Dreamer sin DACA lucha en la universidad por un futuro mejor

Iván Salinas es un estudiante que sigue avanzando a pesar de no tener DACA. El estrés sobre sus finanzas y las de su familia no le impiden buscar y aprovechar una educación universitaria.

Por ÁMBER PARTIDA
EL NUEVO SOL

Pagar por la universidad uno mismo es difícil, especialmente para trabajadores jóvenes. Sin embargo, es más difícil para estudiantes indocumentados trabajar, ir a la escuela y lidiar con el estrés de no saber cuál será su futuro.

Ir a la universidad es algo que se espera para la mayoría de los estudiantes que terminan la escuela preparatoria. Sin embargo, para un estudiante como Iván Salinas, de 19 años de edad, la universidad es una oportunidad que abre nuevos capítulos para él y su familia.

A diferencia de la mayoría de los estudiantes universitarios, Iván es indocumentado. Él y su familia son de la ciudad de México. En 2008, Salinas, de diez años, y su hermano mayor emigraron a Estados Unidos a vivir con sus tíos.

Dado que Salinas no califica para el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) establecido por el expresidente Obama, la universidad puede ser más onerosa que para los estudiantes indocumentados que pueden trabajar legalmente.

Salinas califica para el pago como residents de California como estudiante AB 540, una ley que se aprobó en 2001 y permite que estudiantes indocumentados que asistieron al menos tres años a la escuela preparatoria en California, la oportunidad de pagar matrícula de residente. A pesar de que Salinas puede también solicitar ayuda financiera del estado bajo el Acta del Sueño de California (California Dream Act), pagar por la universidad sigue siendo un desafío, ya que la ayuda estatal no cubre todos los gastos.

Salinas dice que las finanzas para la escuela pueden ser estresantes, pero cree que el sacrificio vale la pena. Él se siente responsable del estrés que se le impone a su familia.

“Sé que no puedo conseguir un trabajo”, dice. “Tengo que averiguar algo mejor para mí y eso puede ser difícil”.

Iván Salinas, 19, estudiante en Universidad del Estado de California en Northridge. Foto de Ámber Partida / El Nuevo Sol.

Sus padres apoyan su educación y quieren que Salinas se centre en la escuela. Él quiere ampliar su conocimiento intelectual y seguir aprendiendo a pesar de sus circunstancias. Actualmente, no tiene un trabajo remunerado, pero sigue esperando a que encuentre una manera de pagar la escuela.

Salinas es la única persona de su familia que asiste a una universidad. En mayo de 2016, se graduó de la preparatoria Birmingham en Van Nuys. Allí, todavía hace trabajo voluntario ayudando a otros estudiantes y participando como DJ. Salinas es un estudiante de primer año en la universidad, pero no ha declarado su especialidad todavía. Le gusta escribir cuentos y filmar películas. Dice que le gustaría estudiar inglés en lugar de periodismo porque se siente más como un escritor que como un reportero.

En la actualidad, Salinas escribe artículos y toma fotos para el periódico de la escuela, Sundial. Sin embargo, debido a su estatus de indocumentado, no se le paga. Este es un problema común entre estudiantes que no califican para DACA y por lo tanto no pueden mostrar un número de seguro social, y muchas unidades administrativas de la escuela se rehúsan a buscar formas de remunerar el trabajo de estudiantes como Salinas.

Uno de los mejores amigos de Salinas, Héctor Murillo, dice que Iván es muy querido y que él tiene mucha determinación de hacer algo con su vida a pesar de los obstáculos.

“Iván es muy generoso y resistente”, dice Murillo, de 18 años, un estudiante en la preparatoria de Birmingham en Van Nuys. “Quiere devolverle el apoyo a su familia y hacerles ver que él puede tener éxito”.

Hectór Murillo, 18, estudiante de la escuela preparatoria de Birmingham en Van Nuys. Foto cortesía de Iván Salinas.

Salinas no deja que sus desgracias afecten sus logros académicos. Por el contrario, sigue avanzando a pesar de la falta de apoyo. Al igual que muchos jóvenes trabajadores indocumentados, recibir una educación es importante y les hace sentir parte de la sociedad estadounidense. Sin embargo, Salinas no quiere ser reconocido como estudiante indocumentado o como defensor de la inmigración, quiere ser reconocido por el trabajo que hace.

El talento de Salinas y la motivación para seguir una educación han inspirado a sus amigos y profesores.

“Iván es el tipo de estudiante al que le gusta participar”, dice Hayley Rubinger, director de actividades y su mentor en la preparatoria de Birmingham en Van Nuys. “La universidad es el mejor lugar para un estudiante como él, porque es talentoso en muchas cosas”.

Hayley Rubinger, mentora y profesora en la escuela preparatoria de Birmingham en Van Nuys. Foto cortesía de Iván Salinas.

Los jóvenes como Salinas viven cada día sin saber qué ocurrirá mañana. A menudo, él y su familia hablan de regresar a la ciudad de México. Aunque Salinas quiere quedarse aquí en Estados Unidos y alcanzar sus metas. Cree que la mejor manera de demostrar que la gente está equivocada es por medio del éxito. Sigue teniendo una actitud positiva sobre su futuro a pesar de la incertidumbre.

“Tengo que aprovechar lo mejor de cada situación y aprovechar la educación que se me ofrece, incluso si no puedo volver el próximo semestre”, concluye.


Tags:  Ámber Partida CSUN DACA Iván Salinas preparatoria Birmingham

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Ámber Partida
Mi nombre es Ámber Partida y nací en Los Ángeles. Me interés a escribir sobre temas de justicia social, políticas y deportes. Me gusta practicar deportes y leer lo que está pasando en el mundo durante mi tiempo libre. Creo que es importante conocer los acontecimientos actuales. Lee mis artículos en El Nuevo Sol.




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