Cuando vio cómo una terapeuta ayudó a su abuela a recobrar su buen estado físico, Ángela Cedillo pensó en ayudar a otros, principalmente a personas de la tercera edad. Hoy, ella forma parte del grupo de estudiantes-instructores de CSUN que participan en el programa de 100 Ciudadanos en la ciudad de San Fernando.
Por NANCY OY
EL NUEVO SOL
Los abuelos de Ángela Cedillo fueron una parte instrumental en su crecimiento, especialmente su abuela. Cedillo, de 26 años, creció en una familia de un solo adulto en edad de trabajar. Mientras su mamá trabajaba, a su abuela le tocaba hacerla de niñera porque su abuela tenía muchos problemas de salud y no podía moverse mucho.
La abuela frecuentemente se caía y en algún momento tuvo un tumor en el cerebro, quistes ováricos y otras cosas que afectaban su salud. Tenía un tumor cerebral remanente que hacía que se cayera de vez en cuando. Durante gran parte del día, eran sólo Cedillo y su abuela en la casa.
Cuando la abuela se cayó por la tercera vez, ella y su mamá notaron que la abuela había tenido un accidente cerebrovascular y no se podía mover.
“Me sentía tan impotente no sólo porque yo era muy joven, pero porque sentí que en ese momento, ella ya se había caído muchas veces y yo debería de haber estado preparada”, dice.
La abuela fue llevada al hospital, en donde estuvo un tiempo, pero después regresó a su casa. Su movilidad y funcionamiento estaban reducidos. Ahora a Cedillo le tocó cuidarla todos los días cuando llegaba de la secundaria.
“[Mi abuela] se enojaba mucho porque decía: ‘yo puedo hacer lo que quiera’, pero no podía funcionar bien”, dice Cedillo. “Apenas podía caminar y eso la frustraba. Mi mamá la trataba como una bebé. En ese momento, me di cuenta de que tu salud tiene mucho que ver con la cualidad de tu vida”.
Después, su abuela empezó a ir a terapia física. Como Cedillo no tenia niñera, la acompañaba a las sesiones.
“[La terapeuta] era impresionante”, dice Cedillo. “Era gentil con mi abuela pero le pedía más porque sabía que mi abuela era fuerte. Encontró una manera en relacionarse con la personalidad de mi abuela y al final de las terapias mi abuela empezó a lavar su propia ropa. Cuando la mire pensé: ‘¡Guau! Ella nunca lo podría haber hecho sola’. Mi abuela necesitaba a alguien que la motivara”.
La abuela de Cedillo murió un año después, pero ella se sentía feliz de que al menos en su último año de vida su abuela hizo cosas por sí sola. Recuerda la sonrisa que su abuela tenía cuando lavaba su propia ropa.
“Suena simple pero eso siempre ha resonado conmigo”, dice Cedillo. Esta fue la primera vez que pensó en lo que una terapeuta hace para ayudar a la gente.
Años después, cuando estaba fuera de la secundaria, Cedillo buscó trabajo para ganar dinero. Al principio, esa era su meta, pero después, en uno de sus trabajos sufrió un accidente en su muñeca. Tenía que tomar terapia física.
“Cuando estuve allí, ¡la terapeuta era increíble!”, dice Cedillo. “Era una mujer caucásica pero hablaba el español muy bien. Me recordó mucho a la terapeuta que había ayudado a mi abuela. Me decía: ‘Vamos, no me vengas con que no puedes hacerlo’. Me recordó acerca de lo que nos había pensado hacía años”.
Eso hizo que Cedillo decidiera estudiar kinesiología. Porque era muy cercana as sus abuelos, ella quiere enfocar su especialidad en geriatría. Quiere enfocarse en las personas de la tercera edad que han sido víctimas de accidente cerebrovasculares, o ataques al corazón.
Para tener más experiencia en ayudar a las personas de la tercera edad, Cedillo comenzó a ser estudiante-instructora para un programa llamado 100 Ciudadanos, que ayuda a la gente mayor en mejorar la forma en que vive y para prevenir la diabetes.
“Creo que Ángela, como estudiante-instructora, tiene muchas fortalezas”, dice Leslie Moreno, la directora del programa de los adultos de la tercera edad. “Ángela haca un excelente trabajo en explicar los ejercicios a los participantes. Ella los relaciona en una manera de que ellos lo entiendan”.
El programa comenzó hace tres años por Steven Loy, un profesor de kinesiología de la Universidad del Estado de California Northridge (CSUN). Es coordinado por estudiantes de kinesiología de CSUN, como Cedillo, en el Parque Recreacional de la ciudad de San Fernando.
“Me gusta el programa de 100 Ciudadanos porque estoy trabajando con las abuelas y los abuelos de la gente”, dice Cedillo. “Yo no tengo conexión con adultos o niños. Con adultos, me siento mal decirles que se apuren y con los niños, siento mal decirles que dejen de correr en círculos, pero con las personas mayores siento algo especial. Me gusta. Tengo compasión. Veo a mis abuelos en ellos. Mi abuelo todavía esta vivo y ha sobrevivido dos ataques al corazón. Lo miro en ellos”.
“Ella hace el esfuerzo de hablar con ellos de forma individual y llegar a conocerlos. Es una gran instructora porque va más allá de lo que se le pide hacer”, dice Moreno. “Tiene un gran entusiasmo y crea un divertido, motivador ambiente para los participantes. Ellos realmente disfrutan de tenerla allí”.
“¡Es maravillosa”! dice Leonor Pacheco, de 70 años, participante del programa. “Nos hace sentir bien y ayuda a gente de tercera edad como yo. Es buena persona y muy feliz. Tiene una vibra buena y es dulce”, continúa Pacheco, residente de Pacoima.
Cedillo nació y continúa viviendo en la ciudad de San Fernando. Ella es la única de los cuatro hermanos que ha ido a la universidad. Creció en una familia religiosa e iba a la iglesia de dos a tres veces por semana hasta la edad de 16. Dos de sus pasatiempos son viajar y escuchar música.
“Puedo manejar muchas horas sin necesitar un descanso”, dice Cedillo. “He manejado hasta mi tierra natal, México, y a Nevada para un evento llamado “Burning Man”. También ha viajado a Washington, Hawaii, y espera visitar Suiza en 2015. Dice que el amor de manejar largas distancias y cantar y bailar en el carro es lo que hizo que se enamorara de los viajes por carretera, pero también le gusta volar. Para su cuarto aniversario, su novio le regaló una lección de vuelo.
Además de viajar, le encanta escuchar música. Su propósito desde que salió de la secundaria, era ir al mayor número de conciertos posible. Hasta ahora ha atendido 50, incluyendo uno donde fue a ver a ACDC. Ella tiene una buena relación con su familia y es cercana a ella.
Antes de ir a CSUN, atendía el colegio comunitario Los Ángeles Valley. Ahí solamente tomaba pocas clases por semestre. Dice que esos fueron sus años rebeldes, pero que las clases que tomó la prepararon para ir a CSUN. Ahora está en su último año y espera graduarse en el otoño de 2014. Ser voluntaria de 100 Ciudadanos le ha abierto los ojos.
“Yo tengo buenas notas en mis clases”, dice Cedillo, “pero no soy tan rápida como yo pensé que sería para modificar los ejercicios para que estén al nivel de los participantes. Me ha motivado para ser más activa y para practicar mi español. Ha sido bueno conocer a la gente de tercera edad y convivir con mis compañeros de clase en un ambiente cómodo”.
En marzo de 2013 el programa fue reconocido por la Casa Blanca. Ahora esta implementado un programa de prevención de la diabetes que ayudará a reducir la diabetes en la ciudad de San Fernando. El profesor Loy esta haciendo todo lo posible para mejorar y sostener el programa.
“Yo participo en el programa porque me hace sentir libre”, dice Pacheco, quien atiende el programa los lunes y miércoles. “Remueve mi ansiedad y mi estrés”.
Estudiantes de CSUN están aplicado en números altos para participar en este programa. Cedillo cree que el programa es un éxito y que continuara creciendo.
“Es necesitado en la comunidad y por suerte los participantes y los estudiantes son receptivos y les gusta el proceso”, dice. “Creo que las personas son cada vez más conscientes de que tienen el poder para disminuir su riesgo de enfermedades metabólicas, cardiaco-respiratorias y están tomando los pasos necesarios para mejorar sus vidas”.
La madre de Cedillo recibió su licenciatura de la universidad de Mount St. Mary’s y le ofrecieron un beca completa para estudiar su maestría, pero la rechazó porque quería empezar una familia. Cedillo quiere seguir los pasos de su madre y estudiar en Mount St. Mary’s porque tienen un programa doctoral de terapia física. Quiere terminar lo que su madre comenzó.
“Creo que sería fascinante si estudio en el alma mater de mi madre”, finaliza.
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