Cuando salí del carro no pude comprender qué estaba pasando, estaba confundida. Se sentía que todos alrededor de mi iban a 100 millas por hora y que yo estaba paralizada.

Por GRACIELA COLORADO 
EL NUEVO SOL

En un otoño de 2016, mi perspectiva de la vida cambió por lo mejor. Mi papá me enseñó a manejar a los 16 años, yo estaba tan emocionada por esta experiencia, pero nunca pensé que esto vino con mucha responsabilidad y madurez. Desde que estaba pequeña yo era un persona impaciente y muchas veces dejaba que las emociones se apoderaran de mi.  Mis padres me aconsejaban que yo tuviera paciencia y que me esperara para agarrar más experiencia, pero la ansiedad por manejar era demasiada en ese tiempo.

Una tarde en noviembre de 2016, se me antojaron unas botanas. Mi Mamá estaba trabajando y mi papá ya casi iba a llegar a la casa, pero yo como siempre dejé que mi emoción de ir a las tienda sobrepasara cualquier decisión lógica que yo podía haber hecho. Cuando empecé a manejar noté que había mucho tráfico, pero no le  di mucha importancia. A menos de un minuto de distancia de mi casa estaba en una intersección y yo estaba doblando a la izquierda. Frustrada de que había tantos carros y enfadada de que no podía doblar a la izquierda, nada más lo hice.

La siguiente cosa que supe fue que el Departamento de Bomberos de Los Ángeles me estaba tratando de sacar del carro de mi mamá, que estaba completamente destruido. De acuerdo a un estudio de Geico Insurance, en el primer año de conducción 1 en 5 conductores de 16 años de edad, tienen un accidente.  Un gran factor es la inexperiencia del conductor.

Cuando salí del carro no pude comprender qué estaba pasando, estaba confundida. Se sentía que todos alrededor de mi iban a 100 millas por hora y que yo estaba paralizada. De repente noté que la familia que me pegó era una pareja mayor, el señor me preguntó si yo estaba bien, pero él se miraba que tenía mucho dolor. Cuando llegó la policía, tomaron los datos de ambos y concluyeron que yo tuve la culpa por no proceder con cuidado en una intersección. Lo demás fue de menos, ninguna persona fue herida gravemente. Hasta este día esta ha sido la experiencia más traumática en mi vida. Pero a la misma vez esto ha dado forma a quién me he convertido como persona. En ese momento, yo me di cuenta cómo mis decisiones tomadas por impaciencia podían haber herido mucha gente.

Decidí pedir ayuda a mis padres y ellos me apoyaron para que yo fuera a terapia. La terapia me ayudó a ser una persona más consciente de mis decisiones, mentalmente me ayudaron demasiado. Yo quería hacer un cambio en mi vida, porque ya no quería ser una persona tan impulsiva. Animo a cualquiera a aprovechar los recursos que ofrece CSUN, incluidos los servicios de atención de crisis 24/7 siempre están disponibles por teléfono al (818) 677-2366. Visitando el sitio web, University Counseling Services puede hacer un cambio drástico en la salud mental de cualquier persona.

Mi nombre es Graciela Colorado y nací en El Salvador. Más recientemente me ha interesado escribir sobre eventos de la comunidad y me atrae el tema empresarial y cómo se inician las pequeñas empresas locales.  En 2018, aprendí a aplicar extensiones de pestañas y me apasiona, me encanta porque puedo hacer que las mujeres se sientan más seguras y hermosas en su propia piel. Si gustas conocerme, búscame como @graacee_c .