Por NICOLE FROST
EL NUEVO SOL
A muchos niños no les gusta leer, pero a mi hermano le gusta leer el diccionario. A muchos niños les gusta jugar con sus amigos. Me hermano tiene amigos cibernéticos. Mi hermano no puede amarrarse sus zapatos, pero puede hacer cálculos en su cabeza. No puede escribir bien a mano, pero puede escribir 140 palabras por minuto en un teclado. No se le olvida nada y piensa como una computadora.
Mi hermano tiene autismo.
El autismo, o trastorno del espectro autista, es un trastorno que afecta 1.2 por ciento de los niños en el mundo. Es más probable que los niños tengan autismo que las niñas.
Según el Centro de Control de Enfermedades, sólo una de cada 252 niñas tiene autismo, comparado con uno de cada 54 niños. Pero, según la Red de Autismo y Monitoreo de Discapacidades Desarrolladas (ADDM), las personas que tienen autismo no necesariamente sufren de discapacidad intelectual.
Muchos niños, como mi hermano, fueron diagnosticados cuando tenían dos años de edad.
Mi hermano aprendió que tenía autismo en el 2002. Cuando era un bebé, él se comportaba de una manera diferente a los otros niños de su edad. No podía entender los emociones, ni el dolor. No entendía qué significan las palabras o emociones como “triste”, “feliz”, o “enojado”. Por eso, mi mamá necesitaba usar tarjetas ilustrativas.
Porqué él no podía entender el dolor, ocupabamos ser muy cuidadosos ya que él se lastimaba fácilmente. También, él se comportaba como un loro de los otros niños. Por ejemplo, solamente aprendió como jugar con sus juguetes de la manera exacta que lo hacían otras personas. Pero, esos sólo son los aspectos negativos.
Lo más positivo de mi hermano es su cerebro.
Puede pensar como un genio y tiene ideas muy avanzadas para su edad. Tiene solamente 15 años y ya escribió una novela de más de 350 páginas. Aunque tiene problemas motores, puede tocar la guitarra y el saxofón. Se le dificulta socializar, pero está aprendiendo el arte del sarcasmo y es candidato para ganar el título de “Rey de Homecoming” y “Valedictorian” en su secundaria.
Según un estudio realizado por el Instituto MIND de la Universidad de California, Davis, más del 6 por ciento de niños hispanos sufren de retraso en su desarrollo y no son diagnosticados.
Por esta razón, el Grupo de Autismo Ángeles fue fundado, el cual busca educar a familias y proveer el apoyo e información necesaria para aceptar y entender los retos de los niños, y al igual de sus familiares.
Aunque la vida es más difícil para mi hermano, también es más rica. Aprende de maneras únicas y ve el mundo a través de un lente diferente. Creo que mi hermano tiene el beneficio más grande porque puede ser diferente. A veces, él quiere ser como “las personas normales”. Por eso, siempre le digo: “Nunca quieras ser como todos los demás. Nosotros no tenemos una opción”.
Para más información sobre el Grupo de Autismo Ángeles, visite: www.grupodeautismoangeles.org/site
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