El jefe de Stephen Chae no le permitía mantener la propina que ganaba. También fue testigo de que sus compañeros de trabajo pasaban por peores casos de robo de salario. Muchos de sus compañeros de trabajo no tenían papeles y no se les pagaba ni el salario mínimo.
Por DIANA JIMÉNEZ
EL NUEVO SOL
Desde que era niño, mi novio Stephen Chae, de 26 años, era muy inquieto. Él siempre tenía que estar haciendo algo porque se aburría fácilmente. Para que no estuviera aburrido, sus papás lo inscribieron a clases de karate, violín y piano. También le encantaba jugar juegos de mesa y para eso sí tenía paciencia. En sus años de juventud, Chae empezó a trabajar durante su preparatoria. Trabajaba en supermercados y restaurantes de comida rápida.
Al principio, Chae trabajaba porque quería tener algo qué hacer, pero pronto se dio cuenta que trabajaba por otras razones. Se dio cuenta que con sus trabajos estaba ahorrando dinero, y quería seguir haciéndolo. Desde entonces, Chae no ha dejado de trabajar y todos sus esfuerzos han valido la pena.
Desde el 2005, Chae ha trabajado en diferentes empleos: en la construcción, restaurantes, tiendas de ropa. Cuando se graduó de la preparatoria, empezó a ir a una escuela técnica. Quería estudiar reparación y mantenimiento de automóviles chocados. Durante todo ese tiempo, su papá estuvo un poco molesto porque quería que fuera a la universidad. Chae le dijo a su papá que se beneficiaría de esta escuela porqué era algo que deseaba hacer y no quería perder su tiempo y dinero. Con su título, él consiguió un trabajo que le gustaba y disfrutaba. También podía ahorrar más dinero.
Tenía tan solo 20 años cuando terminó la escuela técnica, pero a pesar de su gran experiencia de trabajo, él también fue víctima de robo de salario. Sucedió cuando trabajaba en restaurantes. A veces, su jefe no le permitía mantener la propina que ganaba. También fue testigo de que sus compañeros de trabajo pasaban por peores casos de robo de salario. Muchos de sus compañeros de trabajo no tenían papeles y no se les pagaba ni el salario mínimo.
Chae se sentía incómodo porque sabía que su supervisor había hecho algo ilegal. Sin embargo, no quería correr el riesgo de perder su trabajo al denunciarlo. Además, el supervisor de Chae trató de sacar provecho de él y no darle un descanso. Sin embargo, Chae no dejó que los empleadores se aprovechan de él. Por lo tanto, luchó por sus derechos como trabajador.
“Sabemos que un tercio de los trabajadores jóvenes trabajan más allá de su hora de salida y que el 22,4 por ciento no se les pagan por todas las horas trabajadas”, dice Reyna Orellana, una investigadora del Centro Laborar de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). “Esas estadísticas pueden fundamentar y apoyar la experiencia de Chae”.
Elegí a mi novio como sujeto de este perfil porque nunca he conocido a nadie como él, y él es un trabajador que ha ganado todo lo que tiene ahora. Ha tenido empleos de asistente del gerente en restaurantes y se preocupó de que todos los trabajadores tuvieran un salario justo. No dejó que su mala experiencia lo convierten en un supervisor injusto. Con el tiempo, se compró su propia casa, un coche y fue capaz de pagar todos sus gastos. Me sorprende que él ha conseguido hasta el momento, y me siento orgulloso de llamarlo mi novio.
Chae es una persona muy independiente y a pesar de que tiene diez años de experiencia de trabajo, aún no ha encontrado su trabajo ideal. Su objetivo final es llegar a ser un veterinario. La gente busca su ayuda para cuidar de reptiles como dragones barbudos, tortugas y serpientes. Ha trabajado en las oficinas de un veterinario y actualmente está trabajando en una tienda de mascotas. Él se encarga de todos los animales que se venden en la tienda y le encanta. Además de ser un buen trabajador, Chae se ha llevado muy bien con la mayoría de sus compañeros de trabajo.
“He aprendido muchas cosas de animales”, dice Anette Romero, una de sus mejores amigas, “y es muy productivo y divertido trabajar con Chae porque hacemos nuestro trabajo, pero también nos divertimos mucho”.
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