En situaciones donde el dinero no alcanza, escoger comida de bajo costo ya no es opcional sino obligatorio.

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La facilidad de conseguir comida ya preparada es uno de los factores más importantes que tienen los usuarios de las tarjetas EBT. Frank Tamborello, director de Hunger Action Los Ángeles Oscar Ortega/El Nuevo Sol

Por CYNTHIA LEMUS, JORGE NERI, BRIAN DE LOS SANTOS
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Alejandra Vázquez es una madre soltera que regularmente sale de su trabajo a las 6 p.m. A esa hora va al mercado o a un restaurante de comida rápida para alimentar a su hijo. Ella es una de los 53 mil usuarios de tarjetas EBT o estampillas de comida en Los Ángeles, según el Programa de Comida en Restaurantes (Restaurant Meal Program) California RMP. “Regularmente cocino o compro lo que mi hijo prefiera”, comenta.

En Febrero del 2011, el Senador del Estado Michael J. Rubio (D-Bakersfield), presentó una ley que ofrecería mejores opciones a los consumidores con tarjetas EBT.  Una de las metas de esta ley es eliminar los restaurantes de comida rápida y otros alimentos no saludables de los servicios de estampillas de comida. “Debemos darle a la gente lo que necesita, no lo que quiera”, comenta Rubio en su página web.

Sin embargo, cada día hay más restaurantes de comida rápida que aceptan las estampillas de comida. Según el Departamento de Servicios Públicos (Department of Public Social Services), en el 2007 habían 232 y ahora en el 2011 hay más de 1049 restaurantes que aceptan las tarjetas EBT. Los usuarios de las tarjetas EBT tienen la libertad de escoger lo que mejor les parezca a la hora de usar sus tarjetas. Vásquez reconoce que resulta más fácil comprar comida rápida porque se encuentra en su camino de regreso a casa después del trabajo, esto le ahorra tiempo y dinero.

La facilidad de conseguir comida ya preparada es uno de los factores más importantes que tienen los usuarios de las tarjetas EBT. Frank Tamborello, director de Hunger Action Los Ángeles afirma que “la razón  por la cual se están usando las tarjetas en restaurantes de comida rápida y la asistencia de comida es para las personas que no tienen accesso para cocinar su comida”. Estos servicios le facilitan alimentos a todas aquellas personas sin hogar o personas que tienen dificultades para cocinar y que forman parte del programa de las estampillas de comida.

Otra de las razones por la cual las personas con tarjetas EBT optan por los restaurantes de comida rápida es por el bajo costo de la comida en estos lugares. La nutricionista Lisa Tsakos de Natural Savvy establece en su artículo ‘El costo real de la comida rápida’ que “el precio promedio de un combo en un restaurante de comida rápida es de cuatro a siete dolares”.  Los bajos precios de los alimentos en los restaurantes de comida chatarra hacen que los consumidores que se benefician de los servicios de las tarjetas opten por comprar en estos lugares en vez de ir a un supermercado. La comida ahí es mucho más barata y fácil de conseguir.

Segun Terry O’Neal, enfermera registrada de gastroenterología del hospital Kaiser: “Ellos [los usuarios de las targetas] pueden agarrar una hamburguesa por menos de un dólar pero una ensalada puede costar cinco o seis dólares. Entonces ¿van a gastar su dinero en la ensalada o hay más probabilidades de que escojan la comida chatarra?”

En situaciones donde el dinero es una parte fundamental de la vida de las personas, escoger comida de bajo costo ya no es opcional sino obligatorio para estos individuos ya que entre menos gasten a la hora de comprar sus alimentos para ellos es mejor para sus bolsillos pero no para su salud. O’Neal recalca “La comida saludable cuesta más dinero.”

El tiempo disponible para preparar alimentos en casa, es otro de los factores que influyen a la hora de comprar comida. Erica Wohldmann, profesora de psicologia de la Universidad Estatal de Northridge explica que “la comida que se compra en un supermercado requiere tiempo para cocinarla y cuando tienes uno, dos o tres trabajos y también niños, no vas a tener el tiempo necesario para cocinarla.”

El ofrecer comida chatarra como opciones claras a los usuarios de las tarjetas EBT los obliga a tomar decisiones que no son positivas para su salud. Óscar Ortega / El Nuevo Sol.

El ofrecer comida chatarra como opciones claras a los usuarios de las tarjetas EBT los obliga a tomar decisiones que no son positivas para su salud. O’Neal afirma que las personas cada vez sufren más de diabetes, de problemas cardiacos, de alto nivel de colesterol y estas enfermedades se deben en gran parte a la comida que ellos consumen. O’Neal asegura que “la gente es básicamente lo que come”.

La falta de dinero, la falta de tiempo o de un lugar donde cocinar los alimentos son piezas fundamentales en la opción del consumidor. Wohldman agregó: “En vez de culpar al individuo yo creo éste es un problema sistemático y no un problema de nivel del consumidor”.

A pesar de que éste es un servicio que ayuda a las personas en muchas ocaciones, esa ayuda puede ser fatal ya que no se está usando adecuadamente. Vazquez especifica que “la tarjeta nos la dan para comprar comida que nos va hacer más sanos. Por esa parte no estoy de acuerdo que la hayan hecho para comidas rápida”.


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