Sacerdote mexicano promueve la reforma migratoria y los valores de los latinos en EE.UU.

“Nosotros los latinos somos nobles, no hemos hecho actos de terrorismo. Tenemos que creer en nosotros mismos. Tenemos que sembrar aquí, no el amor al dinero, sino el amor a la gente”. – Alejandro Solalinde Guerra

Estudiantes de CSUN escuchan la conferencia del padre Solalinde en el USU Northridge Center. (Foto: Ricardo Hernández/El Nuevo Sol)

Estudiantes de CSUN escuchan la conferencia del padre Solalinde en el USU Northridge Center. (Foto: Ricardo Hernández/El Nuevo Sol)

Por JOANNA JACOBO
Cámara de MANUEL MORFÍN y JOANNA JACOBO
Video entrevista de MANUEL MORFÍN

EL NUEVO SOL

“Los latinos tenemos una misión aquí en los Estados Unidos. No es venir a fortalecer el dólar… nuestra misión es hacer que se propaguen los valores que tenemos: nuestra fe, nuestra esperanza, el amor a la familia y el respeto por el ser humano”, resalta Alejandro Solalinde Guerra, miembro eclesiástico de la iglesia católica, fundador del albergue pro-migrante Hermanos en el Camino en Ixtepec, Oaxaca, México y ahora, personaje mediático, cuyo apoyo por los migrantes lo ha motivado a recorrer al país estadounidense de costa a costa para compartir la experiencia migrante en México y apoyar la lucha por una reforma migratoria en Estados Unidos.

Padre Alejandro Solalinde habla sobre valores y la falta de ellos en la sociedad estadounidense. Foto: Ricardo Hernández/El Nuevo Sol

Padre Alejandro Solalinde habla sobre valores y la falta de ellos en la sociedad estadounidense. Foto: Ricardo Hernández/El Nuevo Sol

El padre Solalinde ha sido un contribuyente para la mejora de la comunidad toda su vida, ya que él se considera un, “agente de cambio nato… una persona que no puede estar conforme con las injusticias”. Al ser “despedido” de la orden católica del Carmen por sus ideales opuestos a los de la estructura de la iglesia, él buscó un propósito con la educación, acreditándose en historia y psicología en la Universidad Autónoma del Estado de México. “Yo he sido un rebelde contra estructuras históricas anacrónicas. La iglesia tiene que ser un pueblo horizontal, servidor más democrático, tiene que escuchar y además ser incluyente”, comenta Solalinde.

“Tenemos esperanzas que se vaya a generar cambios, sobre todo en la conciencia de la gente… Traer un punto de vista del sur y la visión de revalorar al migrante como una persona valiosa”, afirma Solalinde, cuya personalidad y obras de caridad reflejan un sacerdote poco convencional a las propagaciones de la iglesia católica, y que a sus 68 años irradia juventud espiritual.

Solalinde comenzó la caravana abriendo puertas a la esperanza en la Universidad Estatal de California, Northridge ante una comunidad de estudiantes, facultad y un grupo inmenso de apoyo, compuesto por víctimas de la crueldad del cruce fronterizo y por personas cuyas esperanzas por una reforma migratoria van de la mano con las metas de Solalinde.

“Yo le digo ‘el padre de padres’ porque eso es lo que es”, aclama Mercedes Moreno, madre de José Leonidas, un joven salvadoreño desaparecido en México hace más de 20 años, y quien conmovió al público al compartir su historia. “La persona que dije yo que iba a ser la indicada para encontrar a mi hijo es un ángel, un ángel que se encuentra entre nosotros”, añade Moreno al hablar sobre Solalinde.

El padre alertó a los presentes al comenzar su discurso haciendo una comparación entre la película del Titanic, que relata la historia del famoso barco de 1912 que naufragó, y la élite que existe en la sociedad capitalista de hoy en día. Una imagen pintoresca presentó el padre al describir la cena que se llevaba a cabo la noche del naufragio, repleta de elegancia, dulzura y una tranquilidad que navegaba los cuatro vientos, mientras la embarcación sufría daños, los cuales eran aparentes a personas de recursos económicos escasos que se encontraban en los niveles más bajos del barco.

“Nosotros hemos nacido en este sistema neoliberal capitalista y pensamos que es normal que haya millones de pobres al lado de unas cuantas personas que son dueñas de la riqueza”, explica Solalinde. “Estas realidades nos deben de doler porque son nuestros hermanos y nuestras hermanas”.

Solalinde percibe a Estados Unidos como un país en el cual todo tipo de personas pertenecientes a cada nivel socio-económico son responsables por echar a andar el motor económico; cada uno contribuye de alguna manera a la crisis humana y de capital, y estas mismas personas provienen de todos los rincones del mundo. Sin embargo, un sector de la sociedad demanda que el gobierno norteamericano cumpla con sus obligaciones de deportar a todo aquel denominado “ilegal” o indocumentado.

Pero no todos están de acuerdo. En un país presuntamente dividido en el tema migratorio, un 73 por ciento de sus ciudadanos creen que todo residente indocumentado debería ser permitido vivir legalmente en el país, según un informe del Centro de Investigaciones Pew para la gente y la prensa. Junto con este porcentaje, muchos políticos, activistas y filántropos, concuerdan, y a casi 30 años de la última reforma migratoria, ahora es tiempo de actuar y regularizar a millones de personas sin documentos.

“El muro no va a servir. Lo único que si va a servir es buscar un plan integral y desarrollo integral de Centroamérica, México y Estados Unidos”, señala Solalinde, quien asegura que todo migrante hace lo posible para cruzar la frontera para entrar a los Estados Unidos, a pesar de las complicaciones que sufre para llegar a este país, en busca de trabajo.

Mercedes Moreno y Wisnaldi Ramos, víctimas migrantes de la violencia que se vive en México, dan testimonio ante la comunidad de CSUN. (Foto: Joanna Jacobo/El Nuevo Sol)

Mercedes Moreno y Wisnaldi Ramos, víctimas migrantes de la violencia que se vive en México, dan testimonio ante la comunidad de CSUN. (Foto: Joanna Jacobo/El Nuevo Sol)

“Fue larga la trayectoria, duré tres meses para cruzar todo México, pasé tres fronteras. Sí, es duro”, comenta Wisnaldi Ramos, migrante hondureño, quien sufrió para llegar a Estados Unidos y quien fue víctima de la violencia por parte de grupos criminales en México. “Uno viene para ayudarle a la familia. Siempre sale uno con un propósito de su país… hay gente que lo logra y hay gente que no”.

Desde el 2006, a partir de la guerra contra el narcotráfico del Presidente Felipe Calderón, se ha desatado una erupción de violencia resultando en muertes, secuestros, desapariciones, etc., por todo el territorio mexicano. En un periodo de seis meses en el 2010, se registraron 214 eventos de secuestro contra migrantes, arrojando como resultado más de 11,000 víctimas de secuestro en México, según un reporte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Estos mismos migrantes, como Ramos, buscaban cruzar a tierras estadounidenses para lograr el dichoso “sueño americano”.

“En el caso de los migrantes… ¿cómo se puede obtener ganancia de los pobres?… el pobre vale para el pobre”, afirma Solalinde. La negligencia de parte del gobierno mexicano para cumplir con sus obligaciones es obsoleta. Las autoridades se encuentran en un estado de incongruencia e inconsistencia cuando se enfrentan con el fenómeno del secuestro de migrantes, según un estudio realizado por la organización México unido contra la delincuencia,

En un país donde la impunidad y corrupción se han adueñado de cada sector de la autoridad gubernamental, el deseo y esperanza por algo mejor es casi inexistente, pero no completamente abandonada, ya que por dicha razón, Solalinde fundó su albergue, Hermanos en el Camino, en el 2007 con el fin de brindar apoyo humanitario a los migrantes provenientes de Centroamérica, Sudamérica, Asia y África, cuya mayoría opta por cruzar la República Mexicana para llegar a Estados Unidos.

“Yo creo en un Dios, como dicen los migrantes, ‘Dios de todos, para todos y que está con todos’, que nos dice que lo más importante es la gente”, añade Solalinde. El amor que abarca la personalidad y la caridad del padre, es el mismo motor que lo motiva a luchar y defender a los derechos humanos. Por eso mismo, él cree que la reforma migratoria e integración económica son necesarias para mejorar la situación de México y Centroamérica.

Y tanto ciudadanos como miembros del congreso estadounidense creen lo mismo. Desde la última vez que se redactó una reforma y se presentó ante el congreso en el 2007, ahora el país se encuentra en la misma posición, situándose en un momento que podría ser definitivo para los estimados 11 millones de personas indocumentadas en el país.

De los 40 millones de inmigrantes que ahora viven en Estados Unidos, una cuarta parte sigue viviendo como indocumentada en el país, según un reporte del Centro Hispano de Investigación Pew. Trabajando y contribuyendo a la sociedad, estos 11 millones de individuos viven con la inseguridad y el miedo día con día a ser deportados.

De acuerdo a cifras reportadas por la oficina congresional de presupuesto, al establecer una reforma migratoria el producto interno bruto del país aumentaría del 0.8 por ciento al 1.3 por ciento para el año 2016, concluyendo que no solamente estarían generando lucro para Estados Unidos, sino que también estos indocumentados estarían produciendo empleos, ya que en el 2011, un 28 por ciento de inmigrantes establecieron negocios, según un reporte de la sociedad para un nueva economía americana.

“También es tiempo de preguntar, ¿por cuántos años ha habido la presencia aquí de migrantes latinos y cuantos actos de terrorismo ha habido por parte de ellos”? reclama Solalinde al hacer mención de la cuestión de seguridad nacional que maneja el gobierno estadounidense en el debate sobre el tema migratorio. “Somos ciudadanos del mundo, no hay que apegarnos a una tierra… el único dueño es Dios… tenemos que tener seguridad en nuestra identidad”, añade Solalinde. “Nosotros los latinos somos nobles, no hemos hecho actos de terrorismo. Tenemos que creer en nosotros mismos. Tenemos que sembrar aquí, no el amor al dinero, sino el amor a la gente”.

 


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Manuel Morfín




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