“El Proyecto DREAM y Darío Fernández pueden ayudar a estudiantes a proveer apoyo y aliento a estudiantes indocumentados que tienen ‘miedo’ de desarrollar todo su potencial en la universidad”, dice Bhernard Tila, miembro de Dreams To Be Heard.
Por RODRIGO CARBONEL
EL NUEVO SOL
– “Entren por esa puerta, ahí ya saben qué hacer”.
– “Pongan su espalda contra la ventana, los están buscando”.
– “Pretende llamar a alguien en el teléfono público para distraer”.
– “Métanse a la camioneta”.
– “Escóndanse”.
Frases que uno piensa solo se escuchan en películas o series de televisión cuando la verdad es que las oyen miles y miles de inmigrantes al buscar cruzar la frontera hacia una vida mejor. Esas frases las oyeron Darío Fernández, su mamá, Carmen, y su hermano, Luis, hace 26 años.
“Mi hermano tenía seis años y yo tenía dos, yo era un bebé grande, y mi mamá me cargaba en hombros con solo cinco pies y una o dos pulgadas de estatura”, dice Darío Fernández, el nuevo coordinador del proyecto DREAM en la Universidad del Estado de California en Northridge (CSUN). Él cuenta cómo los coyotes los guiaron por el caluroso desierto al cruzar esa barrera imaginaria que significa una mejor vida para luego esconderlos por una serie de tiendas como llevándolos de punto “A” a punto “B” para no ser detectados, y así llegar a esconderse en una van vieja que los llevaría a reencontrarse con su papá y con su nueva vida.
Nacido en 1987 y oriundo de Purepero Michoacán en México, Darío es un latino que como muchos de nosotros emigró a este país de muy niño, sin que le preguntaran y prácticamente sin saber lo que en ese momento ocurría.
“El problema del estatus siempre fue un tema de conversación en mi familia porque nosotros sabíamos que éramos indocumentados, sabíamos lo que significaba y lo que no”, dice.
Según Fernández, para todo estudiante hay tiempos de frustración a través del proceso de ir a la universidad, y este proceso es aún más pesado para un estudiante sin documentos pues hay ciertas barreras que solo una solución a nivel federal las puede derribar.
“Es un tema que ha estado siempre cercano a mí porque yo fui indocumentado prácticamente toda mi carrera de estudiante hasta que mi situación legal se solucionó durante mi primer año del máster”, dice. “Es algo a lo que puedo entender y siento que tengo la responsabilidad de compartir la información que he podido obtener para ayudar. Eso es lo que me ha hecho llegar hasta esta posición a tratar de sacar adelante el Proyecto DREAM”.
El proyecto DREAM surgió por iniciativa de diferentes grupos de CSUN que se sumaron a los esfuerzos de la organización estudiantil Dreams To Be Heard, que ha estado pujando por una propuesta para que estudiantes indocumentados tuvieran un lugar institucional y poder pedir ayuda en temas que les conciernen y saber cómo utilizar los recursos ofrecidos por la universidad.
La profesora de Estudios Asiaticoestadounidenses de CSUN, Tracy Buenavista, y el director de servicio de consejería EOP de la facultad de Humanidades de CSUN, Marvin Villanueva, sometieron al gobierno estudiantil una propuesta similar a las que ayudaron a crear el Centro Pride para estudiantes LGBT y el Centro de Veteranos para echar a andar un Proyecto DREAM y contratar un coordinador del proyecto que trabajara con los estudiantes.
La propuesta vino acompañada de una encuesta realizada a estudiantes que solicitaron DACA en los últimos dos semestres. La encuesta fue una oportunidad para estos estudiantes de expresar sus deseos sobre los recursos, los programas, el apoyo y la información que les gustaría obtener en CSUN.
“El proyecto DREAM y Darío Fernández pueden ayudar a estudiantes a proveer apoyo y aliento a estudiantes indocumentados que tienen ‘miedo’ de desarrollar todo su potencial en la universidad”, dice Bhernard Tila, miembro de Dreams To Be Heard. “También el proyecto ayuda a encontrar los recursos y programas necesarios para ayudar a estudiantes bajo la ley de AB540”.
Según la Oficina de Nacionalidad y Servicios de Inmigración (USCIS), hasta setiembre del 2013 se han aceptado 588,725 solicitudes para la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), pero el Instituto de Políticas Migratorias estima que hasta 1.9 millones de estudiantes indocumentados todavía pueden beneficiarse de esta directiva del presidente Obama.
“Una gran parte de mi trabajo es estar aquí para responder a las preguntas que estudiantes puedan tener, no solo de temas académicos sino también de la vida cotidiana”, dice Fernández. “Los ayudo a llenar y entender los formularios del California Dream Act o DACA, ya que para muchos es la primera vez que llenan un formulario que pide ese tipo de información personal y el lenguaje usado puede resultarles algo extraño, así que les doy todas las herramientas necesarias para que tomen una buena decisión”.
Para desarrollar el proyecto y que camine bien, Fernández comentó que van contratar a cinco estudiantes que estén dispuestos a ayudar y brindar ayuda e información a estudiantes indocumentados. A su vez le gustaría amueblar y arreglar la oficina del proyecto para que estos estudiantes tengan un lugar donde se sientan seguros y al cual quieran ir a estudiar, comer, compartir con sus compañeros o solo pasar el tiempo.
Antes de ser el coordinador del proyecto DREAM en CSUN, Fernández trabajó en la Universidad del Estado de California en Long Beach (CSULB) en un proyecto del Instituto de Servicio para Hispanos (HSI) llamado Mi Casa: Mi Universidad. En ese proyecto, él coordinó un programa de asesoría de estudiantes para estudiantes, sirvió como un recurso clave para estudiantes indocumentados en esa universidad y aconsejó a estudiantes expulsados y en peligro de ser expulsados de la universidad por tener bajo rendimiento. Tiempo después, pasó a servir la función de Organizador de los Derechos para la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) en la sucursal de Orange County en California.
Estudió en Santa Ana College, donde obtuvo un diploma en artes liberales. Al poco tiempo, logró transferirse a CSULB, de donde se graduó tras haber seguido las carreras de estudios chicanos/latinoamericanos y ciencia política. Tras graduarse de la universidad, decidió estudiar un máster de educación artística con un énfasis en el análisis social y cultural de la misma.
Uno de los obstáculos más grandes que Fernández tuvo al ser estudiante, como muchos estudiantes indocumentados, fue el tema del transporte y administrar su tiempo entre el estudio y el trabajo.
“Tomaba el transporte público todos los días y fácilmente me gastaba entre tres o cuatro horas del día, aproximadamente dos horas de ida y dos de vuelta”, dice. “Solo hay que aprender a aprovechar el tiempo lo mejor posible para estudiar y leer para que ese tiempo no sea completamente perdido, sino algo productivo”.
El no tener ningún tipo de ayuda financiera durante ese tiempo y tener ese sentimiento de no saber a donde ir para obtener la información que necesitas, es frustrante. Lo bueno, según Fernández, es que sabía de un par de profesores a los cuales podía acudir en caso de alguna duda, ya que en las oficinas de la universidad no tenían información sobre ese tipo de casos al no ser tan frecuentes.
“Yo creía que el problema era solo conmigo, que yo era el del problema”, dice. “Es importante valorar cómo uno se siente porque tanta frustración puede crear problemas mentales. Si tienen frustración, hablen con alguien, vengan a la oficina o usen los recursos ofrecidos por la universidad, por los cuales están pagando”.
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El Poyecto DREAM está ubicado en Santa Susana (SN) 132. Estudiantes, profesores y trabajadores de la universidad pueden ir a pedir orientación o a ofrecer sus servicios como voluntarios.
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