“Argentinos Uno”, “Colorín Colorado” y “Mauro y Emilia”, son algunos de los libros que leen los estudiantes de primer grado en la Escuela Argentina de Los Ángeles

"Argentinitos 1" contiene lecturas y escrituras sobre costumbres Argentinas para que los estudiantes de "la escuelita Argentina" aprendan y compartan con su familia. Foto por Virginia Bulacio/El Nuevo Sol.

Por VIRGINIA BULACIO
EL NUEVO SOL 

"La escuelita Argentina" de Los Ángeles se inaguró el 9 de abril de 1983 y al comienzo funcionó en las istalaciones de la escuela secundaria de la cuidad de San Marino. Foto por Virginia Bulacio/El Nuevo Sol.

Los Ángeles, California.–Cada sábado a las ocho de la mañana se oyen las risas infantiles de los estudiantes, mientras sus padres se saludan entre ellos en la entrada de La Escuela Argentina de Los Ángeles (L.E.A.L.A.). Entre el revoloteo de los niños y niñas que se forman en el patio, los padres aprovechan para arreglarles el cabello y acomodar sus camisas blancas con el escudo de Argentina. Al sonar la campana los niños marchan a sus aulas para estudiar en español y explorar de dónde vienen sus raíces. L.E.A.L.A. se enfoca en enseñar a los estudiantes sobre el valor de ser bilingüe y bicultural.

Algunos alumnos y alumnas de “la Escuelita Argentina”,  como la suelen llamar, nacieron en Argentina y llegaron a Estados Unidos con sus familias; otros, constituyen la primera generación de estadounidenses con raíces latinoamericanas.

Este proyecto particular ofrece un entorno académico, social y cultural favorable a su pleno desarollo. El objetivo principal de las clases es practicar la tolerancia y respetar todas las culturas por igual.

“El ser bicultural te abre un panorama enorme porque te da una amplitud de conocimientos y de expresión que otros no lo tienen” explica la profesora Alcira Gentili Jurjo, quien se incoporó a la plantilla docente después de participar como madre de uno de los estudiantes.

Esta maestra de primer grado se vino de Argentina hace 20 años atrás con su familia. Cuando llegaron a Los Ángeles, Alcira decidió que su hijo mayor continuaría con sus estudios, pero que también seria parte de este proyecto para mantener no sólo su idioma, sino también su cultura. “Lo empecé a llevar a mi hijo más grande porque no quería que pierda sus raíces, sus culturas, quería que conservara todas sus tradiciones”, señala.

Alcira demostró vocación y ganas de continuar con su trabajo como maestra. Después de participar en esta comunidad escolar, decidió involucrarse como maestra de primer grado, experiencia que ya había tenido en su país natal. Como docente, sábado a sábado, se enfrenta al reto de eseñar en español a niños y niñas biligües. “Vivo haciendo mímicas o muecas para que ellos [los alumnos y alumnas ] entiendan”, explica. “En el último de los casos siempre hay un compañero que le va a decir una palabra en inglés que es la palabra frase para que ellos se den cuentan.”

En sus clases los chicos y chicas tienen la libertad de expresarse, de hablar y de preguntar. Ella utiliza métodos creativos, juegos didácticos e incluso poesía. “Ahí tenemos un trato, vamos a hablar español y si sale Spanglish o si no sale nada ya veremos como lo hacemos”, añade.

Alcira afirma que los padres valoran el aprendizaje de los estudiantes, porque les da conocimiento sobre otras culturas y “son mejores críticos”. Subraya que es primordial permanecer involucrados en las actividades escolares.

En el entorno del colegio se generan grupos de padres que se reúnen para compartir sus experiencias y hacer que los estudiantes se conozcan entre ellos y que se unan con las otras familias para compartir las tradiciones de su país, como festejar un cumpleaños o ir a la playa. Mientras los padres aprovechan para tomarse unos mates con alfajores de dulce de leche o con facturas.

Alcira resalta que una de las metas del grupo de padres es que cuando regresen o visiten a su país natal no se sientan aislados y puedan comunicarse libremente con sus familiares.

 

Entrevista con Alcira Gentili Jurjo

 

Beneficios para los estudiantes 

Los estudiantes bilingües tienen beneficios culturales, sociales y emocionales. Psicoterapeuta y Directora del Programa de Terapias de Familia y Pareja, Veronica R. Barenstein, explica que en las familias inmigrantes, los niños que son bilingües desde temprana edad pueden hablar “el idioma de la casa, de la familia, de la cultural de origen y de la cultura que tienen alrededor”.

Según sus investigaciones, los niños que navegan en dos idiomas y dos culturas tienen un desarrollo emocional y social “más sólido” en cuanto a su autoestima e  identidad y logran navegar fácilmente en ambos contextos. “Cuando los chicos son bilingües”, explica, “no sólo aprenden y saben otro idioma, sino que aprenden todo tipo de pautas culturales, inclusive el humor. Uno es diferente contando un chiste en inglés que en español. Para los chicos poder entender los chistes de la familia… ser parte de estas conversaciones y poder expresarse de esta manera en este idioma, los hace formar parte de la vida familiar de una manera más completa”.

Barenstein relata que en otras épocas se pensaba que lo mejor para el desarrollo emocional de los niños era asimilarse y aprender el idioma de la nueva cultura en la que estaban viviendo. “Porque entonces se iban a sentir mejor sobre sí mismos, iban a poder funcionar mejor y todavía, lamentablemente, hay muchos programas educactivos que funcionan de esta manera”, nos cuenta. En su perspectiva, esta psicoterapéuta familiar afirma que este tipo de enseñanza tienen “una visión muy limitada” sobre la capacidad de los estudiantes.

Barenstein explica que existe una etapa en la que los estudiantes bilingües quizás no estén en la misma velocidad de leer o escribir que el resto de los estudiantes que son monolingües. Este tipo de cirsunstancias a veces son mal interpretados por las administraciones de las escuelas que “juzgan en ese momento y es cuando deciden que no aprendan más en español…” comenta.“Que sólo se enfoquen en aprender en inglés porque están atrasados”. En esta coyuntura, los estudiantes pierden la oportunidad de mantener sus niveles de biligüismo: “Va a ver un momento en el que los chicos que tienen dos o tres años y están aprendiendo hablar, o cuando tienen cinco o seis y están aprendiendo a leer y a escribir en que lo van hacer más lento que los otros chicos que sólo hablan un idioma y va a parecer que tienen menos vocabulario”. Sin embargo, afirma, pasada esta etapa, los dos idiomas se empiezan a equiparar, facilitando que el cerebro desarrolle sus capacidades. La terapéuta afirma que en vez de tener 100 palabras en inglés, los estudiantes bilingües tienen 60 palabras en inglés y 60 palabras en español. Esto en vez de verse como una desventaja, debería verse como un potencial a desarrollar.

El cerebro bilingüe

Barenstein explica que el mejor período para aprender idiomas, es antes de los tres y cuatro años, pero definitivamente antes de los ocho. Ella expone que a esa edad, los niños utilizan ambos lados del cerebro para aprender un nuevo lenguaje.

“Hacen estudios y cuando los ponen a los chicos a usar imágenes magnéticas del cerebro, ven que si les hacen preguntas en español usan una parte del cerebro”, ilustra la especialista, “Y si le hacen preguntas en inglés se prende otra parte del cerebro. O sea que el cerebro utilizó diferentes áreas para cada idioma”. Mientras que cuando una persona mayor aprende inglés, va a utilizar la misma área que utilizó antes para aprender idiomas. En este caso es mucho más difícil integrar otro idioma y ser completamente bilingüe.

Pensamiento abstracto

Otro beneficio es que los estudiantes aprenden a pensar y resolver problemas abstractos. Esto hace que los estudiantes puedan buscar diferentes soluciones y que tengan la capacidad de ver los  problemas con un ángulo más amplio.“La capacidad de pensamiento abstracto es algo como saber que esa cosa donde estás sentada no es una silla”, afirma esta profesora de UCLA, “Sino que es una cosa que sirve para sentarse, que se llama silla o chair , o lo que sea en otro idioma. Es decir que el idioma y el significado son dos cosas diferentes”.

 

Familias transnacionales argentinas

 

De acuerdo al Pew Hispanic Center, las cifras del Censo 2010 demuestran que la población latina representa el 56% del crecimiento nacional. Más de 50 millones de latinos están viviendo en Estados Unidos. En el caso particular de los argentinos también se ha demostrado un leve crecimiento. En el 2000, la población argentina llegó a una cifra de 100,864. Diez años después se duplicó: en el 2010 la cifra subió a 200,732. En California residen aproximadamente 40,000 personas de las que 19,045 están viviendo en condado de Los Ángeles. En la ciudad Los Ángeles, alrededor de 8,404 personas son de Argentina, en Long Beach hay 405, en San Diego 1,004 y en San Francisco hay 942 residentes de origen platense. Este crecimiento poblacional nos habla de numerosas familias transnacionales que intentan promover el vínculo con sus países de origen, sus idiomas y sus culturas. En el caso de los padres que llevan a sus hijos a LEALA, se trata de aquéllos que han decidido involucrarse en un proyecto que les permita mantener el español y la educación sobre la historia y la geografía de latinoamérica. Éste es un esfuerzo añadido tanto para padres como hijos e hijas porque tienen que comprometerse a acudir a un horario escolar durante los fines de semana. Algunos padres confiesan que a veces es una batalla levantarlos temprano por la mañana para ir a “la escuelita”.

 

Mapa del crecimiento de la población latina en Estados Unidos. Fuente: Censo 2010.

 

Cultura y tradición 

Los padres tienen la necesidad de que los niños aprendan sobre la cultura argentina. Para Barenstein, “la ‘escuelita’ tienen una conexión nuclear –la familia y la familia extendida y la conexión entre los amigos o ‘familia adoptiva’. Esto crea un grupo de amigos que funcionan como parte de la familia, donde se encuentran para hacer cosas que harían los argentinos en su país”. Se trata de compartir no sólo el idioma, sino las costumbres: “Hacer un asado, o jugar fútbol el domingo… en esos asados los chicos escuchan a los padres hablar español, hablar el castellano… y aprenden que es un idioma de conexión”, comenta la especialista, quien considera que como Argentina ha pasado por más de una dictadura y represión, trae una carga histórica muy importante, tanto para los que están en el país o como para los que residen en el exterior.

“En la cultura argentina existe el cuestionar mucho por suerte, pero a veces esto también puede ser un problema, cuestionar la autoridad y a la política, estar informado” destaca Veronica. Pero para los niños, esto puede ser una gran parte de su crecimiento, tener sus propias opiniones y cuestionar diferentes ideas, pero de una manera constructiva. Veronica con una sonrisa, en su consultorio resalta que los niños son más fuertes y menos frágiles de lo que uno puede imaginarse. “Ellos sobreviven estas situaciones y son muy capaces de aprender varias culturas al mismo tiempo, y si uno las valora a todas, ellos también las van a valorar”.

 

Grupo de amigos de la escuelita: hablan los padres

 

 

Practicando tolerancia  

Ser bilingüe y bicultural trae beneficios para el entorno de nuestra sociedad. Barenstein destaca que vivimos en un mundo más conectado globalmente y que tanto para los niños como para los adultos, es esencial valorar y respetar a otras culturas.

Verónica y Alcira coindicen en que la práctica de la tolerancia a la diversidad lingüística y cultural beneficia a los niños e inculca valores que, luego, con el paso del tiempo, puedan seguir desarrollando como personas adultas y con sus propios hijos. Este tipo de perspectiva facilita el entendimiento en países como Estados Unidos, que reciben inmigrantes diariamente y que ven crecer en su territorio a segundas y terceras generaciones de ciudadanos con raíces en el exterior.

Veronica insiste en que los niños bilingües y biculturales, al lograr “ser más tolerantes y respetar a otras culturas” pueden ayudar a la sociedad.

Alcira recuerda que el ser bicultural “te ayuda a resolver la vida en distintos caminos”.

Suena nuevamente la campana y los niños salen corriendo en busca de sus padres. La escuelita argentina cierra sus puertas por hoy y las abrirá nuevamente el próximo fin de semana. Algún padre tendrá que lidiar por la mañana con su pequeño o pequeña para que se desperece y acuda a tiempo a reencontarse con sus compañeritos y, por qué no, con su “familia extendida”.

 

La escuela argentina en imágenes

FOTOS: Virginia Bulacio/El Nuevo Sol

 

Para leer más sobre el tema:

El censo 2010 y la población hispana

The Hispanic Population: 2010

Overview of Race and Hispanic Origin: 2010

Nosotros: Hispanos en Los Estados Unidos, Censo 2000

2010 Census: California Profile

Consulado Argentino, Los Ángeles

El Directorio Argentino de USA

Comunidad de Inmigrantes Argentinos 

Escuela Argentina de Los Ángeles 

El CEGA– Centro Argentino


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