Por MARTHA MACIEL
Como cada lunes una docena de jóvenes se reúnen en un cuarto al fondo de las instalaciones de la organización Comunidades para un Medio Ambiente Mejor (CBE por sus siglas en inglés). Ellos conversan entre sí y comen esperando que sean las cinco de la tarde para empezar la junta. Los muchachos, de edades entre 16 a 18 años, junto con la coordinadora del programa juvenil empiezan su agenda introduciéndose para romper el hielo. Los miembros se juntan en parejas y se presentan uno al otro al grupo entero. Después de establecer confianza, la junta comienza a hablar sobre cómo la contaminación afecta y cómo pueden lograr la justicia medioambiental.
“Nosotros no juntamos basura o limpiamos las ciudades, claro que eso es importante pero nuestro enfoque es involucrar a la comunidad”, indicó Ángeles Zavala de 19 años, quien vive en la ciudad de Huntington Park.
Ella está consciente de que el aire que respira es diferente al que inhala la gente de altos ingresos, y por eso quiere hacer algo al respecto. Hace poco Zavala tuvo que empezar a usar un inhalador porque tenía una tos fuerte que no se calmaba.
El reporte “Impactos de la Contaminación atmosférica en infantes y niños” indica que los niños que sufren de asma y que viven al menos 500 pies donde hay mucho tráfico son hospitalizados con más frecuencia que los niños que no viven cerca del tráfico.
“Las enfermedades más comunes son las de problemas respiratorios como asma”, dijo Jesús Torres, organizador de CBE. “Los más afectados son los más vulnerables y esos son los ancianos y los niños”.
Torres expresó que cuando los niños tienen asma también les afecta su educación ya que muchas veces no pueden asistir a la escuela.
Cándido Casillas, 17, uno de los chicos que asiste a las juntas, dice que fue afectado por las substancias químicas que había en la primaria Tweedy, que se encuentra en la ciudad Cudahy. Ahora él sufre de asma.
CBE, localizada en la ciudad de Huntington Park, es la voz de multitudes. Ellos se han empeñado en luchar por combatir el problema de la justicia medioambiental en las áreas urbanas. Esta organización ha estado trabajando desde 1978 para ayudar a las ciudades locales y a sus comunidades. CBE trabaja directamente con ellos para poder identificar sus problemas, y juntos tratar de resolverlos.
“Vamos a tocar puertas en los vecindarios afectados, tratamos de hablar con cuanta más gente se pueda”, indicó Torres. “Lo más importante es educar a la gente sobre los diferentes dilemas que los están afectando”.
Las ciudades más contaminadas son Vernon, Huntington Park, Maywood, Bell y South Gate. Cerca de estas ciudades se encuentran instalaciones que causan contaminación y dañan la salud de las personas.
El proyecto de la planta de electricidad de Vernon, que se encontrará en las avenidas Fruitland y Boyle, está proyectada en emitir 1.7 millones de libras de contaminación y 2.8 millones de toneladas de calentamiento global al año y ocupará 27 acres en la ciudad. La planta estará localiza cerca de escuelas y residencias y se estima que causará 11 muertes al año por la contaminación que creará.
Otra ciudad que también es afectada por refinerías de petróleo es la de Wilmington. Torres dice que una de las maneras que CBE ayuda a la comunidad es al involucrar a los residentes para que directamente resuelvan los problemas que causan las refinerías de petróleo.
“Hacemos talleres y conferencias en donde informamos a la gente sobre qué es lo que les está afectando”, señaló Torres. “La intención de estos talleres son para que la gente tome liderazgo en su comunidad que no tengan que depender de organizaciones que les resuelvan sus problemas”.
Torres expresó que CBE quiere otorgar un poder a la comunidad para que ellos mismos tomen control de sus vidas y también que las conferencias les sirvan para vencer el miedo de hablar en público. Y eso ayuda construir liderazgo entre ellos mismos.
Los trabajadores de CBE se involucran con las áreas de bajos recursos porque quieren ofrecerles una mejor calidad de vida.
“No es una coincidencia que instalaciones que dañan la salud de las personas estén localizadas en áreas de bajos recursos”, mencionó Torres. “Este tipo de áreas son el blanco para colocar las instalaciones en ciudades urbanas porque ellos saben que la gente no va a hablar o pelear en contra de las compañías, y aquí es cuando viene el problema de justicia medioambiental y racismo medioambiental”, mencionó Torres.
El racismo medioambiental es un concepto que se refiere a la injusta distribución de los recursos para atacar las malas condiciones medioambientales en zonas donde viven minorías étnicas. Esto causa que el nivel de contaminación sea más alto comparado a otras ciudades. La gente que vive en este tipo de condiciones tiende a tener mayores riesgos de salud.
Además, Torres señaló que en comunidades como Beverly Hills no hay este tipo de inconvenientes y que otro problema es que en las comunidades de escasos ingresos no hay clínicas y algunos de los hospitales están cerrando.
“La gente también tiene miedo a ir al médico por su estatus migratorio. Temen a que les pregunten por sus documentos y que vayan a ser deportados”, comentó Torres. “Como el problema respiratorio es muy alto entre la gente, y a veces no tienen dinero, los dirigimos a centros donde puedan ser ayudados como el de Alianza de Long Beach. Ellos dan algunos medicamentos gratis y tienen programas para la gente con bajos ingresos.”
Acción Comunitaria para Luchar contra el Asma (CAFA por sus siglas en inglés) es un centro médico asociado con CBE. Una de las misiones de este hospital es prevenir el ausentismo en las escuelas por causa del asma que provoca la contaminación, realzar la calidad de vida y prevenir que los niños sean hospitalizados.
El asma le afecta a los estudiantes entre un 6 y un 8 por ciento, pero le afecta tres veces más a los estudiantes que viven en comunidades de bajos ingresos.
CAFA por su parte trabaja con comunidades de bajos recursos porque ellos reconocen que por el medioambiente en el que viven estas comunidades son expuestas a sufrir más de asma.
Robert Cabrales, quien trabaja para CBE como organizador de la comunidad y vive en una de las ciudades afectadas, dice que los problemas de salud más frecuentes son deficiencia de aprendizaje, sinusitis, dolores de cabeza y defectos de nacimiento. Él organiza talleres para adultos sobre justicia y racismo medioambiental.
“Les damos información de cómo la comunidad es impactada por las fábricas y cómo las escuelas son expuestas al tóxico”, explicó Cabrales.
Darryl Molina, quien también es parte de CBE, ayuda a la organización como coordinadora del programa de juventud. Este programa de CBE junto con el club del Acción Juvenil! (YA! por sus siglas en inglés) del sureste de Los Ángeles, trabajan para hacer las comunidades más vivibles.
Molina dice que al tener fábricas que contaminan, no sólo causa daños a la salud, sino que también de alguna manera la gente se siente que no tiene poder al pensar que no se puede hacer nada al respecto.
Aunque a veces es un desafío involucrar a gente con CBE, Cabrales indicó que ahora tienen aproximadamente una veintena de miembros activos que van a la organización cada semana para informarse y participar en las actividades de CBE.
Algunas de las victorias que CBE ha logrado es parar que una planta de electricidad fuera instalada en la ciudad de South Gate en el 2001. También logró que removieran la montaña que llevaron a Huntington Park después del terremoto de Northridge.
Para CBE, lo más importante es que la comunidad esté enterada de los daños que las fábricas y las plantas de contaminación causan a su salud, que se envuelva en actividades y que ellos mismos tomen liderazgo para reducir la contaminación y así resolver su situación. Por lo pronto CBE está trabajando para prevenir que la planta de electricidad de Vernon sea instalada.
Tags: Comunidades para un Medio Ambiente Mejor Justicia Medioambiental Martha Maciel