Un día, todo parecía normal; al siguiente, estábamos empacando lo poco que podíamos llevar y diciendo adiós a un hogar lleno de recuerdos.

Por BRITTNEY ORNELAS
EL NUEVO SOL

Durante mi último año de preparatoria en 2013, mi vida dio un giro inesperado. Perdimos nuestra casa, y de repente, todo lo que conocía se desmoronó. Mi familia y yo nos quedamos sin un plan claro, sin saber qué hacer ni a dónde ir. Mis padres, abrumados por la situación, decidieron regresar a México,dejándome a mí, de apenas diecisiete años, enfrentando una realidad que no estaba preparada para asumir.

Un día, todo parecía normal; al siguiente, estábamos empacando lo poco que podíamos llevar y diciendo adiós a un hogar lleno de recuerdos. Me di cuenta de que no podría ir a la universidad como había planeado. Sin recursos económicos y con la responsabilidad de mantenerme a mí misma, tuve que buscar trabajo de inmediato.

En unas pocas semanas, conseguí mi primer empleo en una pequeña revista en Malibu llamada Language Magazine. Fue un trabajo de nivel básico, pero para mí, representó una oportunidad invaluable. Lo único que me distinguió de otros candidatos fue mi habilidad para hablar inglés y español con fluidez. Ese trabajo no solo me dio un ingreso, sino también una sensación de propósito en un momento en que todo parecía perdido.

Aunque no pude ir a la universidad de inmediato, el trabajo en la revista me enseñó habilidades que no habría aprendido en un salón de clases. Aprendí a ser independiente, a adaptarme a las circunstancias y a valorar las oportunidades, por pequeñas que fueran.

Con el tiempo, pude retomar mis estudios, pero esta vez con una perspectiva más clara de lo quequería lograr y una mayor apreciación por el esfuerzo que requiere alcanzar tus metas. Esta experiencia es relevante para otros porque ilustra cómo los obstáculos pueden convertirse en oportunidades si estamos dispuestos a adaptarnos y perseverar.

La crisis de desalojos en Estados Unidos afecta de manera desproporcionada a las familias latinas. La mayoría de las familias latinas que alquilan vivienda en el condado de Los Ángeles (55 por ciento) son considerados como inquilinos agobiados por el costo,  según un informe del UCLA Latino Policy & Politics Institute.  De cuando al mismo estudio, uno de cada cuatro (27 por ciento) inquilinos latinos destinaban entre el 30 y 50 por ciento de sus ingresos al pago de la renta y un porcentaje similar (28 por ciento) destinaban más de la mitad de sus ingresos a pagar la renta, lo que los pone en una situación de alta vulnerabilidad ante cualquier crisis económica.

En mi caso, la recesión económica y la pérdida del empleo de mis padres nos llevaron a la ejecución hipotecaria de nuestra casa. La falta de acceso a información sobre recursos legales y ayudas para prevenir desalojos fue un factor determinante en nuestra situación.

Muchas familias latinas enfrentaron inseguridad habitacional durante la pandemia debido a la falta de acceso a programas de asistencia y a la barrera del idioma. Si mi familia hubiera tenido acceso a información sobre asistencia para propietarios, podría haber explorado opciones como la reestructuración de la deuda o subsidios temporales.

Muchas personas enfrentan situaciones similares: la pérdida de un hogar, la separación familiar o la necesidad de posponer sus sueños debido a circunstancias fuera de su control. Mi historia muestra que, aunque el camino no siempre sea el que planeamos, es posible encontrar una manera de seguir adelante.

La moraleja de esta anécdota es que la resiliencia y la adaptabilidad son herramientas poderosas. Aprendí que, a veces, la vida te lleva por caminos inesperados, pero esos caminos pueden enseñarte lecciones valiosas. Perder mi hogar y enfrentar la incertidumbre me hizo más fuerte y más consciente de mi capacidad para superar adversidades. Hoy, miro hacia atrás con orgullo, sabiendo que cada desafío me preparó para el éxito que he logrado desde entonces.

Para aquellos que puedan encontrarse en una situación similar, existen recursos y organizaciones que pueden ayudar a prevenir el desalojo o a encontrar soluciones alternativas. Algunos ejemplos incluyen asesoría legal gratuita, programas de asistencia para el pago de alquiler y subsidios de vivienda. Informarse y buscar ayuda a tiempo puede marcar la diferencia entre perder un hogar y encontrar una solución viable.


Tags:  desalojo Vivienda

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