Por CYNTHIA LEMUS
EL NUEVO SOL
El problema de la obesidad es una situación alarmante. Se estima que esta generación de jóvenes no vivirán más que sus padres y esto se debe a las malas costumbres alimenticias que los propios progenitores han permitido a sus hijos. Según Terry Oneal, enfermera del área de gastroenterología del hospital
Kaiser, “Esta será la primera generación de jóvenes que no sobrepasará la edad de sus padres ya que morirán más jóvenes por enfermedades relacionadas con diabetes, problemas del corazón, alto colesterol; en fin, enfermedades vinculadas con el tipo de alimentos consumidos”.
Esto hace que nuestra generación tenga que enfrentarse con situaciones que antes no eran comunes entre los jóvenes. Los problemas de sobrepeso en la juventud de los Estados Unidos está aumentando considerablemente. Un estudio realizado por Center of Diseases Control and Prevention (CDC) en el 2009, demuestra que alrededor del 19.5 por ciento de los estudiantes latinos de las escuelas secundarias estaban con sobrepeso. Es común ver a niños con un alto nivel de masa corporal, niños que empiezan a vivir y que lamentablemente morirán a temprana edad por problemas de salud relacionados con el sobrepeso.
Las enfermedades que los jóvenes están padeciendo hoy en día son problemas que antes sólo lo sufrían las personas de edad avanzada. Un informe publicado en Journal of the American Medical Association por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, EE UU) establece que la obesidad es uno de los principales problemas de salud pública, y que parece reducir notablemente la esperanza de vida, especialmente cuando se produce en individuos de los grupos de edad más jóvenes. Si los hombres padecen de obesidad a los 20 años se estipula que esto reducirá 13 años de vida, mientras que en las mujeres la recortará 8 años.
El estudio realizado por investigadores del Hospital Infantil de Carolina del Norte señala que alguna de las razones por las cuales las personas están padeciendo de sobrepeso a temprana edad es por los malos hábitos alimenticios entre los cuales se destacan el abundante consumo de comida chatarra y los horarios inadecuados para comer. Muchos de estos hábitos son pasados de padres a hijos, lo cual convierte a los progenitores en los culpables de que sus hijos padezcan de sobrepeso y mueran más pronto. Greenberg Quinlan Rosner Research y American Viewpoint realizó una encuesta que reveló que el 84% de los padres creen que sus hijos poseen un peso saludable, a pesar de que las investigaciones muestran que casi un tercio de los niños y adolescentes son obesos tienen sobrepeso.
Muchos jóvenes crecen con el estereotipo de comer comida de la calle debido al tipo de vida que sus padres les han dado. A esto se atribuye la falta de tiempo
que los adultos tienen para cocinar, el sabor llamativo de la comida chatarra y el bajo costo de los alimentos en los restaurantes de comida que no es saludable.
Estas ideologías causan que el sobrepeso deje de ser una enfermedad para convertirse en una situación común. Los padres de familia que son los primeros que deberían buscar soluciones a este problema no están haciendo nada para resolverlo. Al contrario, cada día más niños asisten a los restaurantes de comida chatarra de la mano de sus padres. Más niños se ven en tiendas de electrónicos acompañados de sus padres porque recibirán otro videojuego que los mantendrá pegados al televisor por horas sin hacer ejercicio, y cuáles son las consecuencias de estos actos de “bondad”: niños obesos.
Sin darnos cuenta el problema se convierte en el arma silenciosa de nuestra juventud. Y si nuestra generación es el futuro de este país, nuestro futuro se mira incierto y con una epidemia de gordura. Debemos mirar la realidad y tomar acción. Los padres necesitan educarse y reconocer los problemas de sus hijos. El sobrepeso no es una característica de salud y belleza; es una señal de falta de cuidado y dedicación.
Los padres deben conservar costumbres de cocinar en casa y no de ir al restaurante de comida rápida que queda en la esquina. Deben de salir a hacer ejercicio y no sólo comprarles entretenimiento basado en nuevas tecnologías. Ellos deben dedicarle más tiempo a la salud de sus hijos para tener retoños sanos, fuertes y felices. Si las cosas no cambian, la esperanza de vida de los jóvenes de los Estados Unidos se agotará cada día más llevándolo al punto de que serán los padres quienes entierren a sus hijos.
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