El costo de comer o no comer en la universidad

“No es fácil comer nutritivo sí uno tiene limites financieros”, dijo Elizabeth Zaragoza, estudiante de CSUN. (fotos por CAITLIN MCCARICK / EL NUEVO SOL)

Por JÉSSICA DURÁN

Elizabeth Zaragoza se encuentra en una cafe-tería de la Universidad Estatal de California Northridge disfrutando de su comida antes de su clase. Vestida con jeans y una sudadera negra con letras rojas que leen “CSUN”, Zaragoza una estudiante de desarrollo infantil, cuenta por qué eligió una ensalada de El Pollo Loco para almorzar: “Trato de comprar ensaladas como ésta, que contienen proteínas y vegetales”, dijo.

Todos los días, los estudiantes universitarios se enfrentan a las diferentes opciones de comida que ofrecen los restaurantes de la universidad y deciden cuáles son las mejores para ellos.

Zaragoza, como muchos otros alumnos, compra comida en la universidad porque no tiene tiempo para preparársela en casa. Pero está consciente de los precios.

“La comida no es nada barata”, afirmó. Lo que pidió le costó más de lo que ella esperaba: “Pagué más de ocho dólares por esta ensalada…con eso pudiera haber comprado mucho más en el Burger King o en el Edge”.

Un estudio conducido recientemente por la Asociación Americana de Economía del Vino (AAWE, por sus siglas en inglés) relevó que los restaurantes de comida rápida localizados a menos de una milla de distancia de las preparatorias está asociado con el aumento de peso de muchos estudiantes. El estudio también encontró que una de las causas es el bajo costo monetario y la conveniencia de comprar comida rápida.

Aunque CSUN no sea una escuela preparatoria, varios de nuestros alumnos se encuentran en el mismo dilema: no tienen el tiempo ni el dinero de preparar comida nutritiva en casa y optan por la solución más rápida y económica, que no siempre es la más saludable.

Si tomamos como referencia el estudio de la AAWE y analizamos el contexto de CSUN, notamos que existe una circunstancia muy similar a las de las preparatorias analizadas. Cerca del esta universidad se encuentran numerosos restaurantes de comida rápida: McDonald’s, Taco Bell, Panda Express, Weinersnichel, Chipotle, Kentucky Fried Chicken, Jack in the Box, Carl’s Jr; y éstos son sólo algunos de ellos.

El reciente estudio no es una sorpresa para Noely Durán, quien esta en su primer año en CSUN, estudiando historia en CSUN: “Yo pienso que [la conclusión] sí es razonable. En mi preparatoria había varios restaurantes de comida rápida también”, Durán contó. “Muchos estudiantes de mi escuela iban al salir de clases”.

Durán prepara su comida en su dormitorio la mayoría de las veces, para no tener que comer fuera y ahorrase dinero. “Como yo no trabajo, tengo que considerar las opciones que tengo. Los precios de la comida aquí no son muy baratos, pero tampoco se me hacen bastante caros”, Durán comentó.“Si elijo comer fuera de mi casa, usualmente elijo pizza; es fácil, rápido, más o menos asequible, y lo que me gusta es que puedo recalentarla para el próximo día”.

Mario Zavala, otro estudiante de segundo año de administración empresarial en CSUN, comparte la misma opinión que Durán.

“Cualquier opción que esté cerca nos hace más perezosos y si tenemos que manejar, no lo hacemos por ahorrarnos el gas y el tiempo, especialmente sí estas estudiando y eres alumno. [Como estudiantes] siempre somos más flojos y si la primera opción es la comida rápida, pues la escogemos” afirmó.

Zavala, al igual que Durán, prepara comida en casa para evitar tener que comprar en CSUN. “Mi esposa y yo cocinamos por lo menos cuatro veces a la semana”, él explicó.  Sin embargo, para muchos estudiantes, comprar comida no es fácil y toma tiempo. “Yo sé que a varios estudiantes no les gusta comprar comida ni cocinar, así que claro que van a elegir lo mas conveniente y asequible”, agregó Zavala.

Aunque existen diversas selecciones entre pasta, frutas variadas, sopas, ensaladas y hamburguesas, una persona debe calcular bien antes de elegir. Dependiendo en el lugar y el tipo de comida, un estudiante puede acabar gastando entre siete y diez dólares para obtener una cena debida y nutritiva. Por ejemplo, el Edge ofrece comida pre-empacada orgánica y un sándwich de atún pequeño al costo de $5.49.

Las opciones más saludables suelen ser menos competitivas en términos de precios. Subway por ejemplo, ofrece ensaladas y sándwiches, pero el costo suele ser un poco más caro que comprar unas papas fritas y un refresco, o una pizza y una bebida.

“A veces cuesta más tener que producir frutas y vegetales frescos”, explica Ritamarie Knizweski quien trabaja en el departamento de familia y ciencias de consumo. Esta experta explicó las razones fundamentales por las que las comidas más saludables resultan más caras. Tanto el procesamiento de las frutas y las verduras como los costos de transporte elevan los precios de estos alimentos, que redunda en el coste al consumidor. “Tienen que pasar por un proceso más especial antes de llegar a la mesa y eso cuesta dinero,” comentó Knizewski.

Para evitar pagar los excesivos costos de elegir la comida más saludable, Knizewski recomienda que los estudiantes preparen su comida en casa. “Toma tiempo pero se ahorra dinero”, dijo.

Igualmente, se puede ahorrar más si nos fijamos en los momentos en os que los comestibles se ofrecen a precios más razonables. Y esto tiene que ver con las temporadas de cosechas, si consideramos los productos perecederos.

“Si uno compra la comida que está en temporada y rebajada de precio, se puede ahorrar más; pero se tiene que comer ese mismo día, si no se hecha a perder”, recomendó Knizewski.

Y si aún estas opciones no resultan prácticas porque uno no tiene tiempo para preparar comida en casa, Knizewski aconsejó varios lugares.

“Subway es una buena opción. Asimismo, se puede pedir una ensalada en el Arbor Grill sin mucho aderezo y la universidad también ofrece frutas frescas e yogurt”.

Sharon L. Aronoff, trabaja como educadora de salud en el centro de salud Klotz en CSUN. Ella, como Knizewski, recomendó que los alumnos preparen comida en casa para evitar tener que asumir los costos mayores que implica comprar comida en los restaurantes de CSUN. Igualmente, Aronoff dijo que los estudiantes usen los recursos que ofrece Klotz.

“Existen estudiantes que saben de nuestros recursos. Pero hay estudiantes que no saben de nuestros programas gratuitos”, contó Aronoff. “Tenemos consejera de nutrición (PNC por sus siglas en inglés) que ayudan a muchos alumnos con su dieta”.

“Klotz ofrece consultas gratuitas para que los alumnos aprendan a escoger y comer cosas que sean saludables. Los estudiantes tienen que aprender que ellos son los que deciden qué comer. Para mantener una vida saludable, tienen que elegir comida nutritiva”, explicó, Anna Abulyan quien es estudiante de postgrado y una PNC.

Abulyan sugiere como opciones razonables los bocadillos de mermelada y mantequilla de cacahuate; o traer queso con galletas y yogurt. Son alternativas baratas y fáciles de preparar. Aronoff y Abulyan comentaron que CSUN ofrece muchas opciones diversas. Sólo hace falta que los estudiantes aprendan a tomar decisiones informadas.

Marta García, otra estudiante de segundo año de CSUN, disfruta de su comida antes de clase. Al acabar de degustar su comida en Panda Express, García comentó que suele comer en la universidad de vez en cuando si no alcanza a preparar algo en casa. Como Zaragoza, García también opina que las opciones de comida en CSUN no son asequibles en términos de costos.

“Las opciones no son sumamente caras, pero sí creo que los precios son más altos que en otros lugares fuera de la universidad”, comentó García.  “El costo de en sándwich pequeño es más de cinco dólares, ¡eso es ridículo!”

Al analizar un ejemplo de los costos de las opciones de comida nutritiva, se comprende por qué los restaurantes de comida rápida son los más populares. Si optáramos por comer un sándwich “orgánico” tendríamos que pagar $5.49. Y si en vez de un refresco, quisiéramos una botella de agua tendremos que pagar entre $1.90 y $2.50. Igualmente, el precio de las bebidas cambia drásticamente cuando se comparan: los refrescos embotellados cuestan entre uno y tres dólares, mientras que los refrescos de fuente no supera el dólar y medio.

Después de analizar las opciones de la oferta comestible en la universidad en términos de costo, se deduce por qué la mayoría de los estudiantes deciden comer en lugares no muy saludables.

“No es fácil comer nutritivo sí uno tiene limites financieros”, concluyó Zaragoza.

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Tags:  Jessica Duran Klotz Health Center

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