Les pregunté a mis papás cuál era mi número del seguro social. Ellos me vieron, y yo no sabía lo importante que era ese momento.
Por JUAN HERRERA GONZÁLEZ
EL NUEVO SOL
Yo me acuerdo de chiquito y de adolescente que mis papás me decían, si yo obtenía grados buenos, mi futuro iba ser mejor o más fácil. Me decían: “si tienes buenos grados, vas a tener un buen trabajo y vas a tener mucho dinero para comprarte una casa y un carro bonito y todo lo que quieras”.
Yo iba a mis clases siempre a tiempo, entregaba y tomaba clases de AP para poder obtener créditos de colegio más pronto. Me daba hasta sentirme culpable o sentirme como una falla cuando mis grados no eran una A.
Avanzamos el tiempo y estoy en el tramo final de la escuela. Antes de graduarme de la preparatoria, los consejeros de la escuela llaman a estudiantes y nos llevan al departamento del colegio. Nos sientan a los estudiantes y nos explican que en unas semanas nos vamos a graduar y que nos deberíamos preparar para el siguiente capítulo. Los muchachos están bien animados y yo igual porque nos están ayudando con formularios y papeles de admisión para solicitar ingreso a universidades.
Entre los papeles, yo veía que nos pregunta cuál era nuestro número de seguro social para poder completar los papeles. Les dije a los ayudantes que yo no sabía qué era eso y que regresaría al día siguiente. Ese día, yo llegué a mi casa y les dije a mis papás lo que pasó en el día y me acordé de una cosa. Les pregunté cuál era mi número del seguro social.
Ellos me vieron, y yo no sabía lo importante que era ese momento. Me vieron y me dijeron: “Mijo, tú no tienes uno”. Yo pregunté: “¿por qué? ¿O qué?¿Se compra?”
Ahí fue cuando me dijeron que yo no había nacido en Estados Unidos. Yo siempre pensaba que sí, y en ese momento me di cuenta de que mi vida iba a ser un poco más difícil. Y sí lo fue, yo vi a mis amigos ir al colegio y unos el gobierno les ayudaba. Otros empezaron a trabajar y yo no podía por también eso del seguro social. Mi vida después de eso cambió, pero ahora soy un recipiente de DACA y con orgullo. Sí es un poco diferente, pero todavía todo es posible es lo que pienso. Hoy en día son 636,390 recipientes qué viven con el programa y hay recursos en la universidad para estudiantes con DACA.
Yo les diría que ellos no están solos, que hay recursos para todos los que necesiten ayuda . Primero tienen que solicitar para el programa de AB 540, para que puedan pagar como residente del estado. Ya que soliciten para ese programa, también soliciten ayuda financiera del estado, conocida como California Dream Act.
Sí no estás en la escuela todavía pero quieres estudiar en la universidad, visita los recursos de Immigrants Risingpara más imformación de cómo ir a la universidad con o sin DACA.