Por DIANA GARDUNO
EL NUEVO SOL
“Hijo por favor juega aquí en la casa, no me gusta que estás mucho en la calle con tanta violencia que hay,” era algo que José Antonio Mejía, de 16 años solía escuchar de su mamá allá en Honduras. Para José esto nunca fue un problema, pues él siempre era muy hogareño. Pero irónicamente sería en su propia casa donde conociera el rostro de mal a tan sólo 6 años de edad.
“Llegaron dos personas a mi casa, un hombre y una mujer. Como las personas ya conocían la casa, se meten al cuarto de mi mamá y mi ella les dice, ¿qué están haciendo?’ mi mamá no sabia qué hacer y en ese momento se puso nerviosa. Y voltea la mujer y le dispara un balazo. José cuenta que su hermanita Giselle Roxana de 2 años se quiso defender al cubrir su cara con sus manos pero también a ella le dispararon y murió. “Y allí es cuando hicieron algo, me pegaron con una piedra por la parte de atrás y luego me pegaron un disparo con una 9 milímetros en mi cabeza”.
En julio del 2001 una pareja que pretendía robar convirtió un hogar lleno de amor en una escena de crimen donde sólo sangre llenaba la casa. De acuerdo al papá de José, también por nombre José Antonio Mejía, la pareja tenían muy poco tiempo de haber empezado a trabajar con él. Mejía dice, “Como a las dos horas yo llego a la casa y allí fue que encontré muerta a mi familia. Cuando yo llego ya estaban todos lo policías y estaba un montón de gente. No me dejaron entrar, la casa estaba serrada, no logre ver a mi esposa. A mi hija sí la vi, la vi tirada en el piso muerta. Y a mi hijo José ya se lo habían llevado al hospital.”
Según estadísticas publicadas en el 2007 por Naciones Unidas de la oficina contra la Droga y el Delito, entre algunos de los países de América con mayor número de homicidios se encuentra El Salvador, Honduras y Guatemala. Los países de Centroamérica han reportado incrementos significantes.
De acuerdo a Douglas Carranza, profesor de Estudios Centroamericanos en la Universidad de Estatal de California Northridge, “Hay varios factores que podemos mencionar pero los más comunes podríamos decir que son las necesidades económicas que se dan por el deterioro económico que se dio durante la guerra civil; es el caso de Centroamérica.”
Aunque las causas de violencia en estos países son complejas y tienen que ver con circunstancias sociales, culturales, políticas, psicológicas y religiosas, la causa mas común es económica. Carranza explica que, por otro ldo “El otro factor son las políticas neoliberales que influyeron tremendamente en la discriminación de grandes sectores de la población latinoamericana. Y en el caso de centroamérica profundiza mucho mas debido a las guerras que hubieron en años anteriores. Y el otro componente es el narcotráfico y de las estructuras violentas que generan alrededor de la criminalidad.”
Según El Consejo Asesor de Seguridad en el exterior de los Estados Unidos con sus siglas en ingles OSAC, el aumento de crimen en Honduras es debido a que los ciudadanos no pueden encontrar fuentes legítimas de ingresos.
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, la tasa establecida de homicidios para Latinoamérica es de 8.8 por cada 100 mil habitantes. Pero los secuestros y asaltos también son algunos de los delitos que han aumentado en los últimos años en países como Honduras.
De acuerdo a Estadísticas Mundiales de Secuestros, cada año mas de 30 mil secuestros tienen lugar a nivel mundial y más del 55% de los secuestros totales se llevan a cabo en Latinoamérica. También hay un aumento en el pago de rescates promedio todo los años, que varía entre $500 y $100 millones.
Según el gobierno de Honduras, las estadísticas de los secuestros pasaron de 5 en 2005, a 16 en 2006, 42 en 2007 y 121 en el 2008. Y en los primeros meses del 2009 hubo una ola de secuestros que provocó que varios países alerten a sus ciudadanos que visitan o viven en Honduras.
José recibió un golpe y un balazo en la cabeza que lo dejó en coma por un largo tiempo en la sala de cuidados intensivos del Hospital Mario Catarino Rivas en Honduras. Allí en el hospital José todavía corría con peligro, pues la mujer logró meterse al hospital y tratar de matarlo con una almohada pero sólo consiguió que tuviera un paro cardiaco.
“Fue cuando vi a mi mamá, a mi hermanita, a Dios y a dos ángeles. Y Dios me dijo que no podría morirme porque mi papá me necesitaba y que tenía que contarle a todas las naciones lo que me pasó”, recuerda José.
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