiere esta opción a pagar el pase de estacionamiento de la Universidad que cuesta $162, dinero que en estos tiempos puede ahorrar o usar en otros gastos más urgentes.

Y es que nada ni nadie se ha podido escapar de los efectos de la crisis económica. Desde la bolsa de valores hasta los bancos; desde quienes poseen a viviendas a quienes son inquilinos; desde los pequeños empresarios hasta los empleado; todos han sentido su impacto. Y dentro de todos los afectados se encuentra también el grupo de estudiantes universitarios.

El caso de Escobar no es aislado. A sus 22 años, como muchos estudiantes se ha visto afectada por la situación económica que atraviesa el país. Entre las preocupaciones por el incremento del desempleo, la subida de los gastos como la gasolina, el teléfono celular, los libros y los materiales de estudio, su inquietud principal es el pago de la matrícula de la universidad.

Sus padres vinieron desde Guatemala en 1984 con visa. Y desde pequeña, Kennia ha visto los sacrificios y esfuerzos que ellos han tenido que hacer para sacar adelante a sus dos hijas. Vive en una casa pequeña de un cuarto que comparte con su hermana menor. Su mamá duerme en el sofá.

“He visto las cosas que ella (mi mamá) tiene que pasar cada día para que nosotros podamos tener una buena vida… para que no nos falte nada”, señaló. Estas experiencias le han inculcado la importancia de adquirir una educación universitaria.

“Estudio para mejorarme a mí misma, ayudar a mi mamá y para no tener que pasar eso (los sufrimientos de ella)”, agregó.

Sin embargo, no ha sido una trayectoria fácil. Antes de llegar a CSUN,  esta estudiante de diseño grafico, asistió a la Universidad de Woodburry en Burbank. Pero el alto costo de la matrícula, $24,858 al año, fue un obstáculo que impidió que completara los cuatro periodos en aquella universidad.

Buscando una manera más asequible de continuar sus estudios, Kennia se reubicó en el colegio comunitario de Los Angeles. Y recientemente se trasladó a CSUN, donde el costo de matriculación es $3,652 por año, seis veces menos que Woodbury. A pesar de la gran diferencia de costo, Escobar aún sigue batallando por mantener su educación.

Su situación es complicada porque no tiene empleo y tampoco resulta elegible para recibir ayuda financiera. Por lo tanto, Kenia depende de los ahorros de la cuenta de 401-K de su mamá. Pero la actual situación financiera le está oscureciendo el panorama pues poco a poco le vienen quitando dinero de la cuenta de su madre.

“No sé cómo voy a seguir pagando mis estudios para el futuro”, expresó Escobar, refiriéndose a la situación económica en la que se encuentra.
Debido a que su padre está discapacitado por un problema de rodilla, su madre es la cabeza del hogar; y es responsable del setenta por ciento de los pagos de los gastos de la casa. Su papá recibe beneficios del seguro social y contribuye con el otro treinta por ciento.

Actualmente, el sistema educativo de CSU enfrenta proyectos de recortes de fondos económicos. Se ha propuesto restar $66,3 millones al presupuesto del año 08-09. En noviembre del año pasado, el Consejo Administrativo del Comité de Finanzas de La Universidad del Estado de California, aprobó un presupuesto de $5,1 billones para el año escolar 2009-2010. La composición de estas estimaciones se constituirá de $3,5 billones que vendrá del Estado de California, mientras que el otro $1,6 billones provendrá de los honorarios de los estudiantes.

En CSUN, los recortes al presupuesto resultarán en el aumento de un diez por ciento del costo de la matriculación, empezando en el año 2009-2010. Un estudiante de tiempo completo tendrá que pagar aproximadamente 4 mil dólares anuales.

Para Escobar, esta noticia es aún más inquietante: “Mis preocupaciones son que no voy a poder seguir estudiando y voy a tener que buscar otros términos para pagar mi escuela”, dijo.

La Presidenta del Departamento de Economía en Northridge, Shirley Svorny, dijo que el aumento es el resultado de los recortes de presupuesto estimado. También explicó cómo afectará a los alumnos: “Algunos estudiantes podrán permitirse sus estudios y otros no”, explicó. “Sin embargo, la ayuda financiera auxiliará a los estudiantes necesitados. Siempre que aumentan el precio de matriculación, aumentan la ayuda financiera”.

Como Escobar, hay otros estudiantes afectados por la crisis económica.

Brian Parada, de 22 años, viene al campus de Northridge hasta tres veces en un solo día. Asiste a varias reuniones para planificar y organizar su más reciente proyecto: un cortometraje.

Comenzando su cuarto año como estudiante de cine, Parada ha recibido la gran oportunidad que muchos como él anhelan. En enero fue uno de cinco estudiantes escogidos para realizar un corto basado en el guión que escribió: “En tiempo de guerra”.

Sin embargo, como estudiante, no se ha podido salvar de la crisis económica: “Me está afectando bastante no tanto con el pago de matrícula, pero más de todo, con un proyecto que estoy trabajando ahorita”, dijo Parada.

La filmación durará aproximadamente 13 minutos y se realizará bajo su dirección. Cuenta la historia de un estudiante durante el tiempo de la guerra en El Salvador. El cortometraje está inspirado en su padre, quien es nativo de aquél país centroamericano. Como su protagonista enfrentándose con el obstáculo de la guerra, Parada afronta su propio obstáculo: el dinero.

Para realizar este proyecto, Parada necesita fondos para cubrir todos los gastos necesarios de su presupuesto estimado.

“Cuando escribí el proyecto estaba pensado tal vez en unos $17,000 porque pensé que no iba a ser tan difícil”, comentó. Después de hacer las cuentas de los diferentes gastos, comenzando por la comida para los actores y trabajadores, el equipo de sonido, el rollo de película, la cámara, entre otras muchas cosas, el presupuesto ha aumentado.

“Se me está viendo muy caro, ahorita estamos a $27,000 y siempre puede subir un poquito más,” agregó el estudiante/director.

La escuela ha contribuido con un total de $7,000 al proyecto; sin embargo, este dinero no es suficiente. Nate Thomas, cabeza de producción de filmación y profesor de cinema y arte, dijo que la situación económica está causando dificultades para recaudar fondos adicionales.

“Hay desafíos. El valor del dólar está bajando, pero los estudiantes se tienen que adaptar a la situación y están actuando con prisa”, explicó Thomas. “Todos tienen un sueño y deberían vivir ese sueño”.

Parada comentó que las compañías no quieren donar a los estudiantes que no les puedan traer dinero. El año pasado, una encuesta conducida por American Express reveló que una de cada cinco compañías pequeñas están en riesgo de perder el negocio en un periodo de seis meses.

Parada teme que al no poder recibir los fondos necesarios, tenga que solicitar préstamos. Como consecuencia, posiblemente deba dejar su apartamento y regresar a casa con su familia.

No obstante, él sigue en la lucha por sacar su proyecto adelante. Con o sin el apoyo de los negocios y las compañías, “En tiempo de guerra” se desarrollará.
Thomas agregó: “(“En tiempo de guerra”) es muy poderosa y una historia necesaria de contar”.

Parada cuenta con el apoyo de los miembros de su grupo y juntos planean llevar acabo diferentes campañas para recaudar los fondos necesarios. Pero además, este director tiene el apoyo más importante, el de su familia.

“Mi hermana me va a dar $1,000 y mi papá va a rentar un bus que cuesta $1,200”, explicó.

Aunque la actual situación económica trate de hacer de ésta una misión imposible de llevar a cabo, no lo logrará. Con el sueño de ser director de películas,“Tiempo de guerra” le ayudará a alcanzar su meta.

“Este proyecto va definir lo que puedo hacer como director”, dijo Parada. “No he dirigido películas anteriores pero creo que con este proyecto voy a poder enseñarles (a las compañías) lo que puedo hacer”.

Parada agregó: “quiero tomar las oportunidades que me han dado, mi familia, mis padres para hacer lo que yo mas pueda con mi vida”.


Tags:  Crisis Económica Educación Estudiantes Jocelyn Bonilla

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