El periodista Óscar Martínez charla con estudiantes de CSUN sobre periodismo e inmigración

“En el momento en que un medio, una radio o una televisora te pida que vayas a cinco lugares al día para ir a reportar cinco tipo de cosas, tu labor deja de ser intelectual y te conviertes en una persona que carga una grabadora”.

Oscar Martinez durante su presentación en CSUN. Foto: Victoria López de Dios/ El Nuevo Sol

Óscar Martínez durante su presentación en CSUN. Foto: Victoria López de Dios/ El Nuevo Sol

Por NANCY OY
EL NUEVO SOL

El periodista Óscar Martínez recomendó a estudiantes de periodismo de la Universidad del Estado de California en Northridge (CSUN) practicar un periodismo narrativo y de profundidad. Durante su visita a esta universidad el 10 de noviembre del 2014, Martínez habló acerca de lo que significa ser un periodista  y sobre su libro Los migrantes que no importan, traducido al inglés como The Beast: Riding the Rails and Dodging Narcos in the Migrant Trail.

El periodista salvadoreño comentó que está sorprendió de ver la falta de cobertura periodística de calidad en temas relacionados con la migración centroamericana. “El periodismo en gran manera ayudó a que estos migrantes fueran las víctimas perfectas con su manera de cubrirlos”, dijo Martínez. Amnistía Internacional estima que 70,000 migrantes indocumentados desaparecieron en su tránsito por México entre 2006 y 2012.

También, mencionó que ha visto periodistas asistir a conferencias de prensa acerca de inmigración, pero han sido muy pocas las ocasiones en las que vio a periodistas arriba del tren o en algún albergue o simplemente en los puntos de cruce de los migrantes en la frontera con Estados Unidos.

Por lo mismo, en una entrevista exclusiva con El Nuevo Sol, Martínez comentó que aunque el periodismo necesita investigación en forma de documentos, también es importante “ensuciarte las botas”, es decir, si el periodista quiere hacer una investigación profunda tiene que reportera en donde ocurren los sucesos.

Martínez, en la misma entrevista, dijo que sí hay medios de comunicación que relatan historias sobre pandillas y crimen organizado, pero si hubiera una encuesta de periodistas en la cual se les preguntará cuántos de ellos han estado en la zona de control de estas pandillas o cuantos han entrevistado a uno de los miembros de estas organizaciones, el gran porcentaje de periodistas dirían que no lo han hecho.

Estudiantes escuchando la presentación de Martinez. Foto: Victoria López de Dios/ El Nuevo Sol

Estudiantes escuchando la presentación de Óscar Martínez. Foto: Victoria López de Dios/ El Nuevo Sol

Por otro lado, Martínez dijo en el evento que un periodista tiene que compartir parte de la vida de un inmigrante. Por eso, él tomó la decisión de viajar junto a cientos de migrantes centroamericanos que viajan día a día en la búsqueda de una vida mejor o por el simple hecho de huir de la violencia de su país. Martínez es un periodista que se dedica a realizar crónicas sobre temas de crimen organizado e inmigración en Centroamérica y México.

Otro punto importante que compartió durante su plática con estudiantes fue acerca del término “periodismo de investigación”, para él es un término mal empleado ya que todo el periodismo tiene que ser investigativo. Al mismo tiempo, con una metáfora de una pizzería compartió su descontento hacia el periodismo exprés. Dijo que no se puede llamar periodismo a una nota la cual pretende ser “elaborará y “ser entregado el producto” en media hora, como una pizza.

Martínez no solo compartió sus experiencias como periodista en la cobertura de temas sobre migración y violencia, él también aprovechó ese momento para inspirar a estudiantes hacer un mejor periodismo.

Utilizando otra metáfora dijo que la cobertura de periodismo en temas sobre la violencia se parece a una ventana donde afuera está lloviendo. Para Martínez, el periodista que vive dentro de esa casa que no se atreve a salir para no sentir las gotas de agua, no puede describir qué es la lluvia. Un periodista decide hasta dónde se va a mojar. “Por más que te mojes seguirás observando y tratando te entender la vida de los que viven afuera de la casa”, dijo Martínez.

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Durante el evento, Martínez también habló sobre cómo el periodismo ha permitido que los gobiernos centroamericanos muestren a los migrantes como héroes o ciudadanos que buscan una vida mejor pero “nunca como las mujeres [son] violadas en un monte perdido de México o los hombres secuestrados en la costa atlántica de México o las personas que murieron en el desierto”.

A su vez, Martínez dijo que un periodista que cubre este tipo de historias nunca debe ser la víctima. En su experiencia, durante su viaje con migrantes, en comparación a ellos,  él tenía a alguien esperándolo en cualquier parada de la estación del tren. Mientras que los inmigrante seguían un camino incierto, él regresaba a su casa para continuar escribiendo sus crónicas.

El oficio del periodismo de acuerdo con Martínez, debe ser intelectual. Los periodistas se dedican a entender las cosas lo mejor posible para poder explicarlas al televidente o lector. “En el momento en que un medio, una radio o una televisora te pida que vayas a cinco lugares al día para ir a reportar cinco tipo de cosas, tu labor deja de ser intelectual y te conviertes en una persona que carga una grabadora”.

Kimberly Arenas, estudiante de Estudios Centroamericanos y  periodismo en CSUN, compartió su alegría de haber podido asistir al evento de Martínez; ella también ha tenido la oportunidad de leer su libro. “Me inspira a entrar en el mismo tipo de reportaje, cuando yo comience mi carrera”, dijo Arenas.

Martínez firma su libro para un estudiantes. Foto: Victoria Lopez de Dios/El Nuevo Sol

Martínez firma su libro The Beast para un estudiante. Foto: Victoria López de Dios/ El Nuevo Sol

Asimismo, Martínez habló acerca de su libro Los inmigrantes que no importan, el cual esta dividido en 14 crónicas que se enfocan específicamente en las violaciones civiles que se cometen día a día en contra de los migrantes.

Estos incluyen, por ejemplo, la trata de mujeres centroamericanas para la explotación sexual (ellas son privadas de su libertad para ser puestas a trabajar en prostíbulos del sur de México) y la industrialización de los secuestros contra migrantes perpetrados por el crimen organizado en complicidad con autoridades mexicanas. Incluso, la violencia centroamericana es responsable de expulsar a muchos centroamericanos de su país, dijo Martínez.

Martínez citó como ejemplo un estudio realizado por la Cámara de Diputados en México, donde se estima que 80 porciento de mujeres centroamericanas, o de cualquier otro país que cruzan por el municipio de Huixtla en México, sufren una forma de agresión sexual.

Además dijo que el 2007 fue un año clave para el crimen organizado. Estos comenzaron a ver a los migrantes centroamericanos que pasaban por la frontera mexicanas del sur como un nuevo negocio. En su gran mayoría son los migrantes que viajan en el tren, La Bestia, quienes se han convertido en el objetivo principal para ser robadas, secuestradas y extorsionadas por los criminales mexicanos.

Sin embargo, Martínez también dijo que el ex presidente mexicano Felipe Calderón escogió la manera más incorrecta de eliminar el crimen organizado. La táctica de Calderón, de acuerdo a Martínez, contribuyó a que se formaran estos nichos criminales. De acuerdo a Martínez, la táctica de combatir el narcotráfico y la violencia en México fue factor importante en la violencia contra los migrantes que llegaban a México por la frontera del sur.

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El estudiante de estudios centroamericanos y sociología, José Torres, dijo que el libro describe las experiencias de Martínez con los niños, mujeres y hombres que sobreviven su viaje. “El vio las atrocidades de estas migraciones y, más importante, él se enfocó en los factores por lo cuales las personas están migrando a Estados Unidos y por qué están tomando estas rutas”.

La estudiante de periodismo, Romy Ginsberg, también compartió su opinión sobre la visita de Martínez: “Fue genial poder escuchar a Óscar Martínez después de haber leído su libro y visto entrevistas de él. Su visión en relación a los migrantes es irremplazable porque él tiene una experiencia única”.

Durante su presentación, Martínez permitió que estudiantes y profesores hicieran preguntas acerca de su libro y su vida como periodista. Cuando le preguntaron sobre qué esperaba que la gente obtuviera al leer su libro, Martínez dijo que idealmente lo que él quiere es que la población estadounidense, o cualquiera que lea su libro no sintiera empatía por las historias de cada migrante.

“A mí me parece que la empatía se te cae de las manos rápidamente, como la arena. Yo quisiera generar respeto. Es decir ellos, la gente que aparece en mi libro, mi familia que emigró en los ochenta aquí a Los Ángeles, hicieron por sus familias más de lo que muchos de nosotros estamos dispuestos a hacer y eso, al menos, se merece respeto”.

Martínez también dijo que  él quisiera que sus lectores sientan rabia al leer su libro. “Yo creo que hay algo más poderoso que la compasión y es la rabia. La rabia no te permite dormir con tranquilidad”.

Ve el evento completo en nuestro canal de YouTube:


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