Noticias / 12/09/2009

La desregulación del número de licencias para vender alcohol afecta a barrios pobres

KAREN CASTRO
El Nuevo Sol

Me llamo Oscar y soy alcohólico,” fueron las palabras de un miembro del programa no partidista llamado Alcohólicos Anónimos. Después de 15 años de sobriedad, el trabajador de limpieza de casas, sigue participando en el programa también conocido como grupo “una mano en mi camino” que tiene la “obligación moral de ayudar al enfermo alcohólico”.
Oscar García emigró con su esposa desde El Salvador hace 39 años con el sueño de mejorar su situación económica.

“(En El Salvador) yo trabajaba en una gasolinera donde ganaba $4.50 colones al día,” dijo García, “En ese tiempo eran como un dólar y 85 centavos”.

El padre de cinco hijos comentó que en su país de origen, él tomaba ocasionalmente porque no tenía el dinero suficiente.

“Cuando yo llegue aquí (EEUU) ganaba $20 dólares al día en mi primer trabajo,” explico García. “Fue entonces cuando yo empecé a tomar todos los fin de semanas”.

La desregulación del número de licencias para vender alcohol en áreas donde viven minorías y la concentración de propaganda sobre alcohol en los barrios pobres aumenta la probabilidad de esta enfermedad. Además, las catástrofes causadas por el abuso de alcohol, como tráfico (conducir bajo la influencia), enfermedad, crimen, y accidentes, cuestan más de $38 billones cada año en California según el Instituto Marin, una organización dedicada a la promoción de la investigación y la protección del impacto de las prácticas negativas de la industria del alcohol.

La organización Pueblo y Salud viene trabajando desde 1991 en una variedad de proyectos en los que se incluyen la prevención del consumo de alcohol y tabaco, enfermedades que afectan, según afirman, no sólo a los individuos sino a sus familias. Su director ejecutivo, Rubén Rodríguez, reveló que el 70 por ciento de las licencias para vender alcohol están localizadas en la ciudad de San Fernando.

Pero también explicó que la misma pauta puede ser encontrada en cada ciudad donde viven grupos de bajos recursos económicos.

“Existe una sobre concentración de lugares donde el alcohol está disponible en áreas donde viven minorías,” dijo, Rodríguez. “El enfoque ambiental de Pueblo y Salud es de tratar y movilizar la comunidad para disminuir el número de tiendas donde venden alcohol”.

García declaro que cuando él era alcohólico, iba a las tiendas de vinos y licores más cercanas y cada vez que compraba alcohol, le cambiaban el cheque de su salario por dinero efectivo de gratis. Le descontaban el licor que compraba del cheque, pero si él trataba de “comprar pan o leche en lugar de bebida” le cobraban un honorario por cambiárselo. Según el Control Alcohólico de Bebida de California, quienes distribuyen las licencias de alcohol, el número de licencias de venta al por menor desde Junio 30 del 2008 en Los Ángeles es de casi seis mil. La cifra toma mayor importancia si se le compara, por ejemplo, con las distribuidas en barrios ricos como Beverly Hills, donde sólo se han concedido 173 licencias. “Las licores están por donde quiera,” dijo el residente de Los Ángeles. “(el gobierno) deja ponerlas en cualquier lado sin restricciones”.

García fue detenido seis veces por conducir bajo la influencia del licor antes que decidiera dejar de consumir alcohol. “Fue un milagro que no me deportaran y no me herí o herí a nadie”, reseñó este salvadoreño de 54 años.

Según la Institución de Marín, en el condado de Los Ángeles cada año hay casi doscientas muertes y más de dieciséis mil accidentes relacionados con la conducción bajo la influencia de alcohol. Pero el número total de muertes por otras razones como caídas, suicidio, y envenenamiento es 700 y más de 27 mil accidentes cada año.

Jim Beall, miembro de asamblea de California, propuso un proyecto de ley llamado AS1019 en Abril 21, 2009 para cobrar un honorario de mitigación de diez centavos por bebida, incluyendo cerveza y vino, a compañías que venden alcohol por mayoreo y hacen negocio en el estado de California.

De acuerdo con el proyecto, la Tabla de Igualdad de California colectará el honorario de mitigación para incrementarlos en programas que proporcionan servicios para problemas relacionados con el alcohol. El proyecto de ley propone organizar cinco programas que recibirán la misma cantidad de fondos. Los programas son: tratamiento y recuperación, prevención, recuperación e investigación, servicio de emergencia y trauma, hospitalización, y justicia criminal y aplicación.

“El alcoholismo está ciertamente atado a la violencia y accidentes”, asegura Rodríguez. El 92 por ciento del costo del crimen relacionado con el alcohol cada año es debido a ofensas violentas, según el Instituto Marin.

“La prevención es nuestra tarea para movilizar la comunidad a que se opongan (a la distribución de licencias de alcohol)”, agregó Rodríguez. Pueblo y Salud ofrece clases de computadoras gratis para enseñarles a la comunidad el uso básico y también el acceso a información por el internet. Lo cual, de acuerdo con Rodríguez, ayudará a prevenir el abuso de alcohol. “Nuestra comunidad no está educada a cómo oponerse (al sistema legal)”.

García encontró el remedio para su enfermedad en Alcohólicos Anónimos. Desde el año 1993, el ex−alcohólico dedica por lo menos tres noches a la semana al grupo con el cual está muy agradecido. Cada vez que atiende a las juntas trata de dar su testimonio para ayudar a los que se están recuperando y siempre que se despide da gracias por vivir otro día sin alcohol diciendo “feliz 24 horas”.

Caitlin mccarrick / El NUEVO SOL
Muchos de los anuncios en Oxnard son dirigidos a Latinos, incluyendo este en la calle 5th.


Tags:  Alcohol Karen Castro licencias

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