El trabajo de National Compadres Network es pionero. Su labor comenzó con “Círculos de Hombres,” una serie de reuniones de apoyo y conciliación que empezaron a formarse en noviembre de 1988.
Por ADOLFO FLORES
EL NUEVO SOL
Cuando hablamos acerca de la violencia doméstica, usualmente corremos para ayudar a la víctima y alejarla de su pareja. Sin embargo, nuevos estudios como los de la investigadora Julia Perilla de la Universidad del Estado de Georgia han encontrado nuevas líneas de acción. Después de haber entrevistado a mujeres latinas y preguntarles a ellas mismas cómo quisieran ser ayudadas, la mayoría respondió que quisieran eliminar la violencia en sus hogares sin separarse de sus parejas. De acuerdo a Perilla esto no puede ser realizado sin ayudar primero al abusador. Enfocarse en el hombre que golpea en vez de las mujeres que son víctimas es un concepto nuevo. Es atacar la violencia doméstica con un acercamiento diferente.
Y ésta es la línea de trabajo que viene realizando National Compadres Network en California. Esta organización ha formado un programa llamado “El Hombre Noble” que se enfoca totalmente en restablecer una relación positiva entre los hombres latinos y sus familias, la comunidad, y la sociedad.
Jerry Tello, director de Latino Fatherhood, Family Institution, y co-creador del programa explica que “Un buen futuro comienza con las relaciones. Comienza en cómo tratas a las mujeres, y nosotros como hombres debemos de intentar cada uno de nosotros para que podamos llegar a un punto mejor. Pero comenzando con ser un buen ejemplo y siguiendo con ser responsables para las siguientes generaciones, de ser mentor, de ser guía”.
Aproximadamente la mitad de los niños que han sido testigos de violencia doméstica en sus casas son abusadores cuando crecen, de acuerdo a la Fundación contra la Prevención de Violencia Doméstica (FVPF, por sus siglas en inglés). “A veces nosotros crecemos con eso, está en nuestra cultura y pensamos que está bien. Si nuestros padres lo hicieron por qué nosotros no”, dice Erick Torres, 26, estudiante de la Universidad Estatal de California, Northridge (CSUN).
El trabajo de National Compadres Network es pionero en ese sentido. Su labor comenzó con “Círculos de Hombres,” una serie de reuniones de apoyo y conciliación que empezaron a formarse en noviembre de 1988. Desde entonces estos grupos se reúnen y hablan acerca de sus roles como padres y esposos. En estas citas colectivas discuten cómo pueden cambiar las experiencias dañinas que han cometido contra sus esposas, sus hijos, su familia y su comunidad.
Después que estos grupos fueron creciendo en 50 ciudades del país, algunos hombres decidieron fundar NCN, llenando un gran vacío en cuanto a los servicios para hombres latinos.
Tello, junto con el sicólogo Ricardo Carillo han estabilizado un programa único que responde a los problemas que vienen desde la colonización y la injusticia redistributiva. Se enfocan en los entornos familiares que son testigos de violencia familiar, sufriendo abuso, abandono, aculturación y abuso de drogas.
Oscar Leiva, 24, estudiante de CSUN explica: “Mi padre cayó en el alcoholismo, y así fue violento con mi mamá pero mas que nada también era emocional. El alcoholismo afecta tanto, es una realidad que pues existe más que todo por la mentalidad machista que existe en todo Latinoamérica y eso se ha traído para los Estados Unidos”.
De acuerdo a La Institución Marine en California el uso del alcohol es frecuentemente asociado con la violencia entre parejas íntimas. Dos tercios de las víctimas de violencia entre parejas íntimas reportan que el alcohol fue involucrado en los hechos. Erick menciona que decidió dejar de tomar porque se dio cuenta que se ponía muy agresivo con su novia.
El modelo que usa el programa se dirige a varios factores responsables de la violencia intima con los principios de la psicología de comportamiento. Está basado en el conocimiento que todo comportamiento es aprendido. El “Hombre Noble” les explica a los hombres la violencia en contexto histórico, la sociedad latinoamericana, y la mixta de generaciones. De este modo, la organización defiende que los hombres pueden ser re-educados en conductas alternativas más apropiadas y sanas.
Esta primera parte del modelo les enseña a los hombres que la violencia doméstica nace del abuso de niños, el racismo y la opresión de los partidos políticos autoritarios de sus países. Pero se les ensaña en contextos de su historia personal y cómo ellos aprendieron estos compartimientos violentos. También se les explica que estos comportamientos fueron reforzados en las instituciones, especialmente en países con historias de guerra civil y represión.
En un libro escrito por Tello y Carillo en 1998, “Family Violence and Men of Color” (Violencia familiar y Hombres de Color), explican que familias con violencia doméstica han desarrollado un patrón de comportamiento basado en modelos, expectaciones tradicionales en cuanto a los roles de la mujer y el hombre, y la aceptación de la violencia como forma de solucionar conflictos. También explica que muchos hombres latinos tienen una historia de trauma. Este estrés postraumático es debido a que han venido de situaciones desgarradas por la guerra civil y experiencias violentas.
La segunda parte del modelo explica de la opresión de la mujer latina y cómo la cultura impide el progreso de la mujer para su independencia. Y por razones socio-económicas y no querer dejar el hogar, la mujer muchas veces no deja estas relaciones tóxicas. Los hombres refuerzan estos comportamientos para controlar a las mujeres y mantenerlas subyugadas.
El modelo sigue trabajando con factores de la salud mental, la pobreza y la discriminación, el abuso de drogas y el estrés de la aculturación. El 48 por ciento de latinas reportan que la violencia de sus parejas en contra de ellas aumento desde que emigraron a Estados Unidos, menciona la American Bar Association, Comisión de Violencia Domestica,
Antes que un hombre empiece con el programa, se le hace varias evaluaciones mentales, familiares e historiales. Una parte de las evaluaciones se llama las “cargas y regalos,” que examina las fuerzas y las heridas sufridas.
El programa puede durar entre 36 y 52 semanas. Es un proceso de cuatro fases, empezando con el primero llamado “Conocimiento,” que les enseña las consecuencias y se les da la habilidad y los recursos para comenzar un cambio de comportamiento y cognitivo.
La segunda fase es la “Comprensión.” Es entender las varias causas y factores que le da de comer a sus conductas violentas.
La tercera fase es la “Integración” de todos los recursos y habilidades aprendidos para controlar y parar su comportamiento y usar otras alternativas para comunicarse.
La última fase se llama “Movimiento” y es usando los comportamientos alternativos ya aprendidos.
Son 39 sesiones semanales en total con la meta de reducir la violencia, eliminando actitudes y cogniciones negativas como los celos, el control y sexismo. También eliminando la negligencia, el abuso emocional, físico o sexual con su familia o pareja íntima.
“No hay muchos lugares donde los jóvenes pueden ir y agarrar estos consejos. Nosotros como organización queremos que puedan juntarse con otros hombres para descargar sus problemas y al mismo tiempo lleguen a aprender cómo pueden balancear los dos mundos, los problemas y el cambio,” dice Tello “Pero más que nada donde ellos puedan sentir que tienen lugar otra vez, y eso es muy importante porque a veces como hombres nos sentimos muy solos y cansados”.
Perilla explica que entre los latinos existe la idea de que el hombre siempre tiene que ser predominante, es el que tiene que mandar, el que tiene que decidir y tener la ultima palabra. “No hay necesidad de que una persona tenga que mandar. Nuestra cultura tiene muchas cosas muy lindas dentro de la familia, por ejemplo la idea del respeto, la importancia de la familia, y la forma de trabajar honestamente. Estas son las cosas que nuestra cultura debería continuar haciendo para tener relaciones sanas,” dice Perilla.
Perfecto Aispuro, 23, estudiante de CSUN comenta, “Como hombres necesitamos que cuidar a las mujeres porque es un regalo que Dios nos hizo. Y si abusamos de ellas es no respetar ese regalo; es nuestro regalo y deberíamos de conservarlo”.
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