La crisis económica y los estudiantes indocumentados

Por WILLIAM PÉREZ

Durante tiempos de crisis económica, cuando los trabajos son escasos y el paro sube, el consejo que reciben los estudiantes universitarios a punto de graduarse es el siguiente: quédense en la escuela, sigan estudiando. Si están a punto de terminar sus estudios de licenciatura, sigan en un programa de maestría. Si se van a graduar de la preparatoria, continúen su carrera en la universidad. Siguiendo este tema, recientemente el Presidente Obama anunció que aumentará la ayuda económica para todos los estudiantes, incluyendo a los adultos que quieran regresar a la escuela porque han perdido su trabajo o porque quieren incrementar su preparación educativa.

Todos esto parecen buenos consejos. Esperar tiempos económicos mejores mientras cultivamos nuestra preparación educativa. Cuando la economía se mejore y la tasa de empleo empiece a subir, hasta es posible que uno pueda conseguir un puesto aún mucho mejor. Para muchos, seguir este consejo es fácil. Sólo requiere completar la solicitud para los programas educativos, y cualquier otro papeleo necesario, y esperar. Para los estudiantes indocumentados, seguir ese simple consejo es casi imposible.

Sin papeles, estos estudiantes no califican para ningún tipo de ayuda económica de parte del gobierno para sus estudios. Además, durante estos tiempos económicos se les hace aún más difícil conseguir y mantener un trabajo. El desempleo les afecta de una manera más fuerte. Esta situación viene acompañada de una degradación de las condiciones de vida para estos jóvenes. Mientras que los ciudadanos pueden recibir hasta el 90 por ciento de ayuda económica de parte del gobierno para pagar por sus estudios, particularmente aquellos que son de familias de bajos ingresos, sus compañeros indocumentados no pueden recibir ningún centavo.

¿Cómo es posible que los estudiantes indocumentados se puedan superar con escasos recursos económicos? En nuestro programa de investigación que se enfoca en las experiencias educativas de los estudiantes indocumentados, encontramos que a pesar de esta situación tan difícil, muchos no se dan por vencidos. Ellos buscan la manera de seguir adelante con sus estudios. Unos de los pocos recursos disponibles para ellos han sido las organizaciones para estudiantes indocumentados. En los últimos dos años, el número de estas organizaciones ha crecido por todo el estado de California en las escuelas preparatorias, los colegios comunitarios, y las universidades públicas y privadas.

Estas organizaciones no solamente proporcionan apoyo social, sino que también son una fuente de información sobre cómo sobrevivir sus difíciles condiciones económicas. Los miembros comparten información sobre cómo recopilar fondos para pagar por sus estudios. Ellos aprenden sobre becas escolares que no requieren ciudadanía y también participan en varias actividades para recaudar fondos para los miembros por medio de ventas de mercancía como camisetas, comida, pinturas de arte, sorteos, libros, boletos para eventos deportivos, etc.

Estos jóvenes demuestran el mismo espíritu optimista que trajeron a sus padres a los Estados Unidos en búsqueda de una vida mejor. Sin embargo, a largo plazo, ellos no podrán realizar sus sueños ni su potencial, sin ayuda del país que ha llegado a ser su hogar permanente. Estos jóvenes ahora son más de aquí que de allá. En las calles, en las escuelas, en los centros comerciales, ellos son indistinguibles del resto de nosotros. Ellos hablan inglés, se visten como sus amigos nacidos aquí y comparten la misma música y películas favoritas. Tienen las mismas ambiciones, pero no tienen las mismas oportunidades.

En mi próximo libro, We Are Americans: Undocumented Students Pursuing the American Dream, presento las historias de 16 jóvenes que han sacrificado todo para seguir sus estudios, pero sin opciones para legalizar su estado, y enfrentan un futuro inseguro. La introducción del Dream Act al congreso de los Estados Unidos, representa la única opción para ellos. En mi libro propongo que al no apoyar a estos estudiantes tan destacados, perdemos un recurso social y económico muy importante. Especialmente en estos tiempos de incertidumbre económica.

Los estudiantes indocumentados son una de las grandes víctimas de la actual crisis económica. Los ataques de grupos nacionalistas son cada vez más abiertos contra la población indocumentada. La crisis alimenta la competitividad entre trabajadores inmigrantes y nacionales, y favorece a la retórica de la culpabilización de los inmigrantes. Hoy día no resulta agradable ser extranjero e inmigrante en este país. De manera general, la crisis radicaliza las tensiones, y son los estratos más débiles de la población los primeros en sufrirlas. Nada sería más injusto que hacer creer que la inmigración es un elemento de esta crisis y que el regreso al país de origen es una solución a la misma.

Para evitar que se conviertan en chivo expiatorio de la crisis, más vale reforzar los programas de ayuda a la integración, luchando contra las percepciones negativas y favoreciendo el acceso a la ciudadanía común. Más vale desarrollar programas de formación y de nivelación de los estudiantes indocumentados para favorecer su reinserción en el tejido productivo, al igual que el resto de asalariados. Y más vale, por último, castigar las discriminaciones xenófobas en lugar de permitirlo silenciosamente. La crisis debe ser una ocasión para reforzar el Estado de derecho para todos.

William Pérez es profesor adjunto de Claremont Graduate University y su libro de próxima publicación se llama: We Are Americans: Undocumented Students Pursuing the American Dream (Somos estadounidenses: los estudiantes indocumentados en busca de su sueño norteamericano).

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Tags:  AB 540 Claremont Graduate University Dream Act estudiantes indocumentados jóvenes latinos William Pérez

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