Ellos me decían que, por mi color de piel, era fea y que no pertenecía en el grupo de ellos por no ser del mismo color, que no era blanca.
Por CRISTAL MORALES RODRÍGUEZ
EL NUEVO SOL
Cuando yo estaba en la primaria, las clases eran mixtas y consistían de todo tipo de personas. Todos se llevaban bien con todos. En mi primaria, los compañeros que tenías desde el kínder eran los mismos que ibas a tener en la misma clase hasta la culminación. Todos nos portábamos bien, hasta que un día en tercer grado, todo cambió.
En el tercer grado es cuando te enseñan sobre Martín Luther King Jr., y lo que sucedió en los 1960. El racismo, la discriminación y la crueldad qué pasó en ese tiempo. Estábamos viendo una película sobre los letreros, las escuelas y cómo todo estaba segregado. Unos de mis compañeros fueron al baño y cuando regresaron, su modo de ser cambió. Al regresar, me gritaron que yo no podía estar en esa clase porque decían que yo era morena y aquí era para los blancos. En ese momento, no sabía por qué me lo decían si yo era igual a ellos en una clase llena de latinos. En ese momento, yo me sentía diferente de los demás y terminé llorando, aunque no era tan diferente de mis compañeros. Desde entonces, sentí que las cosas no eran iguales que en aquel tiempo. Les conté a mis padres lo que me había sucedido, pero, mi mamá me dijo que no había nada de malo con el color de mi piel y que era muy bonita, aunque otros dijeran lo contrario.
En los siguientes años, seguí viviendo mi vida igual como siempre lo he hecho. Llegando al 5to grado, pensé que ya había superado el hostigamiento, pero estaba equivocada. Los mismos niños que me hacían sentir inferior por mi color de piel, ese mismo año, me hicieron lo mismo pero peor. Ellos me decían que, por mi color de piel, era fea y que no pertenecía en el grupo de ellos por no ser del mismo color, que no era blanca. Esta vez le dije al maestro e hizo que me pidieran disculpa por hacerme sentir que era menso que ellos y los demás por el color de mi piel.
Desde entonces, mi mamá siempre me recuerda que el color de mi piel es bonito y no cambia la persona que soy. Mi papá siempre me recuerda que todos somos iguales, el color de piel no cambia la forma que deberíamos de vivir. Al final, todos vamos a morir y no nos vamos a llevar nada. Yo aprendí que, en este mundo hay personas que quieren sentirse superior de los demás sin saber que terminan lastimando a otros por querer sentirse mejor. Por eso a mí no me gusta juzgar a las personas por sus apariencias. La gente se puede mirar de una forma, pero pueden tener una personalidad diferente, y tenemos que conocer a alguien antes de formar opiniones.
Para prevenir y educar a las siguientes generaciones, la pagina healthychildren.org tiene un articulo sobre como hablar y enseñar a los niños desde chicos como crecer en un mundo diferentes culturas y razas en el mundo. El articulo cuenta que desde bebes se puede aprender el prejuicio y racismo. También dice que en la primaria es. Muy importante hablar sobre la diversidad, yo pienso que en el grupo de mi edad no nos enseñaron de lo que bello es ser diferente y de los colores de piel que tenemos en nuestra misma cultura. El racismo y colorismo es algo que se aprende desde pequeño.
Para concluir, el mundo no va a cambiar rápido, pero tenemos que queremos a nosotros mismos para poder superar a los que crecieron con una mentalidad diferente. Aun como esta la situación y con el gobierno que tenemos, es más importante que rechacemos el colorismo y no rendirnos.
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