La necesidad de mantener la guerra pesa más que la necesidad de justicia en los casos de maltrato.
Por ADOLFO FLORES
EL NUEVO SOL
Selena Coppa no se puede acordar de la primera vez que su esposo la golpeó; de hecho no se daba cuenta que sufría violencia doméstica. Había conocido a su esposo por dos años antes de casarse, a los 20 años de edad.
“Creo que las condiciones del carácter abusivo hacia las mujeres militares las hace que acepten su propio abuso e interiorizarlo como normal,” cuenta la ex sargento del ejército, “Yo ni siquiera pensaba en ello como abuso hasta años después de que ocurriera”.
Selena describe a su esposo, quien también estaba en el ejército, como obsesivo-compulsivo. Todo necesitaba estar a su manera: ropa, comida y platos. Los trastes causaron el peor abuso. Cuando Selena combinó los trastes de diferentes colores sin querer, él le puso la pistola en la cabeza. Ella no era ajena a las armas con sus nueve años de experiencia militar: “Yo sabía exactamente lo que le pasaría a mi cabeza si el apretaba el gatillo”, afirma.
Estar embarazada le ayudó darse cuenta que una vida de abuso no era algo que quería para su hija quien aun no había nacido. Siendo mujer soldado, Selena creía que su cadena de mando la iba ayudar. Habló con su jefe de grupo primero: “[El] me dijo que un esposo puede hacer lo que quiera, esa era su actitud hacia el tema: no había nada de malo porque una esposa es propiedad de su esposo”, menciona Selena, “Hablé con varios en la cadena de mando, que fue lo que me convenció que era un problema sistémico”.
En el 2008 hubo 15,939 casos de abusos domésticos entre parejas casadas del ejército. De esos menos de la mitad, 6,767, fueron confirmados. Alrededor del 67 por ciento de presuntos abusos son a manos de hombres, con el restante 37 por ciento de mujeres, según las más recientes estadísticas del Programa de Apoyo Familiar (FAP por sus siglas en inglés), quien apoya a familias en casos de abuso doméstico.
En los años anteriores el FAP revelo que los números de abusos domésticos reportados habían bajado, pero subieron este año por 679. Estos números son solamente casos reportados y no toman en cuenta los que ocurren en familias de la guardia nacional o reservas. Las cifras para parejas íntimas, quienes están definidas como parejas que comparten un niño o domicilio, están en 619 para 2008.
Selena se trasladó varios estados de distancia y fue entonces que se sintió suficientemente segura como para solicitar el divorcio, sin embargo poco después comenzó a recibir amenazas de muerte de su marido.
En un esfuerzo por protegerse ella trató de obtener la protección de la policía militar. Sin embargo, la petición necesaria tenía que salir de su Primer Sargento.
“Él [sargento] me miró y me dijo ‘si te fuera a matar él ya lo habría hecho. No necesitas este ridículo papel. No lo necesitas”, señala Selena.
Para obtener satisfactoriamente una orden de restricción Selena tuvo que ver el rostro de su agresor, mientras contaba los abusos.
El inconveniente fue que la policía militar se negó a reconocer la orden de restricción. Cuando Selena intentó trasladarse fuera de la base para vivir en una comunidad cerrada el Sargento Primero se negó a dejarla salir porque quería mantener una estrecha vigilancia sobre ella.
“Fue una bofetada en la cara. Incluso si trataba de tomar mis medidas de protección no importaba”, explica Selena, “[Entonces] me enlisté otra vez para que me enviaran de inmediato a Alemania, me imaginé que un océano sería una buena protección”.
Cuando se le preguntó si ella buscó la ayuda de la FAP se burló diciendo que ellos también tienden a obedecer los deseos comandos. Selena terminó dejando a los militares en retiro médico y está legalmente divorciada de su ex marido.
“El ejército piensa que está protegiendo sus soldados, pero dejan de lado el hecho de que las mujeres también son soldados cuando dejan de perseguir a estas personas, cuando no pueden tomar ninguna acción contra los abusadores”, comenta Selena.
A raíz de los informes que señalan que la violencia doméstica es frecuente en las fuerzas armadas, el Congreso creó la Defensa Equipo de Tareas sobre la violencia doméstica en 2000. Deborah Tucker, director ejecutivo del Centro Nacional sobre la Violencia Doméstica y Sexual, co-presidió la DTFDV junto con otros dos tenientes. Esta fue la primera vez que la población civil y los militares se habían reunido en un ambiente formal para abordar la cuestión.
Tres años más tarde el grupo de trabajo publicó un informe con casi 200 recomendaciones, explica Tucker. Una recomendación permitió reportes restrictivos, que permite que los sobrevivientes busquen ayuda de personal médico, capellanes y partidarios, sin tener que hacer un reporte oficial. En el pasado, cuando un sobreviviente de violencia doméstica hacía un reporte no era confidencial. El comandante del alegado era notificado y proseguía una investigación. No obstante, esto potencialmente ponía a los sobrevivientes en más peligro porque el reporte llegaba a su cónyuge a través del comandante.
“Una de las cosas que llegamos a darnos cuenta en el destacamento especial fue que la violencia doméstica cometida por el ejército no es mas alto que la población civil”, Tucker dice. “Sino que la edad de las personas sirviendo se convierte en un factor determinante”.
En el mundo civil, las edades con el riesgo más alto de violencia interpersonal es entre 20 y 40 años de edad. El 94.4 por ciento del ejército personal esta dentro de ese grupo.
“No se puede decir que no es un problema porque es obvio que si.
En un correo electrónico, la teniente Coronel April D. Cunningham, de la Fuerza Aérea de EE.UU. y oficial de asuntos públicos para el DoD, dijo que las cifras de abuso doméstico no debe ser comparado con estudios civiles, al menos que tomen en cuenta diferencias entre el ejército y la vida civil, y que las metodologías y las demográficas sean similares.
La Oficina de Responsabilidad estadounidense emitió un reporte el 26 de abril donde explica que el sistema del DoD para recoger información sobre la violencia domestica es insuficiente y no tiene datos completos, como resultado no puede proveer una cuenta exacta de los incidentes de violencia doméstica reportados totalmente al DoD.
Un reporte similar en el 2006 encontró que “un numero de instalaciones no estaban reportando acciones disciplinarias de comandantes en el sistema de datos de las fuerzas del orden como se requiere”. Como resultado, el DoD reportó al Congreso en el año 2002 que de 2,173 incidentes del Ejército y Fuerzas Aéreas con suficiente evidencia para tomar acciones disciplinarias, como 47 por ciento no tenían acciones identificadas. Hasta ahora permanece incompleta esta información.
Además no hay información sobre entrenamiento de capellanes o visibilidad para determinar si están ellos preparados para atender casos de violencia doméstica, siendo uno de las pocas personas con quien un sobreviviente puede hablar sobre violencia doméstica en confianza.
La ex Coronel, Ann Wright, quien ha estado en el ejército por trece años y en la reserva por dieciséis, dijo que el tema de violencia domestica esta enraizado en la cultura del ejército, permitiendo esto tipo de abuso.
“El ejército le enseña a la gente cómo ser violenta y tratar de controlar esas habilidades en la casa, con otras personas y sólo usarlas en ciertas situaciones [pero] puede ser muy difícil para algunas personas”, explica Wright. “El ejército se protege a sí mismo…crea un ambiente donde estos hombres saben que se pueden salir con la suya y eso es problemático”.
Debido al carácter del ejército, puede ser difícil para que un cónyuge busque ayuda por el aislamiento que deviene con moverse, menciona Wright. Otra barrera al reportar el abuso es el miedo de las consecuencias en la carrera para el perpetrador.
“Pueden creerle a la pareja y decir ‘escucha, tu esposo es un buen soldado y si reportas esto lo puedes meter en problemas, puede perder su carrera y no va tener trabajo, va ir a la cárcel y ¿qué vas hacer con tu familia?’” dice Wright.
Selena admite que tenía una ventaja porque contaba con su propio ingreso. Hoy ella es una defensora de las mujeres que son sobrevivientes de violencia doméstica.
“En muchas maneras quiere decir que esos años no fueron años perdidos. Como que las cosas que pasaron no fue dolor por dolor Sin mi propio sufrimiento no hubiera sabido que tenia que apoyar a otros”, reflexiona Selena. “No creo que el molino tiene ningún interés en la protección de sus mujeres creo que tiene que venir del congreso”.
Selena también es una defensora contra la guerra y actualmente es el Presidente GI Informe del Comité de Veteranos de Irak Contra la Guerra.
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