Por FERRARI WILLIAMS
EL NUEVO SOL
Kevin Nelson, de 20 años y habitante sin residencia originario de Guyana, nunca había oído de AB540 antes de esta entrevista. El único país en Suramérica donde la gente habla inglés, Guyana es un producto de la colonización. La tercera parte de la población es descendiente de esclavos africanos que fueron traídos por los holandeses para trabajar en las plantaciones de azúcar. La mitad de la población es de trabajadores de India que fueron traídos a Guyana después de la abolición de esclavitud.
Aunque Guyana está localizado en Suramérica, los guyaneses no son considerados latinos. Como los brasileños, la gente de Guyana no habla español. Los guyaneses hablan inglés criollo, casi como el inglés hablado por los jamaicanos, pero, a diferencia de los brasileños, los guyaneses no son confundidos o son considerados latinos.
Kevin, como muchos otros niños de inmigrantes, se mudó a Estados Unidos con su familia cuando estaba demasiado pequeño para hablar. Pasó la mayoría de su vida viviendo en San Diego, donde continuó en la escuela. Kevin terminó la escuela en el mismo barrio y prosperó en el béisbol. Siempre tuvo el sueño de ir a la universidad para perseguir una carera de béisbol profesional, pero, lamentablemente, nunca fue informado de las oportunidades ofrecidas a los estudiantes inmigrantes.
Kevin nunca recibió la oportunidad de realizar sus sueños. En vez de eso, el decidió quedarse bajo el radar sintiendo que su estado de inmigrante le causaría problemas con la ley o tendría que pagar mucho dinero para la universidad, el cual él no tenia.
“No pensé que podía ir a una Universidad. Sabía que no tenía papeles y eso era todo la información que tenía”, dijo Kevin. “No podía obtener un trabajo legal y mucho menos ir a una universidad.”
Cuando era un niño, los padres de Kevin, Esther y Laird, inmigraron porque no tenían muchas oportunidades en Guyana. Como mucha otra gente indocumentada, ellos trataron de completar los papeles para hacer los niños ciudadanos, pero el proceso fue largo y difícil.
Kevin no entiende el proceso completamente pero sabe que sus padres no pudieron obtener estado legal para él y para su hermano mayor, Anthony.
Quincy, el hermano menor de Kevin, y Nabilah, la hermana menor de Kevin, nacieron en Estados Unidos. Los dos son estudiantes en la universidad y pagan matrícula de residentes. Ellos han experimentado los dos lados de la vida.
“Yo vi cuánto lucharon mis padres, conforme fui creciendo supe cuán difícil era para ellos ganar dinero”,dijo Quincy. “Ellos siempre querían lo mejor para nosotros”.
Quincy no entendió completamente el alcance de la lucha de su familia hasta que él ya había crecido.
“Cuando empecé a madurar, me di cuenta de la diferencia entre la lucha de un ciudadano de Estados Unidos y de un inmigrante”.
Quincy y sus hermanos se dieron cuenta inmediatamente que tenían que trabajar un poco más duro para realizar sus metas. Debido a que la mayoría de su familia era de inmigrantes, no podían conseguir trabajos en la ciudad o recibir seguro de salud.
Sin embargo, Quincy admitió que porque él y su hermana nacieron en Estados Unidos, no tuvieron los mismos apuros y su hermano les recordaba cuánta suerte habían tenido.
“Mi hermano se ponía enojado y celoso porque quería jugar béisbol en la universidad, pero él sabía que sus sueños no podrían ser realidad”, dijo Quincy.
Aunque Quincy ya sabia de AB 540, asumió que la ley no aplicaba a su familia. Tenía la impresión, como otras personas que no son inmigrantes de América “Latina”.
“Cuando pienso en AB540, yo pienso que es solamente para mexicanos o centroamericanos o personas que hablan español”, dijo Quincy.
Kevin y Quincy se lamentaron sobre su falta de información. Aunque Anthony, el mayor de los niños, avanzó en el negocio de computadores haciendo trabajos pequeños para sus amigos y familia, Kevin todavía siente que no tuvo las mismas oportunidades.
“Deseo que la información hubiera estado disponible para mí. No tenía idea”, dijo Kevin.
Afortunadamente, no es muy tarde. AB 540 todavía esta disponible para cualquier inmigrante que ha pasado al menos tres años en una preparatoria de California. Kevin tal vez no pueda seguir su sueño de una carrera en béisbol, pero podrá recibir una educación que él pueda pagar en la universidad.
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