Destacados | Featured / 10/29/2009

‘El trabajo que hacemos es un reto’

 

Gladys Mydland, Alex Dorsey y Julia Hernández son parte de un equipo de mujeres en W.O.R.K.S. Tienen oficina en Highland Park, donde ofrecen sus servicios. Yazmin Cruz / El NUEVO SOL

Gladys Mydland, Alex Dorsey y Julia Hernández son parte de un equipo de mujeres en W.O.R.K.S. Tienen oficina en Highland Park, donde ofrecen sus servicios. Yazmin Cruz / El NUEVO SOL

Por YAZMIN CRUZ 
El Nuevo Sol

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Alex Dorsey, 39, empieza su día a las seis de la mañana asegurándose de que su hijo Brandon, 17, tenga un desayuno saludable antes de llevarlo en coche a la escuela.

Mientras lidia con la mañana, ella encuentra tiempo para meditar… pero sabe que sera su última oportunidad de hacerlo porque no descansará hasta que su día termine alrededor de las nueve y media de la noche. Dorsey es la gerente general de Equitable Roots, una organización no lucrativa respaldada por Women Organizing Resources Knowledge and Services (W.O.R.K.S.), que promueve el acceso a productos orgánicos a lo largo del condado de Los Angeles.

“El trabajo que hacemos en un reto, estimula la inteligencia y permite expandir tu corazón”, dice, “Está lleno de oportunidades y de retos, por lo que es un gran ambiente para mí. Requiere de niveles muy altos de compromiso”.

Dorsey es una de las pocas personas de color en una posición de liderazgo que apoya asuntos de sostenibilidad ambiental en varias comunidades. De acuerdo con la organización Minority Environmental Leadership Development Initiative (MELDI), de la Escuela de Recursos Naturales y Medioambiente de la Universidad de Michigan, 33% de las organizaciones medioambientales y 22% de las agencias gubernamentales no tienen gente de color en su personal.

Con el movimiento medioambiental siendo pensado por aquellos que son blancos y ricos, la suma de diversidad en las organizaciones trata de incorporar a gente de color que son generalmente los más afectados por el impacto medioambiental, a tomar posiciones más involucradas.

Pero Ashwani Vasishth, professor de estudios urbanos y planeación de la Universidad de Rampo en New Jersey, dice que los líderes de color no son necesariamente lo que las comunidades de color necesitan. Para que las comunidaes se involucren en asuntos relacionados con el medioambiente, los efectos tienen que ser visibles y afectarlos a ellos directametne para que se comprometan en acudir a las autoridades.

“Ellos (la gente de color) se preocupa como individuos (acerca de los asuntos de medio ambiente), pero de lo que carecen es una voz organizada”, agrega Vasishth.

La inequidad en ciertas areas no tiene que ver con el origen etnico, sino con la clase socioeconómica, aunque esto no es tan visible en el condado de Los Angeles por el influjo de inmigrantes que llegan buscando areas económicas para asentarse, en donde ya existen problemas medioamentales previamente, dice Vasishth.

“La mayoría de la gente pobre viviendo en Estados Unidos es blanca, ellos son la verdadera minoría en una comunidad de minorías”, afirma Vasishth.

Pero de acuerdo al censo del 2000, los blancos representaban las tasas más bajas de pobreza en el país durante 1999, con un 8.1% por ciento comparado con los asiáticos (12.6%), afroamericanos (24.9%) y los hispanos (22.6%).
Dorsey está de acuerdo con que es un asunto de clase, pero afirma que “si tú miras a la clase con el contexto de la raza, generalmente encontrarás que hay una mayoría desproporcionadamente superior en aquellas areas que encajan en esa categoría. Por lo tanto, definitivamente es un asunto de clase con un entorno de racismo”.

Otro de los asuntos con los que la gente de color lidia es con la falta de alimentos saludables en sus barrios, dice Dorsey. Reina Mejía, 40, de Echo Park, quien emigró a Estados Unidos hace diez años desde El Salvador, afirma que ella sabía de los productos orgánicos antes de involucrarse con Equitable Roots.

“Nunca había comprado ningún producto orgánico porque las tiendas me quedaban lejos y los precios eran altos”, dice Mejía.

Ahora Mejía no sólo es capaz de comprar productos orgánicos para su familia sino que se ha involucrado en la organización convirtiéndose en la coordinadora de su barrio. Su involucramiento no tiene nada que ver con el origen étnico del equipo que lidera, comenta.

“Desde que me mudé a Estados Unidos nos hemos acostumbrado a relacionarnos con diferentes razas”, dice Mejía, “Esto no es un problema para mi familia”.

Para Dorsey, su experiencia como madre soltera le ayuda a relacionarse con gente a la que ella sirve porque también se ha visto obligada a resolver el dilema de no tener comida que poner en la mesa, y a decidir entre correr hacia el restaurante de comida rápida más cercano para comprar comida por un dolar o pagar más por productos frescos. Ella se siente responsable de tomar la mejor decision para su familia.

“La diversidad es amplia”, dice Dorsey.“¿Es requerida? No. Es valorable en términos de construir realmente la propiedad, porque hay alguien que luce como tú y habla tu lenguaje”.



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