ADOLFO FLORES Y CINDY VON QUEDNOW,
Editores
Mientras se incrementaba la tensión durante una de las varias largas noches en la oficina, los editores de esta edición tomamos un momento para reflexionar y vimos las páginas preliminares en nuestras manos.
La foto ilustra una madre soltera al lado de sus dos hijos que tienen parálisis cerebral. Su rostro demuestra el amor por sus pequeños, y a la vez, cansancio.
Fue entonces cuando aclaramos nuestras mentes estresadas y vimos la gran pantalla: comprendimos que estábamos trabajando en algo más grande que nosotros.
Si no fuera porque la reportera y el fotógrafo contaron la historia, nadie se habría dado cuenta de los esfuerzos de una madre y su intento de navegar en un sistema de salud que está plagado de burocracia y, para muchos latinos, de barreras de idioma.
Esta es una de docenas de fotos y artículos que arman esta edición, en donde atacamos un monstruo de cuatro cabezas: salud, vivienda, educación y justicia medioambiental. Son artículos que quizás no sean cubiertos en los grandes medios de comunicación masivos.
En nuestras investigaciones, hemos encontrado las siguientes estadísticas alarmantes: de los 45 millones de latinos que viven en EE.UU, 42 por ciento no están cubiertos por seguro médico. En el año 2008, en el Condado de Los Ángeles, 35 mil familias perdieron sus hogares a causa de los embargos. Además, aunque 65 mil estudiantes indocumentados se reciben de la secundaria cada año, muchos de ellos no logran continuar su educación por el alto costo de matriculación o por enfrentar varios obstáculos para hacerlo.
La ciudad de Pacoima, en la que viven más de 52 mil latinos, está rodeada por tres autopistas. En sus alrededores se encuentran sitios tóxicos y aplicaciones industriales que comprometen la salud de sus habitantes. Las encuestas en la comunidad han determinado que el 70 por ciento de los residentes carecen de seguro médico.
La crisis económica ha afectado a todos los estadounidenses, pero los estudios enseñan que la recesión ha impactado más a los hispanos. Hace un año, los latinos tenían una tasa de empleo mayor que la de los blancos. Hoy la tasa de desempleo de los latinos es de un 11.4 por ciento, mientras el de los blancos es 7.9 por ciento.
Esta edición retrata muchas cosas de la pobreza actual. Nosotros en El Nuevo Sol quisimos escribir sobre personas que aún teniendo trabajo no pueden afrontar sus necesidades básicas como vivienda digna, seguro médico, acceso a la educación y justicia medioambiental.
Como los millones que vinieron antes de ellos, los inmigrantes de estos años recientes creyeron en el sueño americano: que si trabajaban lo suficiente podrían ser reconocidos en la sociedad y darle una vida mejor a sus seres queridos. Pero se encuentran trabados en un ciclo interminable.
Los momentos de ansiedad se deshacen cuando revisamos el trabajo de nuestros fotógrafos y reporteros.
Esta jornada sin duda ha fortificado nuestra relación como aspirantes a periodistas y amigos. También intentamos crear un periodismo responsable y de servicio a la comunidad.
Como estudiantes de periodismo, nuestro trabajo siempre ha sido observar y reportar sobre las vidas de otros. Claro, como en otros años, les traemos nuestras observaciones sobre la comunidad latina alrededor de Los Ángeles. Pero esta vez es distinto. En la actual crisis económica, nos ha tocado vivir las realidades de los protagonistas de nuestras historias.
Mientras batallamos frente a los desalojos y a no poder pagar las deudas, nos encontramos con la máxima paradoja del periodista: nosotros somos la historia.
Estas son las historias y las luchas de gente ordinaria superando circunstancias increíbles. Y de cierta manera, son nuestras historias.
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