“Yo usaba mi salario para lo que me alcanzara”, dice José Luna. “Comida, renta y otras cosas. Pero definitivamente no es suficiente para poder tener una vida buena. Sin embargo, yo tuve ayuda financiera de mis padres, como en el caso de muchos otros estudiantes que trabajan medio tiempo”.
Por MARÍA CARTAYA
EL NUEVO SOL
José Luna, de 23 años, nunca tuvo que faltar a clases por tener un horario impredecible en el trabajo, pero varios de sus compañeros sí han pasado por esta situación.
Una de las cosas más importantes para Luna es ser puntual y respetado por otros. Él se graduó de la Universidad del Estado de California en Northridge (CSUN) y obtuvo su título universitario en relaciones públicas. Por esto mismo, Luna es una persona muy respetuosa cuando se trata del tiempo de los demás.
Luna trabajó para una tienda de ropa por cinco años mientras iba a la escuela. Aunque él dice que no tuvo horarios impredecibles durante la mayor parte del tiempo que trabajó para la tienda, sí tuvo este problema en su último año de trabajo.
“Era horrible. Horarios impredecibles afectan mucho a las personas porque nunca saben cuándo tendrán que trabajar” dice Luna. “Yo pedí que me transfirieran a otra tienda cuando este problema empezó. Pero tengo compañeros de trabajo que tuvieron que lidiar con horarios impredecibles por mucho tiempo”.
Ese fue el caso de la compañera de trabajo de Luna de nombre Katie Sommers. “Una vez me enviaron a mi casa después de dos horas sólo porque no habían muchos clientes en la tienda y no me necesitaban”, dice Sommers. “Es desconcertante porque estas contando con esas horas para que te paguen y luego te envían a casa, y lo peor es que no puedes hacer nada al respecto.”
El informe I am a #YOUNGWORKER del Centro Laboral de UCLA encontró que 9 de cada 10 trabajadores jóvenes no tienen un horario fijo. El informe también halló que el 81.5 por ciento de trabajadores jóvenes tienen un horario que cambia cada semana. Al mismo tiempo, aproximadamente a un 20 por ciento de los trabajadores jóvenes les cancelan su turno de trabajo el mismo día, exactamente lo que le pasó a la compañera de Luna, Sommers.
“Los horarios impredecibles pueden complicar mucho la vida de un trabajador joven”, dice Reyna Orellana, investigadora del Centro Laboral de UCLA. “Ellos necesitan organizar sus actividades diarias como la universidad, diligencias y otras cosas. Cuando estos trabajadores tienen un horario impredecible es muy difícil poder organizarse”.
Otro problema que enfrentó Luna fue el bajo salario que recibía. Cuando él comenzó a trabajar en el 2011, su salario era de $8.25 dólares la hora. En un período de cuatro años, cuando recibió su último cheque en diciembre de 2015, su salario era de $10 dólares la hora. Lo que significa que su salario aumentó menos de $0.50 centavos anualmente.
El informe de la UCLA menciona que el salario promedio de los trabajadores jóvenes en el sector de ventas era de $10.32, mismo que reciben dos de cada tres trabajadores jóvenes encuestados. No es un accidente que con sueldos tan bajos por un promedio de tres o cuatro años, solo un 53.4 por ciento de trabajadores jóvenes puede ahorrar parte de su salario.
“Gerentes y supervisores buscan excusas para poder justificar el salario tan bajo que muchos trabajadores jóvenes reciben”, dice Orellana. “Por eso, este informe es tan importante, porque podemos probar que en realidad menos de un por ciento de trabajadores jóvenes usa su salario en actividades divertidas o recreacionales”.
“Yo usaba mi salario para lo que me alcanzara”, dice Luna. “Comida, renta y otras cosas. Pero definitivamente no es suficiente para poder tener una vida buena. Sin embargo, yo tuve ayuda financiera de mis padres, como en el caso de muchos otros estudiantes que trabajan medio tiempo”.
Luna dice que de todos los problemas con los que tuvo que lidiar, el peor fue abuso verbal por parte de los clientes. “Lo más difícil era lidiar con clientes que le faltaban el respeto a los trabajadores”, dice. “Muchísimos clientes visitan la tienda y tienen una actitud terrible y tratan mal a los trabajadores. No se dan cuenta que mientras peor sea su actitud, peor los trataremos porque no los queremos en la tienda”.
El informe de UCLA demuestra que el 81 por ciento del abuso verbal hacia los trabajadores es por parte de los clientes. Muchas veces, los clientes tratan mal a los trabajadores y sienten que tienen derecho a humillarlos.
Este informe también explica que uno de los problemas más grandes es que muchas tiendas o restaurantes siguen la política de: “el cliente siempre tiene la razón”, cuando en verdad este no siempre es el caso.
“Lo bueno es que nuestros gerentes y supervisores siempre nos decían que actuáramos de forma profesional, pero que no dejáramos que los clientes nos trataran mal”, dice Luna. “Nunca nos obligaron a seguir el lema de ‘el cliente siempre tiene la razón’”.
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