Destacados | Featured / 02/23/2009

Organización ayuda a discapacitados a entrenarse para el trabajo

Emilia Quesada ha trabajado en los comedores y la cocina de Tierra del Sol desde octubre de 2008 y vive con una discapacidad cognitiva que le ocasiona problemas de movilidad en la muñeca de su mano derecha. (Alfredo Santana / El Nuevo Sol)

Emilia Quesada ha trabajado en los comedores y la cocina de Tierra del Sol desde octubre de 2008 y vive con una discapacidad cognitiva que le ocasiona problemas de movilidad en la muñeca de su mano derecha. (Alfredo Santana / El Nuevo Sol)

Por ALFREDO SANTANA

Servir agua en vasos con hielo, colocar tenedores y servilletas en las mesas del centro Tierra del Sol, y ayudar en la elaboración de platillos para los estudiantes son algunas de las actividades que realiza Emilia Quesada a diario. Estas actividades le permitirán encontrar un trabajo de paga en un restaurante o en la cocina de la industria de alimentos preparados.

Emilia ha trabajado en los comedores y la cocina de Tierra del Sol desde octubre de 2008. Tierra del Sol es un organismo sin fines de lucro que atiende a personas con discapacidades cognitivas y físicas. Fundado en 1971, el centro comenzó a atender a jóvenes de entre 18 y 22 años de edad, graduados de la preparatoria, y a otros adultos. Ese año un pequeño grupo de padres de familia decidió iniciar un sitio educativo que brindara cuidados y atención especial para que personas con discapacidades fuesen entrenadas en diversas actividades laborales. Así, y con el respaldo de profesionales en el campo de enseñanza especial, estos estudiantes han podido encontrar trabajos dignos con paga.

Emilia vive con una discapacidad cognitiva que le ocasiona problemas de movilidad en la muñeca de su mano derecha.

“Sí, me gusta mi trabajo”, dice Emilia, mientras observa a unos 25 estudiantes de Tierra del Sol probar el platillo del día: pollo frito con arroz amarillo, vegetales, ensalada con lechuga y fresas frescas.

Sofia Bernal, directora del programa de transición laboral de Tierra del Sol, indica que individuos como Emilia son personas que tienen la capacidad mental de hacer un buen trabajo una vez que se gradúan del programa. Muchas personas como Emilia han logrado ser contratadas por restaurantes y empresas del valle de San Fernando.

Lo importante del programa de transición, dice Bernal, es exponer a los adultos a trabajos que regularmente se hacen en los lugares laborales comunes. De esta forma, personas como Emilia poco a poco adquieren confianza, y se vuelven individuos confiables en los lugares de trabajo.

Emilia trabaja turnos de cuatro horas al día, al menos tres veces por semana. Ella recibe el salario mínimo marcado por el estado de California, $8 la hora. Emilia es pagada con base en un programa de contrato laboral de producción.
Emilia también hace emparedados, ayuda a cocinar sopas y lava la vajilla.

“Lo que ella espera es eventualmente conseguir es un trabajo con un salario mejor”, dice Bernal.

Tierra del Sol atiende a unos 500 estudiantes de lunes a viernes a partir de las 8 a.m. Las sesiones de estudio y trabajo se extienden hasta las 2 p.m. Los padres, o familiares cercanos de los estudiantes, los llevan al centro regularmente. Tierra del Sol, ubicado en Sunland, cuenta con otros dos centros alternos donde varios supervisores adiestran, guían y checan a los adultos que se encuentran trabajando en diversos lugares y empresas del valle. En estos momentos entre 80 y 100 graduados tienen trabajo gracias a Tierra del Sol.

Cada estudiante entra al centro con aptitudes y experiencias distintas. Pero Bernal dice que el promedio de transición laboral desde que ingresan a Tierra del Sol es de alrededor de dos años.

Hammer Toyota, The Daily News, Mission Community College y Precision Dynamics, entre otras, son algunas de las compañías y centros educativos que han contratado a graduados del programa de transición laboral.

A pesar de que existen previsiones legales del estado que permiten a empleadores pagar menos del salario mínimo a personas con discapacidades que son supervisadas, o protegidas por centros sin fines de lucro, o mientras cumplen las primeras 160 horas de capacitación en los lugares de trabajo al comenzar labores que anteriormente no habían hecho, Bernal dice que todas las compañías participantes les garantizan por escrito a los graduados por lo menos el salario mínimo.

“La imagen del centro es que parece enfocarse en la atención para adultos. Nuestra meta es desarrollar aptitudes laborales para que los estudiantes puedan desenvolverse en los centros de trabajo”, dice Bernal. “Por lo regular, tenemos de entre 60 a 80 estudiantes todos los días preparándose en diversas actividades”.

Las clases en el centro de Sunland incluyen manejo y reconocimiento de fotos, audio y texto en computadoras, talleres de pintura, artes manuales con arcilla, plastilina, arte con cartulinas, sondeo de imagenes fotograficas fijas, lavado y aspirado de coches, y alimentación, limpieza y manejo de aves de corral. Esta actividad se hace en un corral y establo especial para gallinas, cabras y caballos.

Algunos estudiantes, como April Flinn, diseñan y editan boletines informativos en QuarkXpress. Thuan Nguyen escribe poesía y pinta.

Algunas de sus piezas de arte han sido vendidas, por las que ha recibido una buena porción, arriba del 50% del precio total. Bernal dice que estudiantes como Flinn, quien edita el boletin titulado “Tierra Chit-Chat”, a veces necesitan de supervision especial, debido a cuestiones de seguridad física.

Todos los estudiantes son asignados a una sesión especial de natación en una piscina equipada con calefacción que mantiene la temperatura del agua alrededor de 85 grados Fahrenheit.

Los estudiantes avanzados practican para ser capturistas de datos en PCs, lavan coches del Departamento de Policía de Los Angeles (LAPD), y alimentan y asean a caballos. Los otros dos centros de adiestramiento se encuentran en Van Nuys y en Foothill.

Bernal indica que todos los estudiantes contratados por empresas en el valle comienzan de entre 8 y 9 a.m., y terminan a las 2 p.m. A esa hora minivans del centro pasan por ellos, para después entregárselos a sus padres y familiares. Los graduados de Tierra del Sol trabajan entre 10 a 20 horas por semana.

Tierra del Sol tambien recibe a estudiantes sin papeles. El problema surge cuando quieren encontrar trabajo, ya que su estatus legal impide al centro encontrarles alguna posición salarial.

Steve Miller, director ejecutivo de Tierra del Sol, indica que la meta del centro en el 2009 es colocar a por lo menos 16 nuevos graduados en trabajos de paga a través en diversos lugares del valle. La recesión que experimenta Estados Unidos, y el estado de California han afectado a varios de los socios que proveían plazas laborales a individuos de Tierra del Sol. Contracciones laborales y reducción en ventas también han resultado en menos oportunidades de trabajo, e inclusive en recortes para graduados del centro.

“Teníamos cerca de 200 individuos con trabajo. Desafortunadamente la recesión nos ha costado muchos trabajos”, dice Miller. “Aun así, continuamos graduando a individuos con buena preparación y altamente calificados para realizar buenos trabajos”.

Miller menciona que Target, Wal-Mart, Precision Dynamics y Lowe’s de Burbank tienen cada uno a cuatro graduados trabajando en estos momentos. La respuesta y experiencia de los gerentes y empleadores con los graduados de Tierra del Sol es inmejorable, afirma Miller.

“Es maravillosa. Es fantastica. Casi sin excepción todos los empleadores quieren a la gente que emplean de nuestra fundación. La ética laboral de nuestros graduados es mejor inclusive que el promedio de la población en general”, dice Miller. “Ellos se concentran tanto en su trabajo que su estado mental es siempre positivo. Los gerentes están felices con ellos. Inclusive en cuestiones de servicio al cliente”.

Bernal menciona que Tierra del Sol mantiene el objetivo de dignificar a los individuos al prepararlos para que contribuyan en sus comunidades en formas productivas y sean remunerados por ello.

“Nuestros estudiantes son capaces y brillantes. Algunos de ellos ya han tenido experiencias trabajando en sus comunidades, pero regresan al centro para obtener mejores aptitudes y estar mentalmente preparados para los retos de los trabajos”, dice Bernal. “Ellos se sienten orgullosos del trabajo que suelen lograr”.



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Tags:  Alfredo Santana discapacitados trabajo

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