Estudiante oaxaqueña cultiva su identidad por medio de la zumba

Este episodio de la serie “Oaxacalifornia: La Experiencia Oaxaqueña en Los Ángeles” cuenta la historia de Yuri Morales, joven que tuvo dificultad en aceptar su identidad oaxaqueña, pero ahora la cutliva por medio de la zumba. Aquí les contaremos la historia.

Por DALIA ESPINOSA
RADIO NEPANTLA

Dalia Espinosa: Bienvenidos a Radio Nepantla, un podcast de El Nuevo Sol, el sitio multimedia del programa de periodismo en español de la Universidad del Estado de California en Northridge. Mi nombre es Dalia Espinosa.

El nombre de nuestro podcast nació de la palabra nepantla, que viene del idioma náhuatl y significa “estar en medio”. Los indígenas de México usaban esta palabra para hablar de estar entre una cultura dominante y su cultura de origen. El movimiento chicano hizo de este espacio uno de resistencia cultural que trasciende dos culturas y muchas fronteras.

Usaremos este concepto de estar en medio para los episodios de nuestra serie: “Oaxacalifornia: La Experiencia Oaxaqueña en Los Ángeles”. El doctor Gaspar Rivera Salgado, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, estima que hay 320 mil oaxaqueños en California y 180 mil de ellos viven en el sur del estado, la mayoría en Los Ángeles.

Les contaré la historia de Yuridiana Morales, mejor conocida como Yuri, una ex alumna de la Universidad del Estado de California en Northridge. Hace un año, en 2017, ella se recibió con una licenciatura en sociología y cuenta que le gustaría enfocarse en los temas de criminología y justicia penal. En solo cuatro años, ella también se graduó con honores gracias a su promedio de calificaciones altas. Pero a pesar de todos sus grandes logros, lo que resalta más de Yuri es que es una muchacha muy alegre con el pelo pintado de un morado brillante. Así la reconocían los estudiantes en los salones, el gimnasio y los alrededores de la escuela.

Yuri nació en Los Ángeles, pero sus raíces vienen de Santa Ana del Valle, Oaxaca. Ella cuenta que sus papás, como muchos inmigrantes, vinieron a los Estados Unidos para buscar un futuro mejor.   

Yuri Morales: Bueno, mis papás terminaron la primaria y eso fue lo único que pudieron terminar. Y mi papá siempre se levantaba como a las cuatro de la mañana para ir agarrar leña y para ir al molino. No comían hasta la tarde cuando venían pa’tras a la casa. Y mi mamá, ellos de verdad no tenían mucho dinero, lo único que hacían, creo que eran tapetes. Pero no hicieron mucho dinero con eso. Mi mamá ayudaba en la casa. Y yo sé que ella algunas veces me estaba contando que algunos días ellos no tenían suficiente para comer y que vivían en una choza.

Dalia Espinosa: El proceso no fue nada fácil. Sus papás tuvieron que cruzar la frontera dos o tres veces y ahora solo quedan cuentos del esfuerzo que se hizo.

Yuri Morales: Siempre me lo contaban cuando era chiquita, pero nunca lo entendí. Lo pude tener en mi corazón hasta llegar en el high school. Entonces le puse más atención a esa historia y de verdad lo que significaba eso.

Sí me importaba por un cierto tiempo pero después, con la juventud, se me olvidó eso, y en un momento, sí tuve pena de esa historia porque todos en mi escuela eran gringos, eran de aquí, y como que me dio un poco de pena de ser orgullosa de ese sacrificio.

Dalia Espinosa: Aunque sus padres vivían en el mismo pueblo e iban a la misma escuela, no fue sino hasta que los dos llegaron a Santa María, California cuando se enamoraron. Allí es donde viven hoy y donde han criado a su familia de cinco: mamá, papá, hermano de 13 años y una hermana de 20.

Yuri Morales: Cuando yo era chiquita, no sabía nada de inglés. La tarea era muy difícil para mí porque algunas veces no lo entendía. Y yo sé que algunas maestras trataban de ayudarme, pero yo necesitaba más ayuda. Y allí conocí a unas buenas maestras y luego a unas ayudantes de las escuelas. Y bueno, las ayudantes de las escuelas no eran muy amables. Eran más discriminadores y esto es lo que no hablan los hijos algunas veces porque como que nos da vergüenza de todo lo que pasamos. En medio de la clase, yo siempre me iba a otra clase para aprender más inglés. Pero esta maestra era muy racista porque ella me decía que me quedara hasta el último de la clase y luego puedo ir al lonche. Y yo recuerdo que ella nomás me estaba gritando: por qué yo no aprendo, que me debo quedar aquí. Le dije que yo tengo sed y me dijo: “no, no te puedes ir”. Y luego le conté a mi papá. Y eso fue cuando mi papá habló con mi maestra. Y luego mi maestra le dijo a la ayudante que no voy a ir con ella. Y luego la ayudante dijo: ¿por qué?” Dijo: “porque tú tratas mal a Yuri”, y luego ella dijo: “No, yo nunca he hecho nada”. Y yo pensé en ese momento que no me iban a creer a mí porque nomás soy una niña pequeña, pero gracias a mi papá, él siempre estuvo allí detrás de ellos [para] que no me trataran mal.

Dalia Espinosa: El Consejo Nacional de Población de México estima que el 33 por ciento de la población de Oaxaca habla un idioma indígena. Esto incluye el amuzgo, zapoteco, mixteco, triqui, chocho, zoque, mazateco, chontal, ayuujk, chinanteco, náhuatl, huave, chatiño, tacuate y cuicateco. Los padres de Yuri hablan dos idiomas: zapoteco y español.

Yuri Morales: No recuerdo exactamente cómo mi papá aprendió inglés un poco más, pero él siempre, después de la escuela, me hacía practicar las matemáticas, escribir.

Dalia Espinosa: En el segundo grado, Yuri cuenta que sus calificaciones en matemáticas llegaron a ser las mejores de su clase.   

Yuri Morales: Desde ahí, como que me dio más hambre de aprender y hacer más cosas. Y llegó el punto donde siempre agarraba certificados. Un día, mi maestra vino y me dijo: “Tú agarraste el certificado del presidente”. Pero en ese momento, supe que las personas que escucharon eso no estaban bien feliz. Y dije: ‘¿Por qué me están tratando tan mal?’ Y luego despues como que se me prendio la luz y dije: “Oh, es porque sus hijos son blanquitos y ellos estaban pensando: ¿cómo una niñita que ni es de acá, no habla inglés, pudo agarrar este certificado?” Y allí es cuando me empecé a dar cuenta que hay muchas malas personas. Y yo soy bien sensible. So, cada cosa que alguien me hace siempre me duele, siempre recuerdo esas cosas.

Dalia Espinosa: Ella compara sus memorias del pasado y cómo han cambiado en día presente.

Yuri Morales: Mis compañeros eran más blanquitos y como sus papás estaban un nivel más arriba, ellos tenían más dinero. Entonces cuando llevaba a mis papás a la escuela o cuando ellos querían hablar con mi maestra, yo tenía mucha pena, yo les decía: “No, mejor mandame una nota”. Y luego mis papás decían: “No, quiero ir a hablar con tu maestra”. Y dije: “No”. Vino un punto que mi mamá me dijo: “¿Tienes vergüenza de nosotros?” Y me puse callada porque como que yo misma no lo quería aceptar y yo en mi mente pensaba: “Yo no tengo vergüenza, pero ¿qué es lo que siento yo?” Y luego, como que empecé a pensar más en eso y dije: “¿Sabes qué?, yo sí tenía vergüenza, pero por qué?” Y luego yo misma dije: “Oh, porque mis papás son un diferente color de piel, mis papás no tienen el mismo trabajo que otros papás”. Y dije, pues dije: “Mi mamá no sabe el inglés mucho y luego mi papá sabe un poco el inglés, pero no tanto, hasta llegar en la preparatoria. Allí es donde no me dio pena. Allí conocí diferentes alumnos que ellos sus papás también no eran de aquí. Y dije: “Si ellos no tienen vergüenza, ¿por qué yo tengo vergüenza de mis padres?” Yo creo que tener una comunidad de otros que son como tú o pasaron la misma experiencia, entonces tú te puedes fortalecer más con ellos. Y yo creo que ellos me dieron mucha fuerza al conocer a muchas diferentes personas así.

 Dalia Espinosa: En la secundaria, Yuri tuvo más oportunidades de expresarse al medio de clases avanzadas, clubs y actividades como el ejercicio.

Yuri Morales: Allí empecé a bailar y luego me dio como más interés. Y luego, mi amiga me invitó a una clase del gimnasio y allí es donde empecé a tomar zumba. Creo que eso me ayudó más para seguirle más arriba porque de repente como que me puse más feliz.

Dalia Espinosa: La nueva confianza que encontró Yuri en la zumba le ayudó sentirse más fuerte y por medio de la música latina, también sintió un gran orgullo en ella misma y de dónde viene.

Yuri Morales:  Sí tenía membresía de gimnasio antes, pero nunca descubrí que había clases de ejercicio. Yo pensé que nomás eran las puras máquinas y no me gustó para nada. Hasta que mi amiga me dijo de la clase de zumba, y yo le dije “okey, pues yo voy a ir contigo”. Y fui con una maestra que sí era bien y todo y me gustó. Y luego fui al siguiente día con otra maestra y luego ahí me dije: Oh, my gosh, yo necesito venir a estas clases más porque a mí me encanta.” Yo empecé hasta atrás porque hay diferentes líneas cuando vas a clases de ejercicio. Entonces yo empecé hasta atrás. Y ahí nomás estuve bailando y poquito a poquito como que me subí al enfrente hasta llegar a la primera línea. Y luego allí ya no tuve pena de nada. Nomás me la pasaba bailando allí con mis amigas y siempre, no te miento, me la pasaba en el gimnasio todo el día. Después de la escuela, me iba a terminar la tarea en una hora y luego me iba hacer las clases de [bicicletas], las clases de pesas y luego la clase de zumba, porque nomás me encantaba. Y allí es donde empecé a enamorarme de la música latina y de la cultura latina y como que empecé a compartir de mi cultura más y de donde vienen mis papás.

Dalia Espinosa: En la preparatoria, Yuri empezó a solicitar ingreso a colegios de su gusto. Ella cuenta que el proceso no fue muy estresante porque habían trabajadores bilingües en su escuela que ofrecían ayuda profesional.

Yuri Morales: Desde el principio, no era una pregunta o una cosa de no ir. Yo debo de ir a la universidad. So cada día mi papá se esforzaba conmigo para aprender más. Yo creo que eso sí me ayudó porque siempre tuve eso en mi cabeza.

Dalia Espinosa: Aunque constantemente, ella y sus padres se imaginaban ese momento donde finalmente llegaba a la universidad, todavía fue un poco difícil despedirse entre familia. Por primera vez, Yuri se iría de casa a Los Ángeles, una distancia de casi cuatro horas.

Yuri Morales: Mi mamá siempre se la pasaba así: “Mi’ja, no quiero que te vayas. Quédate aquí, mira, aquí puedes vivir”. Y dije: “No, yo me quiero hacer famosa allí en Los Ángeles, yo voy a conocer a muchos artistas”. Estaba bien emocionada y creo que yo me la pasaba ser chistosita porque no quería que mi mamá se sintiera más triste, sino hacerlo como… hacer que la situación no sea triste, sino una situación para reírse.

Dalia Espinosa: Yuri viene de una familia cristiana, y aunque sus creencias en la religión no son idénticas a las de sus padres, su personalidad dinámica trae mucho humor y alegría a la familia.

Yuri Morales: Antes de ser cristianos y todo, yo escuchaba musica like de rap, de oldie music, canciones de más allá. Y me gustaba mucho la manera como se pintaban las cholas, nomás me encantaba. Y mis papás sabían que yo escuchaba esa música, ellos sabían que me gustaba salir desde que era chiquita. Como que empecé a madurar un poco más porque ya no era rebelde. Como que ya entendía más las cosas. Y luego llegar a la universidad, eso fue otra historia.

Dalia Espinosa: La transición de hogar familiar a la universidad fue grande. Como muchos universitarios, ella tenía la nueva libertad de hacer sus propias decisiones sin tener que pedir mucho permiso a la familia.

Yuri Morales: Como que me pude desarrollar más porque estaba solita, no conocía a nadie.  Mi primer año de la universidad, todavía yo era una niña buena. No que no soy una niña buena ahorita pero yo era niña buena, no hacía nada malo como de ir a bailar en las noches y salir como hasta las cuatro de la mañana. Yo, de verdad, no iba mucho a la iglesia, salía más con mis amigos como ir a visitar diferentes lugares, ir a bailar en las noches, y nomás convivir mucho. Y no es que me hice como niña mala, sino que ya no le puse tanta importancia y mucho tiempo a la biblia, a la palabra y todo eso. Ellos siempre me dicen: “No te olvides de la palabra”. Pero algunas veces, ellos me tratan de llevar a la iglesia allí. Yo digo: “No, estoy cansada”. O algunas veces me mandan textos de versículos y unos miro y todo. O algunas veces estamos en la casa y miramos una prédicas, pero yo me voy a mi cuarto. Como que ya no estoy tan interesada porque yo creo que adentro, todo lo que pasamos de ir a diferentes iglesias y cómo miramos que obviamente van a ver problemas en cada iglesia, y eso como que empezó a bajar mi interés y como que ya no me dio importancia. Como que ellos ya me están entendiendo más en la manera que me estoy desarrollando hora. Porque como que antes, yo era una persona con un carácter bien fuerte que yo nomás te decía cosas en la cara y ahora como que ya me volví más sensible. Como que ya me puedo expresar en una manera que otros pueden entender. Como que si no me gusta lo que estás diciendo, te voy a decir: “Eso me duele mucho, no quiero que me hables de esa manera o no quiero escuchar esas historias porque ahorita estoy feliz y no me quiero poner triste”.

Dalia Espinosa: Yuri regresaba a Santa María cada dos semanas, luego un mes, y finalmente menos y menos. Al pasar tanto tiempo en Los Ángeles, ella decidió conseguir un trabajo, y a través del gimnasio de la escuela, ella pudo conseguir empleo como instructora de zumba.

Yuri Morales: Agarré mi licencia de instructora en septiembre y unos meses después, me audicioné para ser una instructora porque debes enseñar lo que sabes: si sabes hacer el movimiento bien, si sabes poner tu forma bien y todo para no lastimar a los estudiantes. Y luego agarré el trabajo y allí es cuando empecé a enseñar las clases. La primera vez, vino mi amiga que también agarró el mismo trabajo que yo. Estaba bien nerviosa, lo que se llama nerviosa. Y puse unas canciones que ni practique y dije: “Ay, no. Ay dios mío”. Dije: “No, ¿qué hice?” Dije: “Esa clase fue lo peor de las historias”. Y luego poquito a poquito como que me fui acostumbrando.

Dalia Espinosa: A través de la zumba, Yuri cuenta que se ha encontrado amistades y mentores que la llenan de buenas energías. Por ejemplo, en su primera clase como instructora, la lista de participantes se llenó en parte por sus propias amistades que fueron a apoyarla. En unas tres semanas, sus nervios se le tranquilizaron y pudo crear una lista de música a su gusto, lo que le llama “playlist.”

Yuri Morales: Yo tenía una mentora que le gusta mucho soca, dancehall y esos como ritmos africanos y eso me encantó. So yo hice mi playlist mucho como de su estilo de ella. Y también tenía otro mentor que se llamaba Danny, mi amigo. Y sí me gustaban mucho sus pasos y todo eso, pero como que no me llamó mucho la atención, no como Apple Joe, así se llama. Y también tuve otra mentora que se llama Amber, y ella me ayudo mucho pero ella es mas como hip-hop y como que tampoco me llamó la atención, si no, nomas la música africana y latino juntos. Eso me encantó.

Dalia Espinosa: Yuri encuentra su felicidad en el baile y la música porque la inspira a moverse al ritmo de las diferentes culturas. Así es como ella expresa el amor y cariño que le tiene a la diversidad.

Yuri Morales: Cuando era chiquita, sí sentía racismo, [pero] no sabía qué era racismo antes. So cuando era chiquita, sí me dolió, pero no entendía por qué. Hasta llegar a la universidad, y allí es donde hablamos más de racismo. Ahí es donde empecé a pensar más de cuando era chiquita. Y dije: ¿Sabes qué? Ahora ya entiendo porque me sentía de esa manera”. Dije: “Porque no me querían”. Y ahora, conocer a mi amiga, que su cultura es africano, conocer a mi amigo que es cubano, conocer a una amiga que es peruana, otra que es hondureña. Tener esa energía de zumba, de amar cualquier estilo, amar a las personas, nomás poner mucho amor afuera, eso me ayudó tanto que ya no me importó de dónde eres, de cómo es tu piel, como te miras. Me encanta conocer sus historias, su diferente culturas de donde vienen. A mí me encanta la cultura de personas. A mí me encanta el color, la vibrancia, todo eso. Personas que son americanos y que se creen más, cada vez que los conozco, yo siempre hago que ellos conozcan las diferentes culturas. De una manera: que sea música, yo digo: “A mí me encanta esta musica”, pero poner eso en su cabeza de las diferentes culturas que somos mismos. Cuando me piden mi opinión, yo le digo lo que yo opino, pero en una manera que ellos también pueden entender como yo les digo: “A mí me encanta esta cultura porque la manera que bailan o la manera que ellos se aman a ellos mismos.” Yo siento que así yo estoy haciendo de mi parte.

Dalia Espinosa: A pesar de tener un pasatiempo muy intenso, Yuri pudo sobresalir sus materias académicas en la universidad. Debido a sus calificaciones y conducta excelente, ella se graduó en cuatro años con reconocimiento de honores.  

Yuri Morales: Yo no sé cómo. Te voy a decir la verdad. Yo no sé cómo porque yo me la pasaba saliendo y comiendo y bailando, pero yo llegué a tener una ceremonia de personas que tienen un cierto grado arriba y ese día vinieron mis papás a apoyarme. Yo recuerdo que estaba en línea y tenía mi pelo morado, so mis papás me reconocían. Y nomás recuerdo que mi papá, mi mamá, mi hermanito, mi hermanita, se pararon arriba y nomás dijeron: “Hi, Yuri!” Y yo dije: “Hi”. Y luego dije: “¿Vamos ir a agarrar tacos al ratito?” Y dijeron: “Sí’. Esa parte, lo hice porque yo quería poner allí que venimos de diferentes partes. Eso no se me va olvidar. Que yo vengo de este lugar y nomás por graduarme, yo no voy a ser una persona, como te digo, que se cree tanto, no.

Dalia Espinosa: Con esa declaración, Yuri expresó su falta de vergüenza en ser diferente a los de más. El siguiente día fue su graduación, un día muy emocional para ella, pero no fue hasta que cruzó el escenario y agarró su diploma que la realidad le llegó.

Yuri Morales: El día de mi graduación, yo estaba llorando tanto. Ese día hacía mucho calor y mis papás estaban ahí. No sé a dónde se sentaron porque no los pude mirar, pero cuando pasé ahí y agarré mi diploma, ahí es cuando dije: “Ya no voy a estar en esta escuela. Ya lo hice”. Y nomás recuerdo que me paré ahí en el medio, mientras todos estaban caminando, y nomás miré allí por unos minutos, y nomás estaba pensando: “Ya no voy a mirar esto jamás”. Dije: “Aquí lo hice todo”. Y como en ese momento quería llorar pero dije: “No, no voy a llorar”.

Dalia Espinosa: Muchas gracias por escuchar Radio Nepantla: La Voz que Traspasa Fronteras. Los invitamos a escuchar el resto de la serie “Oaxacalifornia: La Experiencia Oaxaqueña en Los Ángeles”, donde contamos las historias de la cultura y comunidad oaxaqueña. Visítenos en nuestro canal de SoundCloud: ElNuevoSol o en nuestra página web: elnuevosol.net Esta fue una producción de El Nuevo Sol, el proyecto multimedia en español de la Universidad del Estado de California en Northridge. Producción y edición: Dalia Espinosa. Música de Banda Santa María Xochixtepec y de la Banda Nueva Dinastía. Soy Dalia Espinosa. Gracias por escucharnos. Y hasta la próxima.


Tags:  Dalia Espinosa oaxacalifornia Radio Nepantla Santa Ana del Valle Yuri Morales

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Dalia Espinosa
Mi nombre es Dalia Espinosa, tengo 22 años y nací en Harbor City, CA. Me interesa escribir y leer sobre justicia social, política y derechos humanos. Mis intereses también exploran los tópicos de género, sexualidad, nacionalidad, cultura, migración y niveles socioeconómicos. En mi tiempo libre, me gusta visitar nuevos lugares, probar nuevas comidas, y convivir con toda gente. Lee mis artículos en El Nuevo Sol.




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