Estudiantes hacen campaña por el Dream Act

Por CINDY VON QUEDNOW
EL NUEVO SOL

“No soy criminal, soy soñador”. “Educación ahora, política después”. “No sueño, no justicia”.

Estas son algunas de las frases que exclamaban los miembros de la organización Dreams To Be Heard en frente de la biblioteca Oviatt, en la mañana del 25 de septiembre. Vestidos con toga y birrete, estos estudiantes activistas buscaban apoyo para el Acta para el Desarrollo, Alivio y Educación para menores extranjeros, conocida como DREAM Act o el Acta del Sueño, la cual les daría la posibilidad de conseguir la residencia a estudiantes indocumentados.

“Hablaremos del DREAM Act con permiso o sin permiso”, expresó Lizbeth, estudiante de estudios chicanas/os, ya que el grupo no consiguió permiso para usar el espacio enfrente de la biblioteca porque la idea vino a último minuto.
Este evento es sólo una de las formas en que se ve el esfuerzo de la organización Dreams To Be Heard para pasar el DREAM Act federal en el Congreso.

La mayoría de los aproximadamente 30 estudiantes que pertenecen a Dreams To Be Heard están asistiendo a CSUN por medio de la ley AB 540, la cual se aprobó en California en 2001. La ley hace posible que los estudiantes indocumentados que completen tres años de bachillerato o adquieran una equivalencia de educación general en California, puedan asistir a una universidad pública y pagar como residentes del estado. Actualmente hay 10 estados en el país que tienen una ley similar al a la AB 540.

Los miembros de Dreams To Be Heard luchan por dos diferentes propuestas: El Dream Act de California y el DREAM Act nacional.

El DREAM Act de California, introducida por el senador del estado Gilbert Cedillo al principio de este año, daría acceso a cierto tipo de ayuda financiera a estudiantes indocumentados que pasen los requisitos. La propuesta está esperando la firma del gobernador Arnold Schwarzenegger, quien tiene hasta el 12 de octubre para aprobarla.

Por medio del DREAM Act federal, que el Senador Richard Durbin está tratando de reintroducir al Congreso después que no se agregó a la propuesta del Departamento de Defensa, los estudiantes indocumentados tendrían la oportunidad de convertirse en residentes permanentes de Estados Unidos. Por este medio, los estudiantes podrían encontrar trabajo en su campo de estudio, una opción que no es posible ahora.

De acuerdo con el Centro Nacional de Leyes de Inmigración (NILC), para calificar para el DREAM Act, el estudiante debe tener al más de cinco años viviendo en EE.UU, haber llegado a los 15 años de edad o menos y debe mostrar buen carácter moral. Al salir de la preparatoria, el estudiante podría solicitar un estatus condicional que le daría hasta seis años de residencia legal. Durante esos años, el estudiante tiene que graduarse de un colegio comunitario, completar dos años en una universidad o servir por lo menos dos años en las fuerzas armadas. Si el estudiante cumple los requisitos después de seis años, podría obtener la residencia permanente.

Según el Instituto de Póliza Migratoria, existen 360,000 estudiantes indocumentados graduados de la preparatoria que podrían calificar para el estatus condicional bajo la legislación de Durbin. Otros 715,000 estudiantes indocumentados aún más jóvenes podrían calificar si se gradúan de la preparatoria.

“Es importante que pase el DREAM Act porque los sueños de varios estudiantes se harían realidad”, apuntó María Rodríguez, una de las organizadoras de jóvenes de la Coalición de los Derechos Humanos de los Inmigrantes (CHIRLA).Y agregó que los jóvenes con una educación contribuirán a la economía del país.

Rodríguez, quien también fue estudiante AB 540, es parte del California Dream Network, una red patrocinada por CHIRLA. CSUN es una de las 24 universidades que componen la red que se formó en 2006 para apoyar el DREAM Act.

Por medio del California Dream Network, CHIRLA ha organizado conferencias y caopacitado a los estudiantes para que sepan desenvolverse con los medios de comunicación.

“Unos de los objetivos del programa es darle espacio a los estudiantes indocumentados para que sientan que sí pueden progresar, ser líderes y activistas”, comentó Rodríguez.

“Las historias de estos estudiantes son increíbles”, aseguró el profesor de estudios chicanas/os, Jorge García. “Trabajan tiempo completo y a veces no van a la escuela por un semestre porque no tienen cómo pagarla”.
García, es uno de los asesores de Dreams To Be Heard, la cual es una coalición de dos previos grupos de estudiantes AB 540 en CSUN: DREAMS y HEARD.

“Yo me di cuenta de HEARD por medio de un reportaje en el Daily Sundial”, dijo García, quien antes era asesor de la organización DREAM. “Vi que las dos organizaciones estaban luchando por los mismos motivos”. García dijo que los estudiantes de MEChA hablaron con él sobre crear una organización por y para estudiantes AB 540.

Aunque la organización todavía está en proceso de ser registrada oficialmente en CSUN, los dos grupos trabajan juntos y en colaboración sobre la información de becas privadas y otros medios para estudiantes indocumentados.

“Para que los sueños se logren, necesita haber un movimiento de acción hacia el cambio, y Dreams To Be Heard está proyectando discursos importantes al nivel universitario y social”, destacó García.

El activismo de estos estudiantes es notable durante las juntas semanales de la organización, donde proponen ideas para eventos y maneras de seguir la lucha hacia su meta de pasar el DREAM Act.

Los miembros de Dreams To Be Heard han estado enviando sus currículos y sus calificaciones escolares a senadores para mostrarles que son excelentes estudiantes que sí pueden contribuir a la sociedad, dijo un miembro de la organización. También han contactado a varios medios de comunicación con el fin de animar al público a pedirle a sus senadores y representantes que apoyen el DREAM Act. Recientemente, han realizado entrevistas en los noticieros de KMEX y en el programa de radio de Piolín en La Nueva 101.9 FM.

Algunos miembros han hecho presentaciones durante las juntas de otras organizaciones en la universidad para informar a los estudiantes sobre el DREAM Act y las opciones para los estudiantes indocumentados.
Fue durante una junta de la organización de estudiantes centroamericanos, CAUSA, que Ellen se enteró de Dreams To Be Heard.

“Yo creo que estos estudiantes están haciendo un buen trabajo, considerando el ambiente político en que estamos”, afirmó Ellen, quien no quiso dar su nombre verdadero por su situación legal. Agregó que a pesar de la oposición hacia los inmigrantes ellos son valientes porque siguen en la lucha.

Nacida en Lima, Perú, Ellen, vino a EE.UU. a los 13 años y se dio cuenta de la ley AB 540 por medio de su hermana mayor. Gracias a esto, Ellen pudo asistir a un colegio comunitario, y ahora está en su segundo año en CSUN de la carrera de ciencias políticas y economía. En el futuro le gustaría trabajar para una organización no lucrativa.

Lizbeth fue la estudiante que habló en la junta de CAUSA a la que asistió Ellen. Nacida en Oaxaca, México, Lizbeth vino a este país a los 14 años de edad con la intención de recibir una mejor educación.

“Vine a estudiar y me dediqué a los estudios”, asintió. Cuando solicitó su ingreso a un colegio comunitario, le estaban cobrando como estudiante internacional en su primer semestre. Por medio de un tío, se dio cuenta que podía calificar bajo la ley AB 540. Hoy le falta un año para recibirse en estudios chicanas/os con énfasis en ciencias sociales. Su sueño es ir a una escuela de leyes y hacerse abogada de derechos humanos e inmigración.

“Espero y creo que el DREAM Act pueda pasar este año”, dijo Lizbeth, quien también es una de dos representantes de la región central del California Dream Network. “Las leyes estatales como el California DREAM Act serían un precedente para mostrarles a otros estados que sigan el mismo camino”.

Alma, una estudiante AB 540, también está luchando por la aprobación del DREAM Act. Llegó a este país a los seis años procedente de Guerrero, México.
Ella no se dio cuenta de su estatus legal hasta el último año de la secundaria. En ese tiempo, no existía la ley AB 540. Su consejero le dijo que no podía ir al colegio y que tenía que trabajar en la fábrica con su mamá.
“Al escuchar eso, sentí que no tenía valor, y que no valía el esfuerzo de seguir estudiando”, expresó Alma.

Sin embargo, encontró la forma de asistir un colegio comunitario, y cuando salió la ley AB 540 pudo ir a la universidad. Ahora sólo le falta un semestre para recibir su licenciatura en estudios chicanas/os. Su meta es ir a la escuela de leyes o trabajar para una organización no lucrativa.

Aparte de todo, la lucha de Alma es distinta; es madre soltera de una niña de un año y nueve meses.

“Ella es mi motivo más grande para seguir en esta lucha”, dijo Alma. “No es sólo mi esfuerzo, sino el de ella también”.

Alma dice que tiene tres obligaciones: “Trabajo, soy estudiante y madre de tiempo completo. Sí, hacer esto es cansado, me pongo estresada, a veces siento que no puedo seguir, pero cuando la veo a ella (mi hija) dormida, siento que me devuelve la fuerza. Estoy orgullosa de ser mamá y ser soñadora”, dijo Alma.

Por medio de su activismo, Alma invita a todos los estudiantes a seguir en la lucha para practicar sus derechos de ser profesionistas.

“No estamos solos, hay miles de estudiantes que tienen ganas de superar las barreras que el sistema nos pone. Sé que (los estudiantes indocumentados) están rodeados por el miedo, pero ese miedo se puede romper, poco a poco”.

Estudiantes compartieron sus historias personales como inmigrates en los Estados Unidos y pidieron apoyo para el DREAM Act frente a la biblioteca Oviatt el 24 de septiembre. Foto: Khristian Garay


Tags:  Dream Act Dreams To Be Heard

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