De acuerdo con el estudio realizado por el Departamento de Salud del condado de Los Ángeles, aproximadamente 13.5 por ciento de latinos han sido diagnosticados con algún tipo de diabetes. Las personas mayores de 65 años de edad son las más propensas a sufrir de este enfermedad.

Por ALEJANDRA VÁSQUEZ
EL NUEVO SOL

Ana Bernal, participante del programa de prevención a la diabetes, realiza ejercicios en la clase de 100 Ciudadanos. Foto: John Saringo-Rodríguez / El Nuevo Sol

Ana Bernal, participante del programa de prevención a la diabetes, realiza ejercicios en la clase de 100 Ciudadanos. Foto: John Saringo-Rodríguez / El Nuevo Sol

No sabemos de qué somos capaces hasta que se nos pone a prueba.

Para Ana Bernal, la vida le ha puesto una prueba que no ha sido nada fácil de superar, pero su deseo de continuar al lado de su familia sin tener que depender de una máquina para vivir, es lo que la mantiene con fuerzas.

La noche previa a mi entrevista con Bernal, traté de empaparme de la mayor información posible acerca de la diabetes. Sabía que sigue siendo la enfermedad crónica que afecta a un gran número de personas en Estados Unidos, en su mayoría latinos.

De acuerdo con el estudio realizado por el Departamento de Salud del condado de Los Ángeles, aproximadamente 13.5 por ciento de latinos han sido diagnosticados con algún tipo de diabetes. Sabía también que las personas mayores de 65 años de edad son las más propensas a sufrir de este enfermedad.

Aún así, a la mañana siguiente al llegar al parque comunitario de la ciudad de San Fernando, mi sorpresa fue grande, pero no tanto como mi admiración al ver el número de personas de la tercera edad formando parte del programa de “100 Ciudadanos.”

No podía desviar mi mirada de estas personas, que sin hacer algún tipo de gesto o alguna expresión que revele cansancio, continuaron los ejercicios uno a uno al aire libre, con la misma energía, o más, que la de un jovencito.

Al entrar al edificio en donde se realizan las clases de nutrición, de asesoramiento y motivación para combatir la diabetes, llamado “Prevención de Diabetes,” un programa que forma parte de “100 Ciudadanos”, una de las primeras personas que pude observar al entrar al edificio fue a la señora Ana Bernal.

Bernal, de 46 años de edad, llegó a Estados Unidos hace 25 años y proviene del estado de Michoacán, México. Es madre de dos jóvenes, uno de 28 años y una de 18. Su esposo, a quien describe como un hombre muy tranquilo, fue una de las primeras personas que le demostró su apoyo y la motivó a cambiar su forma de alimentación, después de que en octubre del año pasado ella fuese diagnosticada con ser propensa a tener diabetes. Además de que recientemente se le había prescrito una maquina de oxigeno para dormir, ya que mientras duerme hay momentos en que deja de respirar. Ambos estados médicos, dijo Bernal, son a causa de su sobre-peso.

El Centro de Control y Prevención de Enfermedades, anunció que entre el año 2011 y 2012, la frecuencia en obesidad entre adultos latinos está en más del 42 por ciento de la población latina en Estados Unidos.

Con vestimenta muy cómoda, blusa blanca y pantalón deportivo negro, vestida muy de acuerdo a la ocasión, Bernal se mostró todo el tiempo concentrada, lista para la batalla como toda una guerrera.

En voz baja, ella contaba las repeticiones que los jóvenes estudiantes de kinesiología, de la Universidad Estatal de California, Northridge, les explicaban a ella y al resto del grupo cómo realizar.

Los grupos de participantes están divididos en cuatro niveles de acuerdo a la edad y condición física; el nivel de personas de 65 años de edad o mayores, el grupo de principiantes, en donde realizan ejercicios moderados, el intermedio, en donde realizan ejercicios de nivel medio a intenso, y el grupo de introducción, creado para las personas que participan en el programa de prevención de la diabetes.

Bernal se encuentra en el grupo introductorio.

Bernal tira de una soga con otros compañeros del grupo intoductorio para ejercitar los musculos de los brazos y de las piernas. Foto: Joanna Jacobo / El Nuevo Sol

Bernal (blusa blanca) tira de una soga con otros compañeros del grupo intoductorio para ejercitar los musculos de los brazos y de las piernas. Foto: Joanna Jacobo / El Nuevo Sol

Una de las líderes del programa de Prevención Contra la Diabetes, Jazmyn Jasso, comentó que el hacer ejercicio es muy importante para poder bajar de peso, pero enfatizó en la importancia que tiene el llevar una buena alimentación.

“Usualmente la nutrición es la parte más grande y la que más influye en la pérdida de peso”, dice Jasso, mostrando su admiración hacia todos los participantes del programa, en especial hacia la señora Bernal.

Jasso nos explica que al inicio del programa, Ana comenzó pesando 231 libras, con una estatura de 5.6 pies. Gracias a su esfuerzo y persistencia en las rutinas de ejercicio y al cambio de su alimentación, pudo perder cinco libras en las primeras semanas. Jasso esta segura que Bernal puede lograr seguir bajando de peso siempre y cuando – dice ella – continúe asistiendo a los ejercicios que el programa ofrece y siga llevando una alimentación saludable.

Después de que la clase de nutrición terminara, me acerqué, un poco dudosa de que se atreviera a compartir sobre su experiencia en el programa con una completa desconocida.

Sin embargo la señora, muy amablemente, aceptó regalarme unos minutos de su tiempo. La señora Bernal estaba muy contenta en formar parte del programa para combatir la diabetes.

“No quiero depender de una máquina para vivir”, dice. Es por eso que después de haberse enterado de la existencia de este programa que, además de ayudar con actividades físicas, educa a la comunidad de la importancia de tener una alimentación más sana. Esto la motivó a decidir inscribirse en este programa que, además, es gratis.

Su alimentación ha cambiado desde que entró al programa. Desde hace dos meses, ha descartado por completo el refresco, una costumbre que tenía desde muy chica. Cuando era joven, recuerda, se enojaba con su hermana mayor porque le decía a su mamá que no le diera refresco:,

“Nadie me quería comprar soda, pero yo iba con una prima que tenía tienda y le decía, ‘Fíamela, yo cuando pueda te la pago,’ y me la tomaba a escondidas”.

Bernal platica que tenía que tomar refresco en la mañana, en la tarde y en la noche. Una costumbre que le traería muy dolorosas consecuencias.

A muy corta edad fue diagnosticada con piedras en el riñón. El dolor era indescriptible. Hace un año le sustrajeron las piedras con rayo láser. La recuperación fue la peor parte, “sentía que me moría”, dice Bernal. Sólo la morfina podía aliviarle el dolor que sentía.

El número de tortillas que Bernal consume también ha sufrido un cambio notable. Antes de formar parte del programa llegaba a comer hasta seis tortillas en cada comida. Incluso, ha cambiado el tipo de aceite con el que cocina. Ahora cocina con aceite de oliva extra virgen.

Dijo que el cambio la hacía dudar un poco por creer que el sabor en la comida cambiaría, pero después de cocinar los platillos favoritos de su familia y ver que disfrutaron el sabor igual que las veces anteriores, decidió hacer al viejo aceite de cocina a un lado.

Su hija, Gabriela Bernal, comparte el orgullo que siente por su mamá por los cambios que ha logrado hacer en su alimentación y en su actividad física. “Lo que está haciendo ella ha afectado la casa, nos está haciendo comida más saludable”. Todos en su casa tratan de hacer cada cambio en familia para apoyar a su mamá.

Cuando Gabriela supo que el doctor le había diagnosticado a su mamá de ser propensa a la diabetes y que, además, tenía que usar una máquina de oxígeno, la preocupación la invadió. Sabía que el cambio de vida no sería fácil, pero sabía de lo que su mamá sería capáz de cambiar:,

“Yo sé que ella es una mujer determinada a sentirse mejor y ser más saludable”, dice.

Cada cambio, confiesa Bernal, no fue fácil, “Yo era cerrada, ‘yo quiero esto y yo quiero esto’, yo le decía a mi esposo, ‘la fruta no me llena’”.

Hoy, la señora Bernal toma solamente agua, acompañada algunas veces de limón y en ocasiones toma te frio. Consume más frutas y vegetales, alimentos que anteriormente no formaban parte de su menú. Asiste al programa lunes, miércoles y viernes de 8:15 a 9:30 de la mañana, comenzando con una rutina de ejercicios que varían dependiendo del nivel en el que se encuentre la persona y terminando con una clase de nutrición.

Además, los martes asiste al parque para caminar.

Chris Balam, estudiante del departamento de kinesiología de CSUN e instructor del programa, le muestra a Bernal como tirar de la soga adecuadamente. Esto permite ejercitar el cuerpo, sin causar malestar muscular. Foto: Joanna Jacobo / El Nuevo Sol

Chris Balam, estudiante del departamento de kinesiología de CSUN e instructor del programa, le muestra a Bernal como tirar de la soga adecuadamente. Esto permite ejercitar el cuerpo, sin causar malestar muscular. Foto: Joanna Jacobo / El Nuevo Sol

El destino le ha puesto varias pruebas. Todas las ha superado con la ayuda de los que la aman, su familia. Ana recuerda que como todo migrante su llegada a este país no fue fácil:,

“Por seis meses dormimos en el suelo”. El joven matrimonio con su primer hijo de brazos sólo tenía cobijas y su corazón lleno de ilusiones por salir adelante. Con su esposo trabajando con un salario mínimo, las limitaciones eran muchas, pero más sus ganas de superarse. A los pocos años, pudieron comprar una casa en donde hace 18 años vive su familia.

Bernal sabe que al igual que esta prueba que le puso el destino, el reto que hoy le toca vencer lo superará sin duda alguna:,

“Lo que me motiva es que todos mis hijos me dicen, ‘mamá si se te nota, sigue, sigue, tú no te preocupes vete a hacer ejercicio’”.

Su deseo de seguir adelante no se detiene ahí. El próximo mes, Bernal obtendrá su diploma de preparatoria. Un esfuerzo de seis meses, dos veces por semana de 8 a 10 de la noche, esta guerrera incansable a conseguido un logro más en su vida.

“Estoy bien orgullosa porque está haciendo todo lo posible: ser una buena mamá, ir a la escuela y hacer ejercicio”, dice Gabriela emocionada por los logros de su mamá.

Gracias al programa de “100 Ciudadanos,” la vida de Bernal y su familia ha tenido muchos cambios positivos. Su meta es continuar asistiendo al programa y seguir perdiendo peso. Sabe que logrará superar esta  nueva prueba con el apoyo de programas comunitarios que proveen ayuda gratuita a familias de bajos recursos como lo es “100 Ciudadanos,” el apoyo de su familia y el amor que ella le tiene a la vida, porque como ella dice:,

“El cambio está en uno”.


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