Por ALFREDO SANTANA
Pablo Alvarado todavía lamenta el fatídico día de hace 12 años, cuando agentes del desaparecido Servicio de Inmigración y Naturalización lo arrestaron en una feria de salud local. Lo que sobrevivió de esa experiencia ahora lleva como nombre artístico: Los Jornaleros del Norte.
Fue por la mañana de una sábado de marzo de 1996 cuando Alvarado, en compañía de varios trabajadores, acudieron a una clínica móvil de salud estacionada en un negocio de Ciudad de Commerce. Allí les revisaron a algunos los signos vitales, como la presión de sangre, latidos cardiacos, y respiración. Un conjunto de mariachis fue contratado por la clínica. Eran alrededor de las 10 a.m.
Pero al poco tiempo, una serie de automóviles llegaron al sitio, con hombres vestidos de civiles. Llegaron un poco de prisa, pero sin hacer mucho aspaviento, para no alertar a los asistentes.
Al bajar, comenzaron a quitarse los sacos y chaquetas, para mostrar su uniforme real. Eran agentes del INS. “Varios corrieron. Algunos lograron escaparse. Otros no”, dijo Alvarado, quien a pesar de vestir con camiseta color naranja, pantalones kakis cortos y tenis New Balance, dirige la Red Nacional para la Defensa de Jornaleros, entidad sin fines de lucro que tiene como objetivo organizar y defender los derechos de estos trabajadores. “Los mariachis fueron llevados para amenizar a los atendientes”.
Esa negra tarde, 10 mexicanos y tres guatemaltecos fueron detenidos por los agentes federales. Por lo menos un jornalero huyó de los policías, quienes se llevaron a los arrestados, para después deportarlos a sus países de origen.
Fue en este contexto que Alvarado, y algunos compañeros que fueron testigos y supieron de este hecho, lanzaron la agrupación Los Jornaleros del Norte. El grupo, que en estos momentos cuenta con siete músicos, todos ellos con la característica de haber sido jornaleros, es la respuesta artística a abusos y redadas oficiales que, del 2006 para acá, se han multiplicado en todo el país.
Así pues, los músico-jornaleros recabaron algunos fondos, y lanzaron su propuesta musical. Desde su inicio, los Jornaleros invitan a su audiencia a abogar por los derechos de los trabajadores, tanto en Los Ángeles, como en otras ciudades, dijo Alvarado.
Integrado por Alvarado en las congas, Manuel Ortiz en la batería, Omar León como vocalista y a la vez acordeonista, Genáro Sifuentes en el bajo, Arnoldo Juárez en los teclados, Arcires Hernández en la trompeta y Godofredo Rivera en el saxofón, los Jornaleros del Norte han amalgamado ritmos propios con mensajes que hacen referencias de las travesías de las personas empleadas en los talleres de costura, de las y los que limpian casas, y de aquellos que jornalean en la construcción, en trabajos de jardinería y hasta en los lugares de servicio al cliente, como restaurantes y negocios de lavacoches.
“Tocamos de todos los ritmos un poco. Tocamos corridos, cumbias, baladas, tropicales, etc.”, dijo Ortiz, quien emigró de Guatemala. Ortiz perdió la vista en sus dos ojos a la edad de tres años.
Los músicos son de Guatemala, México y El Salvador.
Si bien los Jornaleros del Norte tienen como escénica musical ritmos típicos de quizás millones de latinos, Ortiz asevera que sus letras emanan del diario trajinar de los trabajadores inmigrantes que, como ellos, tienen algo que decir para lanzar llamados de unión y perseverancia ante una sociedad hostil y anti-inmigrante.
El trabajo musical “lo hacemos como un ‘hobby’. Lo hacemos por hacer un trabajo de conciencia en la comunidad”, indicó Ortiz, quien lleva 30 años como músico, y se guía por el sonido de los tambores y tarolas para ejercer control de su batería. “Las tocadas son relativas a un trabajo que forman los demás compañeros en sus estudios de grabación”.
Omar León, quien comenzó a cantar desde los 13 años, y emigró de Morelia, México, dijo que su grupo también compone canciones de critica a las corporaciones policíacas que no los dejan vivir y trabajar en paz, a él y a unos 12 millones de indocumentados.
“Criticamos al ICE, a lo que era el INS, a la policía, etc., por el maltrato que han dado a los inmigrantes, y a con quien simpatizan y los organizan”, dijo León. “Las letras de las canciones del grupo se dirigen a las costureras, a las personas que buscan trabajo en las esquinas y a la gente que esta en necesidad de cuestiones positivas de inmigración”.
Hace seis años, los Jornaleros del Norte grabaron su primer disco, titulado Cruzando Fronteras (Crossing Borders ). Ellos están por lanzar su segundo álbum, que se titulará Únete Pueblo (People Unite). Con estribillos como:
“Llegaron, llegaron, tocando cumbia los jornaleros
mueve la cintura y los pies
Le cantan, le cantan al trabajador,
Tocando, tocando música para el trabajador,” y otros que invocan a su audiencia a ser participes en sus peticiones como:
“El pueblo unido jamás será vencido,
alto a las redadas, y alto a la explotación…” los Jornaleros del Norte se autodenominan músicos con un propósito definido.
Han amenizado conferencias de inmigración de países centroamericanos, han visitado el capitolio estatal, han ido a Washington, D.C., y han tocado frente a los 14 concejales de la ciudad de Los Ángeles. También han sido contratados para tocar en simposios legales sobre el estado actual de la inmigración indocumentada en los Estados Unidos.
Genaro Sifuentes, quien lleva un año como miembro del grupo, dijo que peticiones para tocar en iglesias de diferentes denominaciones les llegan con frecuencia. Ellas vienen de pastores, feligreses y miembros de la comunidad latina. Han tocado en congregaciones metodistas y católicas. Hace unos meses se presentaron en la catedral de Los Ángeles.
“La audiencia ha sido positiva, y receptiva. Hay mucho campo para expandirse con el concepto de los Jornaleros del Norte”, dijo Sifuentes.
Fermín Herrera, profesor del estudios chicanos y etnomusicolgía de CSUN, mencionó que los Jornaleros del Norte bien podrían ser escuchados en estaciones radiales establecidas en Los Ángeles. Herrera dijo que a través de programas como el de Eddie “Piolín” Sotelo, quien es un DJ interesado en cuestiones de inmigración, allí los Jornaleros pudieran tener un espacio de difusión.
Sin embargo, Herrera piensa el mensaje de los Jornaleros caería un poco crudo en la programación de otras estaciones, o segmentos radiales.
“Juzgando por lo que he observado y oído, creo sería un poco difícil para que se difundiera su música. Pero si podría ser posible”, mencionó Herrera. “Quizás su música podría encuadrar mejor el formato de estaciones como KPFK. Esta es un poco más progresista”.
Herrera enfatizó que la meta de las radiodifusoras en español locales es programar música comercial, a pesar de que un gran segmento de sus radioescuchas son inmigrantes indocumentados. Univisión Radio y Spanish Broadcast System son los dueños de las estaciones radiales en Los Ángeles que transmiten música regional mexicana, formato que se asemeja al de los Jornaleros.
“La pregunta es: Estarían las radiodifusoras dispuestas a respaldar a los Jornaleros? Los Jornaleros del Norte son buenos porque su música es verdaderamente apegada a sus orígenes”.
Por el momento, y a pesar de que las radiodifusoras en español no los han escuchado, Ortiz dijo que lo importante para ellos es llegar con su mensaje a personas que, como ellos, pertenecen a un pueblo que tiene en común ser trabajadores, laborar mucho y muy duro en lugares y puestos donde la paga tiende a ser mala y no reciben prestaciones. Los Jornaleros de Norte venden sus discos directamente, en sus apariciones en las iglesias, adonde los invitan a tocar, o por medio de correr la voz entre sus conocidos y familiares.
“No es que seamos grandes, o famosos músicos. A nosotros nos gusta motivar a continuar la lucha por los derechos de los trabajadores. Obviamente, lo que distingue al grupo es lo que hacemos en pro de la comunidad”, dijo Ortiz.
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