En 2020, se cumplieron 35 años de que él se viniera a Estados Unidos. Buscó trabajo y el primer trabajo que tuvo pagaba más dinero por hora de lo que ganaría en México.
Por ALEXIS RADILLO
EL NUEVO SOL
A principios de mayo de 1985, José Alberto Radillo Fregoso se vino a Estados Unidos en busca de un mejor futuro del que tenía en Guadalajara, Jalisco, México. Él decidió venir al norte unos días antes del 10 de mayo. Su camino comenzó en la frontera de Tijuana y en la zona fronteriza de San Ysidro, California. Y de esa zona fronteriza comenzó su camino hacia su destino a la ciudad de Arleta, California.
Durante las tres décadas que Radillo ha estado en Estados Unidos, ha trabajado como cocinero en un restaurante y del cual su hermano es dueño. En ese restaurante preparan comida mexicana. Antes, de 1985 al 1995, Radillo también trabajó en un almacén de una fábrica de ropa.
Entre el 2002 y 2012, él tuvo también su propio negocio de comida mexicana en la ciudad de San Fernando, California. La razón por la que vendió su negocio fue la recesión. Radillo explicó dónde había comenzado su viaje a Estados Unidos y lo que es imposible si se puede realizar.
“Mi experiencia fue algo sorprendente porque nunca me imaginé llegar a la ciudad de Tijuana. Es muy… una ciudad muy insegura y cuando volteé hacia el cerro, vi una multitud de como cinco mil personas que venían para Estados Unidos y para mí, se me hizo algo imposible que se podría a llegar a realizar”.
Durante su camino a Estados Unidos, Radillo pasó por varios obstáculos en su camino y él mismo los enfrento. Explicó un obstáculo muy difícil.
“Yo llegué a cruzar el freeway en compañía de otras personas, algo muy riesgoso y peligroso a la vez, y más adelante, tuve que dormir en el cerro y a la intemperie. No estaban tan frío porque todavía no era tiempo de que estuviera tan frío en aquel entonces, pero lo que me impresionó era que teníamos que hacer esto en un periodo de cuatro a cinco horas de madrugara”.
Cruzando el freeway fue solo el comienzo de su camino porque Radillo tuvo que enfrentarse: a lo desconocido de su camino para poder llegar a Estados Unidos. Algunos de esos obstáculos fueron muy impactantes para el.
“Fueron unos obstáculos muy peligrosos aparte de pasar el freeway. En una de esas escapadas que tuvimos, caí en un pozo de no se cuánto seria de profundidad. Llegué a pegarme en mi pierna derecha, me lastimé y el coyote me ayudó a salir de ahí. También, unas rejas de alambre que también tuvimos que brincar hacia una propiedad en la que nos metimos y las rejas eran altas, y yo tuve que subirme y aventarme para el otro lado y caer al suelo. Hubo muchos obstáculos muy peligrosos.”
Radillo fue una de miles de personas que vinieron a Estado Unidos por una mejor vida y un mejor futuro. En un libro de Aviva Chomsky, Indocumentado: cómo la inmigración se volvio ilegal, ella afirma que “con la frontera ‘relativamente abierta’ entre 1965 y 1985, el 85 por ciento de las entradas de indocumentados se compensaron con las salidas, lo que arrojó un incremento neto relativamente modesto para la población de Estados Unidos”.
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