Por CYNTHIA GÓMEZ
EL NUEVO SOL
En un día típico de escuela, William Pérez se levanta a las ocho de la mañana y corre o hace ejercicio por dos horas. Como a las diez u once de la mañana, se va a la escuela. En un momento del día, se toma un café con leche de Starbucks y trabaja por unas horas. Al final del día, Pérez se va a su casa, trabaja más y se va dormir como la una de la mañana.
Este parece un día típico para un estudiante de la universidad, pero Pérez no es un estudiante, es un profesor joven y latino.
Pérez también tiene otras características importantes: es el primero en su familia en ir a la universidad y obtener un doctorado y es un antiguo inmigrante sin documentos en este país.
Nacido en San Salvador, la ciudad capital de El Salvador, el 22 de septiembre de 1974, Pérez vino a Estados Unidos a los diez años de edad y se estableció en Pomona, California, con su familia. Pérez no se hizo ciudadano sino hasta su segundo año en la preparatoria.
En el Colegio de Pomona, Pérez recibió su licenciatura en psicología. Trabajó en instituciones de investigación como el Instituto de Neuropsiquiatría de la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), donde trabajó por dos años como investigador.
Obtuvo su doctorado de la Universidad Stanford y actualmente es profesor adjunto de estudios educativos de la Universidad de Posgrado de Claremont, donde también es un mentor de estudiantes que están en el Programa de Investigadores McNair.
Este profesor no es solamente un mentor, sino también un modelo de conducta para muchos de sus estudiantes, como Mariana Zamboni.
Zamboni, estudiante de psicología de UCLA, dijo que muchos estudiantes de origen latinoamericano como ella tienen algo en común con Pérez por ser los primeros en sus familias en ir a una universidad.
“[A pesar] de saber que tenemos algo en común, puedo ver que él [Pérez] viene de un país diferente”, expresó Zamboni.
Zamboni también dijo que no hay muchos profesores centroamericanos como Pérez.
Pérez no es solamente un modelo de conducta, sino también un investigador de temas poco investigados, como los estudiantes indocumentados.
“Su trabajo sobre inmigración y capital social y cultural es verdaderamente necesario”, afirmó Richard Cortés, unos de los estudiantes que Pérez asesora y un consejero académico en Santa Mónica College. “No hay suficientes investigadores que realmente quieran tomarse el tiempo de escribir de los desafíos de estudiantes inmigrantes latinos. Es un trabajo difícil por su alta sensibilidad”.
Una de las recientes investigaciones de Pérez, “Loss of Talent: High Achieving Undocumented Students” (“Pérdida de talento: estudiantes indocumentados de grandes logros”), es un análisis que se enfoca en los estudiantes AB 540. Específicamente, Pérez se centra en las contribuciones que estos estudiantes podrán ofrecer al país si tuvieran más oportunidades educacionales y ayuda financiera.
“Estos individuos [estudiantes indocumentados] que muchas veces se presentan como criminales son en realidad superciudadanos”, enfatizó Pérez. “Ellos (estudiantes indocumentados) son líderes en sus escuelas y aún así nosotros los negamos a ellos”.
Heidi Coronado, profesora de psicología de Los Ángeles Mission College y una de las estudiantes asesoradas por Pérez, está de acuerdo con Pérez.
“No somos lo suficientemente apreciados y ni siquiera reconocidos”, expresó Coronado. “Cuando tienes talentos tan maravillosos, ¿por qué deberías ser invisible?”
Además de apuntar las contribuciones que los estudiantes indocumentados podrían hacer al país, hay otras razones por las que la investigación de Pérez es importante y benéfica para estos estudiantes.
“El trabajo del doctor Pérez es benéfico para Estados Unidos porque brinda conocimiento de las vidas de estudiantes que muchas veces son olivados y maltratados en nuestra sociedad”, afirmó Paz M. Oliverez, doctora e investigadora asociada del Centro de Análisis de Políticas de Educación Superior de la Universidad de Sur California (USC) en una entrevista por correo electrónico.
“Estos son estudiantes que trabajan más, pero reciben las menos recompensas por sus esfuerzos. El doctor Pérez está ayudándolos a contar sus historias para hacer que el público sea más conciente de la importancia de darles a estos estudiantes sus recompensas arduamente ganadas, como la educación superior y el derecho de trabajar”, afirmó Oliverez.
Pero el trabajo de Pérez no acaba allí.
Pérez es reconocido por muchos de los estudiantes que asesora, como Zamboni, Cortés y Coronado, quienes lo consideran un modelo a seguir.
“Es un modelo de conducta para todos nosotros porque muchos de nosotros queremos estar en el mismo lugar para poder ayudar a los estudiantes a lograr sus metas académicas”, afirmó Coronado.
Zamboni afirmó que es difícil de encontrar un profesor y mentor que tenga algo en común con sus estudiantes.
“Buscar un asesor es muy crítico cuando uno quiere perseguir estudios de posgrado”, expresó Zamboni. “Por medio del Programa de Investigadores McNair, aprendí la importancia de escoger no solamente a un asesor que comparta los mismos intereses de investigación, sino también a alguien con el que sientas que puedes hablar”.
“Él me inspiró a dedicarme a la investigación de la capacitación de consejeros universitarios para que sean mejores defensores de estudiantes inmigrantes”, expresó Cortes.
Zamboni, Cortés y Coronado actualmente están investigando diferentes temas acerca de estudiantes indocumentados con la ayuda de Pérez.
Pérez opinan que su situación es única entre los profesores porque parte de una premisa distinta a la de la mayoría.
“Muchas veces, las personas que quieren ser profesores disfrutan de enseñar o disfrutan de hacer investigaciones”, enfatizó Pérez. “En mi caso, entré a esta profesión y me pregunté: ‘¿cómo puedo cambiar las cosas para mejorarlas?'”
Y curiosamente eso lo ha hecho un buen investigador y un buen profesor.
Además de su importante investigación sobre los estudiantes AB 540, en este verano, los primero dos estudiantes latinos de doctorado que Pérez ha asesorado se van a graduar.
Y ese ímpetu por cambiar las cosas lo anima a seguir adelante. De hecho, una cosa es segura en su futuro: seguirá haciendo ejercicio todas las mañanas y continuará ayudando a sus estudiantes de posgrado y haciendo investigaciones sobre estudiantes AB 540… hasta que las cosas mejoren para todos los estudiantes.
“Puedes ver que se apasiona por ayudar a sus estudiantes”, expresó Cortes. “Estará despierto hasta las una de la mañana y responderá a tus correos electrónicos. ¿Quién hace eso?”
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